Tres meses después del mortal tiroteo en una escuela de Newtown, la propuesta de prohibir la fabricación y venta de armas de asalto superó un importante obstáculo este jueves en el Senado de Estados Unidos, pero sus posibilidades de ser aprobada continúan siendo muy reducidas.
"Cuando estas armas de guerra son utilizadas con cargadores de alta capacidad tienen un solo objetivo: infligir sus heridas máximas lo más rápido posible", dijo el presidente Barack Obama en un comunicado.
"Están hechas para los campos de batalla y no tienen nada que hacer en nuestras calles y nuestras escuelas, o para amenazar nuestras fuerzas del orden", añadió.
La Comisión judicial del Senado, controlada por los demócratas, aprobó por 10 votos contra 8 un texto que prohibiría en todo el país la fabricación, importación y comercialización de fusiles similares al empleado durante la matanza de 26 personas en la escuela Sandy Hock, en Newtown, Connecticut, el 14 de diciembre.
En la actualidad, esas armas están prohibidas sólo en siete estados y en la capital federal, Washington.
La ley no sería retroactiva y sólo abarcaría a las armas nuevas, de las cuales menciona específicamente 157 modelos. También prohíbe los cargadores de más de 10 balas. Los propietarios actuales de pistolas y fusiles de esta clase no serán afectados.
Estados Unidos conoció una prohibición similar entre 1994 y 2004, pero fue fácilmente burlada por los fabricantes, una carencia que el texto aprobado este jueves en comisión corrige.
Pero los republicanos votaron en bloque contra la medida, presagiando que ésta tiene una ínfima posibilidad de ser refrendada por el conjunto del Senado, donde ese partido tiene una minoría de bloqueo.
Según los republicanos, las armas de asalto intervienen en una pequeña cantidad de los crímenes cometidos con armas de fuego, y una ley que las prohíba violaría la segunda enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho de los ciudadanos a poseer armas.
La comisión judicial del Senado ya había aprobado la semana pasada otras tres medidas prometidas por Obama: la verificación de la identidad del comprador en toda adquisición de armas; la penalización de quienes las adquieran a nombre de otras personas; y créditos suplementarios para reforzar la seguridad en las escuelas.
Estos textos deben recibir el aval de 60 senadores, y los demócratas totalizan 55, antes de pasar a la cámara de Representantes.
AFP