Honduras amenaza con acaparar este lunes los debates de los cancilleres en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en El Salvador, cinco días después de volver al foro del que fue suspendido tras el golpe de Estado de 2009.
El presidente hondureño Porfirio Lobo tiene previsto agradecer personalmente en la jornada a los países de la OEA por readmitir a su país en el organismo tras casi dos años de sanción, decisión que sigue siendo cuestionada por Ecuador y por diversos grupos defensores de los derechos humanos.
"En las últimas semanas han concluido exitosamente dos asuntos pendientes (...): la elección e instalación de un nuevo Gobierno en Haití y el retorno de Honduras", dijo el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, al dar por inaugurada la Asamblea la noche del domingo.
El tema oficial de la agenda es la seguridad y la lucha contra el crimen organizado, pero Honduras, la peor crisis que tuvo que enfrentar la OEA en décadas, amenaza con seguir acaparando la atención.
Manifestantes venidos desde Honduras han realizado protestas en San Salvador desde el sábado en rechazo a la reinserción de su país sin antes investigar las violaciones de derechos humanos y planean continuarlas durante la asamblea.
Además, el lunes se prevén dos otras protestas en San Salvador, donde la seguridad ha sido reforzada en torno a la Asamblea: una contra un decreto del presidente Mauricio Funes que "amarra" a la Sala Constitucional de la Corte Suprema y otra de transexuales y trabajadores del sexo.
Las críticas contra la OEA llevaron a Insulza a afirmar que la readmisión de Honduras no implica una "amnistía" para los violadores de los derechos humanos, mientras que una funcionaria de Estados Unidos en la Asamblea anunció que su país ayudará a Tegucigalpa a solucionar este problema.
Ante la lección de Honduras, el presidente Funes, en su discurso al abrir la Asamblea, propuso reformar la Carta Democrática Interamericana y crear "alertas tempranas" en caso de amenazas a la institucionalidad de algún país.
Los representantes de los 34 países activos de la OEA, de ellos 22 cancilleres, comenzarán los debates sobre el tema de la seguridad este lunes.
La sede de esta reunión hace que su tema principal, la seguridad y la lucha contra el crimen organizado, tome mayor urgencia, ya que América Central es considerada por la ONU como la región más mortífera del mundo fuera de las zonas de guerra.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) determinó que más de 79.000 personas fueron asesinadas entre 2003 y 2008 en Centroamérica, donde circulan casi tres millones de armas de fuego, y el Banco Mundial señaló que la criminalidad le acarrea a la región costos equivalentes a 8% de su PIB.
La OEA quiere coordinar una respuesta regional para atacar el flagelo, que también azota con dureza a México y zonas sudamericanas.
"Desde la OEA estamos preparados para enfrentar esos desafíos. Sólo esperamos decisiones claras y estoy seguro de que en esta asamblea y en los meses sucesivos ustedes las adoptarán", dijo Insulza, quien ha pedido resultados "concretos" de esta reunión que culmina el martes.
Otros temas que debatirán los cancilleres serán el reclamo de Bolivia a Chile de una salida al mar y el conflicto de Argentina y Reino Unido por las islas Malvinas.
El canciller chileno, Alfredo Moreno, insistió sin embargo en que el diferendo con Bolivia debe ser un tema resuelto en forma "bilateral". "Es lo que corresponde, solo Chile y Bolivia pueden resolver este problema", dijo el domingo. AFP