Mientras las campañas presidenciales chilenas entran desde hoy en su recta final con miras a las elecciones del próximo domingo, aumentan las críticas de la derecha gobernante contra la abanderada con más posibilidades de ganar los comicios, la centroizquerdista Michelle Bachelet.
Su principal contrincante, la exministra del Trabajo Evelyn Matthei, cuestionó el alto gasto electoral de Bachelet, asegurando que bordea el límite legal y que ha recibido financiación de los empresarios.
Sin embargo, el presidente del Partido Socialista, al que Bachelet pertenece, Osvaldo Andrade, refutó este lunes las críticas de Matthei y aseguró que son parte de "la desesperación de una candidatura que no prendió".
El dirigente argumentó que los fondos que sustentan la campaña de Bachelet provienen de créditos financieros solicitados por la propia candidata y su partido.
Bachelet se ha empinado en las encuestas con amplia ventaja sobre Matthei y otros siete candidatos que postulan a la presidencia.
Los últimos sondeos han sugerido incluso que la expresidenta, que gobernó Chile entre 2006 y 2010, podría imponerse en primera vuelta y obtener una mayoría parlamentaria.
Por eso, el oficialismo ha endurecido su discurso y ha dicho que las propuestas de Bachelet de reformar la Constitución aprobada bajo la dictadura de Augusto Pinochet, garantizar educación gratuita universal y elevar los impuestos a las empresas, echarán por tierra los avances económicos alcanzados por el país en las últimas décadas.
"Si vence Bachelet, se puede imponer un giro a la izquierda demasiado brusco para un país moderado como Chile", dijo el jefe de campaña de Matthei, Joaquín Lavín.
Los partidarios de Bachelet han calificado las acusaciones de la derecha como una simple "campaña del terror", que no tiene sustento en la realidad.
Pero más allá de los dardos de lado y lado, los candidatos en carrera, que realizarán esta semana sus cierres de campaña, han coincidido en llamar a la población a concurrir a las urnas el domingo para evitar una alta abstención, como la registrada en los comicios municipales de octubre del 2012, cuando se estrenó en Chile el voto voluntario.
El Gobierno del presidente Sebastián Piñera, en tanto, está inquieto por una huelga de los empleados municipales en todo el país, que podría afectar el desarrollo de las elecciones, ya que los centros de votación se ubican mayoritariamente en escuelas que dependen directamente de los municipios.
EFE
Su principal contrincante, la exministra del Trabajo Evelyn Matthei, cuestionó el alto gasto electoral de Bachelet, asegurando que bordea el límite legal y que ha recibido financiación de los empresarios.
Sin embargo, el presidente del Partido Socialista, al que Bachelet pertenece, Osvaldo Andrade, refutó este lunes las críticas de Matthei y aseguró que son parte de "la desesperación de una candidatura que no prendió".
El dirigente argumentó que los fondos que sustentan la campaña de Bachelet provienen de créditos financieros solicitados por la propia candidata y su partido.
Bachelet se ha empinado en las encuestas con amplia ventaja sobre Matthei y otros siete candidatos que postulan a la presidencia.
Los últimos sondeos han sugerido incluso que la expresidenta, que gobernó Chile entre 2006 y 2010, podría imponerse en primera vuelta y obtener una mayoría parlamentaria.
Por eso, el oficialismo ha endurecido su discurso y ha dicho que las propuestas de Bachelet de reformar la Constitución aprobada bajo la dictadura de Augusto Pinochet, garantizar educación gratuita universal y elevar los impuestos a las empresas, echarán por tierra los avances económicos alcanzados por el país en las últimas décadas.
"Si vence Bachelet, se puede imponer un giro a la izquierda demasiado brusco para un país moderado como Chile", dijo el jefe de campaña de Matthei, Joaquín Lavín.
Los partidarios de Bachelet han calificado las acusaciones de la derecha como una simple "campaña del terror", que no tiene sustento en la realidad.
Pero más allá de los dardos de lado y lado, los candidatos en carrera, que realizarán esta semana sus cierres de campaña, han coincidido en llamar a la población a concurrir a las urnas el domingo para evitar una alta abstención, como la registrada en los comicios municipales de octubre del 2012, cuando se estrenó en Chile el voto voluntario.
El Gobierno del presidente Sebastián Piñera, en tanto, está inquieto por una huelga de los empleados municipales en todo el país, que podría afectar el desarrollo de las elecciones, ya que los centros de votación se ubican mayoritariamente en escuelas que dependen directamente de los municipios.
EFE