El historiador Rafael Simón Jiménez ofreció su análisis en Noticias24 Radio sobre el significado histórico que posee el 24 de junio de 1821, fecha en la que se conmemora la Batalla de Carabobo.
Señaló que es una fecha trascendental que sella un proceso que inició en 1808, cuando estalló la crisis de la monarquía española, tras un proceso que venía gestándose con movimientos como el de Gual y España.
En este sentido, explicó que España no entendió que “en las colonias americanas había un proceso sin vuelta atrás y más bien decidió ahogarlo a sangre y fuego para inmponerse de nuevo. Todo ello desencadenó en el 5 de julio de 1811 y en la primera Constitución de 1811: ilustrados y civiles delinearon lo que iba a ser un país republicano”, relató.Jiménez describió este proceso como “cruento y doloroso”, luego de que la monarquía terminara con la invasión de Bonaparte y restituyó a Fernando Séptimo.
El historiador dijo que todos estos acontecimientos se trastocan, una vez caída la I y II República, en un guerra larga en la que los civiles quedan a un lado y comienza a predominar el caudillismo militar, el cual “aún en pleno siglo XXI lo estamos pagando”.
A su juicio, ese caudillismo militar “es el que evita que Venezuela avance, porque no está claro que la función esencial de un militar es proteger la soberanía, sin menguar la libertad y la plena realización del hombre”.
Jiménez considera que la historia de Venezuela está “muy mal contada, ya que se reduce a los héroes, a las grandes batallas; o las hay visiones marxista que la ven como una gran lucha de clases; pero, luego tuvimos una tentación reescribirla, que se traduce en la descontextualización de personajes”.Por lo tanto, reiteró: “en la Batalla de Carabobo heredamos la Independencia, pero ver solo eso es una óptima simplista. Ese momento nos dejó una herencia de caudillismo, un personalismo militar que hemos arrastrado hasta ahora”.
Agregó que cualquier juicio histórico hay que hacerlo en su propio contexto. “Si esto no es así, se trata de una manipulación que degrada a unos personajes y exalta a otros. Por ejemplo, como José Antonio Páez, a quien se le acusa de haber roto con la Gran Colombia, pero no ven que esa era la voluntad del venezolano que no quería estar aislado de Bogotá… Imagínense, si en el siglo XXI la integración es difícil en el Mercosur o el Caribe, ¿no lo iba a ser en esa época?”.