Madrid, 25 dic (dpa) - Hay otro Leo Messi. Se oculta tras
las actuaciones extraordinarias, los goles, los premios y su reconocida
incapacidad para hablar en público. Pocos lo ven, pero existe, y quizás nadie lo
conozca mejor que Soufian Bouyinza, el niño sin piernas que no puede creer que
el argentino lo admire.
“Te admiro mucho porque estás luchando cada día por tus
objetivos”, le explicó Messi a Soufian en un documental que la
televisión regional catalana TV3 emitirá el 2 de enero. Un comentario tan parco
como su autor, injusto, por incompleto, con la historia que conmueve al mejor
futbolista del planeta.
“Tengo una conexión especial con él”, dice Messi cuando se le pregunta por el
español hijo de marroquíes. El síndrome de Laurin-Sandrow lo acompaña desde que
hace 11 años nació en Barcelona. Tras ese nombre hay un rarísimo desorden
genético que puede unir los dedos de la mano en una sola uña, derivar en
malformaciones en las piernas y llevar a la amputación de
ambas, que es lo que le sucedió a Soufian.
“Fue él mismo, a sus ocho años, quien le pidió a su madre que le cortaran las
piernas”, explicó a dpa Xavi Torres, uno de los autores del documental
“Soufian, el niño que quería volar”.
El primer encuentro de Messi con el niño fue a principios de este año
haciendo lo impensable, pasarse la pelota, que iba y volvía entre la
zurda más excelsa del mundo y las prótesis del joven admirador. Pero a
aquel encuentro le seguirían otros, entre ellos el del 15 de mayo, cuando el
Barcelona recibió el trofeo de campeón de Liga tras el 0-0 con el Deportivo La
Coruña.
“Los reunimos en la zona de vestuarios y hay un abrazo increíble que se dan y
te pone la piel de gallina”, recuerda Torres, que asegura que
Messi se emociona hasta el tuétano con la historia de Soufian.
“Cuando vio un trocito del documental le brillaban los ojos, tragaba saliva”,
añadió el periodista de la cadena TV3, que ofreció un pase privado al argentino
y su familia antes del estreno del documental.
En aquellos encuentros Messi le hizo una promesa a Soufian, dedicarle un gol.
Al niño le encanta la idea, pero entre ambos no consiguen pensar en qué gesto
hacer para que quedase claro que aquel era el gol dedicado. Elevar los brazos al
cielo, como casi siempre hace el argentino, no valía. Hasta que Soufian le dice
a Messi: “Cuando anotes el gol, tócate las piernas”. Dicho y hecho, el
gesto llegó el 17 de septiembre en el primer gol de Messi durante el
8-0 sobre el Osasuna.
Silencioso casi siempre y más que plano en su discurso cuando no le queda más
remedio que hablar, el espanto recorrió la espina dorsal de Messi cuando durante
el Mundial de Sudáfrica 2010 Diego Maradona lo designó capitán para el
partido ante Grecia. De sólo pensar que tenía que arengar a sus
compañeros en el vestuario, antes de salir a jugar, su mundo se tambaleaba.
Quizás por eso es que se siente tan cómodo con los niños, con los que el
contacto a veces ni siquiera requiere de diálogo. Y si no queda otra alternativa
que hablar, al menos nadie le reclama sofisticaciones.
Entre Messi y los niños todo es simple y complejo a la vez, como la pregunta
que en un momento Soufian le hace a su madre, Ouafae: “Messi dice que me admira,
pero, ¿cómo es posible, si el que admira a Messi soy yo?”.
Por Sebastián Fest