Los tradicionales intercambios de regalo que cobran fuerza en la época
decembrina suelen convertirse en un dilema para quienes se animan a
participar en esta especie de juego secreto lleno de expectativas y
decepciones, más de ésta que de lo anterior.
Justo por este contexto de compras masivas y desequilibradas que significa el
final de año para la mayoría de los países del mundo, el profesor Javier Garcés
Prieto, investigador del comportamiento de los consumidores y presidente de la
Asociación Nacional de Estudios Psicológicos y Sociales en España aseguró que
ese tipo de conductas responde a un objetivo: el de satisfacer
necesidades que no son cubiertas de otra forma, se deja influir por la
publicidad y obtiene un beneficio psicológico de la compra.
“Aquí habría que distinguir dos perfiles. Por un lado, hay un perfil de
consumidor al que le gusta comprar para sí mismo, tener determinados objetos y
disfrutarlos”, señala Javier Garcés. “Pero por otro está el que disfruta
con el acto mismo de comprar, y que por lo tanto quiere hacerlo para los
demás, se lo pasa bien en los grandes almacenes y le gusta acompañar a
otros a hacer compras, etc. Es el aspecto lúdico del asunto”, dijo Garcés Prieto
al portal El
Confidencial.
El reporte indica que algunos obsequios generan incluso conflictos. Dice que
el factor económico pudiera ser el principal motivo de querellas a la hora de
elegir un presente. “A veces hay competiciones para mantener el estatus
frente a una persona a través de regalos“, expresa.
Ahora bien, aunque el especialista hizo particular énfasis en su
nación, el caso Venezuela no está muy alejado de su análisis.
Estamos en tiempos de dar y recibir, sin embargo, todas estas circunstancias de
dinero, preferencias, competencia y hasta de martirio parecieran rondar nuestros
intercambios personales.
De seguro, el anecdotario se ha avivado con este relato y recuerda en
este momento algún momento en específico cuando pecó por alguno de estas
tentaciones. Compártalas