Cuatro días han bastado para que Carolina del Sur haya dado un paso pendiente desde hace 150 años e impensable hace menos de un mes. El miércoles por la noche, la Cámara baja de ese estado votó a favor de retirar la bandera confederada de las instalaciones del Capitolio. La bandera del Ejército del Sur en la Guerra Civil americana, un símbolo de la esclavitud, no ha resistido la conmoción de EE UU tras el asesinato de nueve negros por un joven supremacista blanco.
Los hechos que han vuelto intolerable la bandera que hasta hace poco era motivo de orgullo en el Sur blanco y conservador se remontan al pasado 17 de junio. Un hombre de 21 años, Dylann Roof, entró en una iglesia negra de Charleston, Carolina del Sur, se sentó con un grupo de estudio de la Biblia y, después de una hora de compartir oración con sus víctimas, abrió fuego. Mató a nueve personas, incluido el pastor Clementa Pinckey, también senador estatal.
Roof no había ocultado sus inclinaciones. En las redes sociales había dejado fotos suyas, no solo con la bandera confederada, sino con símbolos de opresión racial como la bandera de la Sudáfrica delapartheid.
El debate entre los representantes de Carolina del Sur empezó a las 10 de la mañana del miércoles y la votación llegó pasada la una de la madrugada del jueves. A pesar del amplio apoyo bipartito de la medida, un grupo de republicanos trató de suavizarla y bloquear el debate con docenas de enmiendas. La ley, aprobada por 94 votos contra 20, propone quitar la bandera de las instalaciones oficiales y llevarla a un museo.
“Si no te conmueve el sufrimiento de la gente de Charleston no tienes corazón”, dijo la representante Jenny Anderson, blanca y republicana, frustrada por la oposición de parte de su partido, según la citó la agencia Reuters.
El pasado lunes, solo tres semanas después del tiroteo, el Senado estatal aprobaba la retirada de la bandera. Tras la votación de esta madrugada, la ley va ahora a la mesa de la gobernadora, Nikki Haley. La gobernadora, republicana también, fue la que dio un impulso definitivo a la idea al decir que estaba de acuerdo poco después del tiroteo. Se espera que la bandera deje de ondear en la sede del Capitolio estatal en cuestión de días.
“Dios se mueve por caminos misteriosos”, dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el servicio religioso por el reverendo Pinckney. Obama, el primer negro que llega a la Casa Blanca, quiso ver en los asesinatos un plan de Dios para impulsar cambios profundos en la sociedad de Estados Unidos, en el racismo inconsciente, en el fácil acceso a las armas, en el uso de los símbolos. “Durante mucho tiempo estuvimos ciegos ante el dolor que la bandera confederada infligía en muchos de nuestros conciudadanos”, razonó el presidente. "Para muchos, blancos y negros, esa bandera es símbolo de opresión sistemática. Quitar la bandera no es una ofensa al valor de los soldados confederados, es reconocer que la causa por la que lucharon, la esclavitud, estaba equivocada”. EL PAIS