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miércoles, 9 de mayo de 2012

MINUTO A MINUTO

La actriz Angélica Rivera “La Gaviota”, pilar de la campaña presidencial de Peña Nieto

Acompañadas por tambores, miles de personas amontonadas en una carpa calurosa coreaban un nombre al ritmo de un popular canto de fútbol.

“¡Angélica! ¡Angélica! ¡Ra! ¡Ra! ¡Ra!”, gritaban mientras la beldad se dirigía al escenario, entre una multitud contenida por barreras metálicas.

La gente vivaba a Angélica Rivera de Peña, una de las actrices de telenovela más populares de México, y a su esposo, el candidato presidencial Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional. Mientras se desplazaba por el escenario, el telegénico político saludó a la multitud y luego tomó de la mano a su esposa y la alzó, como cuando un juez proclama al vencedor de una pelea.

A dos meses de una elección que se espera gane Peña Nieto, el candidato y su esposa son la pareja más cautivante de México. También están mezclando la política con el entretenimiento de un modo jamás visto en México.

El gobierno y el mundo del espectáculo cruzaron sus caminos en el pasado en México, donde un senador tuvo un hijo con una estrella de la televisión, un ex presidente se casó con una popular actriz que participó en películas de lucha libre en la década de 1970 y el actual alcalde de la Ciudad de México se casó con una actriz de telenovelas, de la que después se divorció.

Lo que se está dando por primera vez con Peña Nieto y su esposa, según analistas, es un esfuerzo cuidadosamente planificado para que la celebridad sea un componente central de una campaña con pocas propuestas específicas, de un político que sobresale más que nada por ser buenmozo y carismático. La fórmula parece estar funcionando ya que Peña Nieto aventaja a sus rivales por hasta 20 puntos en las encuestas.

“La fusión de estos dos personajes es sumamente atractiva para el público”, comentó el crítico televisivo Alvaro Cueva. “Es la primera vez que vemos a un candidato con una mujer estrella de telenovela del brazo”.

Rivera, conocida como “La Gaviota”, uno de sus personajes más populares, está redefiniendo el papel de la esposa de un político. Por años las esposas de los presidentes mexicanos se han mantenido en un segundo plano.

Eso cambió a partir del 2001, cuando Marta Sahagún desempeñó un papel muy público luego de casarse con el presidente de entonces Vicente Fox. La esposa del actual presidente Felipe Calderón, Margarita Zavala, es una popular figura política y la primera primera dama que ha servido en el Congreso.

Pero con Rivera, el país podría tener pronto una primera dama que se hizo rica surgiendo de la nada y que tiene la fama y el glamour de una Carla Bruni –primera dama– francesa, o una Jacqueline Kennedy.

“Angélica es un cuento de hadas hecho realidad”, dijo Cueva. “Es la historia de una chica que a base de trabajo se convirtió en actriz protagonista de telenovelas populares y que en algún momento de su vida encuentra el amor y encuentra una proyección muy, muy alta en las esferas políticas de México”.

Rivera, de 41 años, asiste a la mayoría de los actos de Peña Nieto, filma a su esposo con un teléfono celular y cuelga videos en el sitio que el candidato tiene en YouTube, lo que transforma la campaña en un verdadero reality show.

La actriz hace comentarios afectuosos de lo que está sucediendo en una serie de videos titulada “Lo que mis ojos ven y mi corazón siente”. Uno de los videos fue visto por casi medio millón de veces.
“Ya se metió con la gente. Así lo hace”, dice Rivera en un video filmado durante un acto en una carpa en la ciudad de Nezahualcoyotl, un barrio marginal en las afueras de la capital

La cámara muestra la muchedumbre y al sucesor de Peña Nieto como gobernador del estado de México, y luego enfoca a Rivera y el candidato tomados de la mano. Al finalizar el acto, Rivera le dice a su marido: “La gente te espera hasta el final, amor”.

La estrategia mediática ha logrado presentar a Peña Nieto y su esposa como triunfadores que hacen una vida de novela y esa imagen desvía la atención y alivia en cierto sentido la ansiedad de la gente derivada de la violencia del narcotráfico y de los problemas económicos. Representa asimismo un abrupto cambio en la imagen de los presidentes, de cuya vida personal se hablaba muy poco hasta el 2000, cuando llegó a su fin una era de 71 años de gobiernos del PRI.

