Cuando la gordura femenina supone un ´plus´ de belleza
La delgadez estará muy de moda en Occidente, pero hay culturas, como en
Mauritania, donde la gordura, y más en concreto la femenina, supone un
"plus" de belleza y casi un requisito para casarse mejor.
Afortunadamente, ya son anecdóticas las "granjas de
engorde", donde en el pasado se recluía a niñas en un régimen de
internado y se las alimentaba con una dieta hipercalórica de carnes rojas,
mantequilla y leche de camella, hasta adquirir la consistencia necesaria para
atraer al buen marido.
Hoy en día los métodos de engorde son
otros, mucho más modernos: casi nadie habla en público de ellos por ser
un tema tabú y no hay campañas educativas para combatir el fenómeno, pero el
engorde o "lebluh", como se llama en el dialecto local, es de sobra
conocido.
Las jóvenes mauritanas recurren a pastillas o jarabes
para ganar peso que se venden sin necesidad de receta médica; a veces,
recurren a productos de engorde animal.
Los precios son relativamente bajos, entre 400 y 1.200 uguiyas (entre
1,05 y 3,15 euros), dijo a Efe un farmacéutico de una célebre farmacia
en el barrio Carrefour de Nuakchot. Según él, dichos medicamentos no presentan
riesgos potenciales para la salud, salvo en caso de alergia.
Muntagha uld
Beyah, de 37 años, vendedor ambulante, considera a las mujeres flacas
como sinónimo de "miseria y malnutrición". "Dichas mujeres sólo
me dan pena, cómo quieres entonces que la quiera o me case con ella", se
preguntó.
No obstante, Lalla Aicha, una estudiante de 17 años soltera,
denuncia el consumo de pastillas o jarabes que abren el apetito, si no es bajo
receta médica. Aicha asegura que "la práctica de la obesidad química,
en cuanto a resultados, es la misma que las prácticas medievales de
engorde de nuestras abuelas".
La joven reconoce que muchos hombres son
aficionados a las caderas carnosas y las piernas rellenas de las mujeres, pero
reprueba el hecho de que esto conduzca a prácticas dudosas desde el
punto de vista sanitario.
La activista social Jadiyetu mint
Mohamdi, miembro del buró ejecutivo de la Asociación de Mujeres Cabeza de
Familia en Mauritania (AFCF), subrayó que un gran número de mujeres llegan hasta
el punto de tomar pastillas destinadas a engordar a los
gansos.
Así lo confirma también el farmacéutico de Carrefour,
poniendo como ejemplo el fármaco Dexamytazone, llamado comúnmente en Mauritania
DregDreg, que acelera la adquisición de lípidos.
Junto a
los riesgos de consumo de dichos medicamentos se añaden los perjuicios conocidos
de la obesidad como las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión
arterial, la diabetes o el reumatismo, recordó Mohamdi en una
entrevista con Efe.
EFE