Hay quien dice que tras el amor viene la amistad, luego la convivencia y después el odio. Dentro de estas fases del romance, parece que la relación entre Mariano Rajoy y los empresarios ya ha quemado la primera etapa. La clase empresarial española recibió con los brazos abiertos al Gobierno del Partido Popular. La recta final de José Luis Rodríguez Zapatero como inquilino en La Moncloa tras dos legislaturas consecutivas al frente del Ejecutivo coincidió con el grado más alto de desaprobación a la gestión económica de un gobernante desde que se elabora el Barómetro de Empresas. Cuando Rajoy conquistó el poder y aplicó las primeras medidas económicas para intentar reconducir la grave crisis que ya atravesaba España contaba con el apoyo del 50% de los participantes en este estudio elaborado por Deloitte. Tan solo seis meses después, ese cheque en blanco se ha cancelado.
En esta misma línea, si se pregunta a los participantes de la encuesta cuál es su valoración de los primeros meses del Gobierno, un 27,6% dice que es positiva; para el 35,4% es neutra, mientras que el 37% la califica de negativa.Cuando en la oleada anterior del barómetro se preguntaba a los directivos qué opinión les merecían las políticas del Gobierno en las cuestiones económicas que podían afectar a sus empresas, la mitad las calificaba de buenas o muy buenas. Medio año después, esta percepción solo es mantenida por el 29,5% de los encuestados. Las recetas económicas de Rajoy resultan “indiferentes” para el 30,6% de las compañías, mientras que el 40% las considera contraproducentes para sus intereses.
Al valorar el apoyo a las políticas de austeridad de Mariano Rajoy hay que explicar que en el barómetro del primer semestre, la mayoría de las opiniones fueron recogidas con anterioridad al paquete de medidas aprobadas por el Gobierno el pasado 13 de julio. Ese día, el Consejo de Ministros dio luz verde a una fuerte subida del IVA, la supresión de la paga de Navidad de los funcionarios, la reducción de la cuantía de la prestación por desempleo, recortes en la Administración o más impuestos medioambientales, entre otras medidas. Como detalló el Gobierno en inglés a través de la página web que ha puesto en marcha para comunicarse con los inversores internacionales, el objetivo de todos estos recortes es lograr un ajuste presupuestario de 56.440 millones de euros entre 2012 y 2014. La meta es cumplir con las cifras de déficit acordadas con Bruselas. Sin embargo, en un entorno recesivo, subir impuestos y restar poder adquisitivo a los ciudadanos puede agravar todavía más la caída de la economía española, por lo que habrá que ver si el apoyo a las medidas del Gobierno por parte de los empresarios se mantiene en el segundo barómetro de 2012.El deterioro en la valoración del Gobierno contrasta, sin embargo, con el apoyo que le conceden muchos empresarios a sus políticas de recortes de gastos e incremento de ingresos. El 48,7% califica estos ajustes como positivos; el 28,8% cree que son negativos, y el 22,5% piensa que las medidas no tendrán efectos significativos. Esta aparente contradicción se puede interpretar como que la clase empresarial española entiende que es momento de realizar sacrificios, pero que la gestión que ha hecho el Ejecutivo de los ajustes no ha sido buena.
En las dos ediciones del barómetro correspondientes al ejercicio 2011, los empresarios consideraban que la variable que más afectaba a la economía española era la evolución económica del resto de países europeos. Sin embargo, en la oleada del primer semestre de 2012, la situación de Europa ha caído a la segunda posición entre las variables que más afectan a la economía española, superada por el impacto de las medidas económicas y fiscales del Gobierno.En este contexto, los empresarios ven cada vez más negro el futuro de la economía española. Apenas un 10% de los encuestados prevé una recuperación del PIB en el primer semestre de 2013. La salida de la crisis cada vez se retrasa más: el 16% espera que la mejoría llegue en la segunda mitad del próximo año; el 37,6% la pospone hasta 2013, y el 35,1% cree que la salida de la recesión no llegará hasta el año 2015. Con este panorama no extraña que el 71,8% de los directivos prevean que la tasa de paro aumente desde junio a diciembre de este año.
El sábado 9 de junio, España solicitó formalmente al Eurogrupo un rescate de hasta 100.000 millones de euros para sanear su sistema financiero y facilitar así que el flujo del crédito bancario volviera a fluir hacia familias y empresas. En la encuesta de Deloitte se les pregunta a los empresarios cómo valoran esta decisión de recapitalizar las entidades con ayuda externa. La gran mayoría de los participantes (el 77,7%) califican de positivo el paso adelante dado por el Ejecutivo. De nuevo, hay que matizar que casi todas las respuestas fueron dadas antes de que se conociese el Memorándum de Entendimiento, donde la Unión Europea ha impuesto 32 condiciones a cambio del dinero.
Los problemas de la deuda pública en Europa y el bajón en el ritmo de crecimiento de la zona euro están teniendo su reflejo en el tipo de cambio de la moneda única, que ha llegado a situarse por debajo de los 1,21 dólares por primera vez en dos años. En este sentido, un 55,5% de los empresarios españoles prevén que el tipo de cambio del euro respecto al dólar se deprecie aún más, el 35,1% esperan que la cotización se mantenga en los niveles actuales, mientras que solo el 9,4% de los encuestados apuestan por la apreciación del euro.El acceso a la financiación por parte de las compañías españolas en los mercados de capitales es una misión casi imposible desde hace varios meses. La esperanza de los empresarios es que, una vez resuelta la recapitalización de los bancos, la prima de riesgo española se relajara y, con ello, se abaratase el tipo de interés que piden los inversores a las compañías para comprar su deuda. Esta situación, sin embargo, no se ha producido. El diferencial entre el interés del bono a 10 años español y el bono alemán al mismo plazo es actualmente mayor al que había el 9 de junio cuando se solicitó el rescate para el sector financiero. De hecho, los inversores empiezan a especular con la posibilidad de que esos 100.000 millones no sean suficientes; la posibilidad de que se tenga que ejecutar un rescate total a la economía española ha dejado de ser un tema tabú.
En una economía como la española, con una severa caída de la demanda interna, las exportaciones cobran cada vez más peso, y una pérdida de valor de la moneda debería favorecerlas. De hecho, el 57,5% de los empresarios creen que las exportaciones aumentarán en la segunda mitad del año. No obstante, y como viene siendo habitual en el barómetro, para la mayor parte de los participantes, en concreto para el 47,4%, el tipo de cambio “no afecta” al negocio de su compañía.
En cuanto a la evolución del precio del crudo, cuyo valor ha perdido un 9,8% en el primer semestre de 2012, un 85,9% de los panelistas prevén que se sitúe entre 90 y 120 dólares el barril. Prácticamente ningún empresario ve el crudo por debajo de los 80 dólares, ni por encima de 120 dólares.La política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) es otro de los asuntos que preocupan a los empresarios. El 64% de los mismos consideran que el organismo presidido por Mario Draghi debería bajar los tipos de interés en el segundo semestre de 2012, y ninguno valora como adecuada una subida del precio del dinero en estos momentos. Los expertos de Deloitte destacan que resulta llamativo que los directivos de las compañías esperen una nueva bajada de tipos, cuando el BCE ya ha recortado a principios de julio los tipos oficiales en 25 puntos básicos, dejándolos en el mínimo histórico del 0,75% con el objetivo de impulsar el crecimiento en la región.