“La apostura de Peña Nieto y su pareja, La Gaviota, que es una mujer atractiva, hacen una pareja de final feliz”, manifestó el analista político Jorge Zepeda Patterson. “Esto está asociado a estas nociones de que necesitamos a un triunfador en Los Pinos (la mansión presidencial)”.

O como dice Alejandra Lagunes, especialista en redes sociales de la campaña de Peña Nieto, “estos videos desde la camioneta o en la casa con la familia a la gente les encanta”.
La campaña no accedió a conceder una entrevista con Rivera a la AP.

Angélica Rivera, La Gaviota

Rivera se crió en la Ciudad de México y no tenía parientes ni ningún otro vínculo con el mundo del espectáculo. De adolescente se acercó a una popular actriz que filmaba un video en una calle y le preguntó qué tenía que hacer para meterse en el mundo del espectáculo. La actriz le recomendó que se presentase en un concurso de belleza y al poco tiempo Rivera ganó uno auspiciado por un diario. Ello le abrió las puertas para que comenzase a actuar en telenovelas a fines de la década de 1980.

Comenzó a codearse con el éxito en 1991, cuando interpretó a una villana en una novela para jóvenes en la que actuó Ricky Martin, que fue la más exitosa de la década, según la cadena televisiva más grande del país, Televisa.

Rivera protagonizó más novelas en los 90 y el 2000 y en el 2004 se casó con su novio de años, el productor televisivo José Alberto Castro. El último programa que protagonizó, “Destilando Amor”, del 2007, fue también un rotundo éxito. Interpretó a una jornalera conocida como “Gaviota” que trabajaba en las cosechas de agave azul y se enamora del hijo del influyente propietario de la hacienda.

Rivera y Castro se divorciaron en el 2007. En una historia que bien pudo ser un guión de Televisa, al año siguiente Rivera conoce a Peña Nieto durante la filmación de videos para promocionar el estado de México. Algunos meses después, Peña Nieto, quien era viudo, reconoció que estaba saliendo con una estrella de la televisión y al poco tiempo se casaron

Los escépticos dijeron que fue un matrimonio de conveniencia política entre una de las principales figuras del monopolio estatal televisivo y alguien llamado a ser la figura política más influyente de México. Peña Nieto lo niega.

Rivera y Peña Nieto, quienes tenían tres hijos cada uno de sus matrimonios previos, más un cuarto hijo de Peña Nieto producto de una relación extramatrimonial, contrajeron nupcias en el 2010, en una ceremonia que congregó multitudes en la principal catedral de Toluca, capital del estado de México.

En una entrevista con la Associated Press, Peña Nieto reconoció el impacto que tiene la popularidad de Rivera, pero dijo que quiere que sus admiradores la vean como una esposa y madre.

“Valoro sin duda la fortaleza que me da y la inspiración y el aliento que me da el saber que esta ahí, que cuento con ella, que me acompaña en todos los momentos”
 
“Evidentemente ella tiene un reconocimiento en razón de la profesión a la que estuvo dedicada por muchos años. Pero aquí lo que hay que valorar es, primero, que nos mostramos como una familia que somos hoy, una familia que se ha integrado con los hijos de ambos”, expresó el político. “Aprecio muchísimo todo lo que viene haciendo en apoyo a mi campaña, pero más valoro sin duda la fortaleza que me da y la inspiración y el aliento que me da el saber que esta ahí, que cuento con ella, que me acompaña en todos los momentos”.

Como la mayoría de las mujeres que se presentaron en la carpa para el acto, la ama de casa María Elena Escobedo, de 45 años, esperó horas para ver a Peña Nieto y Rivera en su visita a Nezahualcoyotl.

“Ella es la esposa y lo apoya en todo”, expresó Escobedo. “Es mujer como nosotros. No quiere que suframos”.

Rivera y Peña Nieto se sentaron juntos durante todo el acto y en determinado momento ella le tomó de la mano a su marido. El se desprendió para secarse el sudor de la frente con un pañuelo, y rápidamente la volvió a aferrar y le dijo algo al oído.

“Estamos con los dos”, afirmó Escobedo. “Creo que hacen una muy bonita pareja”.