Nos encontramos en medio de la tempestad económica, pero las aplicaciones, esos complementos adosados a los teléfonos móviles de última generación, han dejado de la base de una nueva forma de comunicación para pasar a ser en pocos años un negocio muy rentable que ha empezado a generar nuevos puestos de trabajos(desarrolladores, informáticos, entre otros).
Pero en la cresta de la ola en la que se mueven unos pocos privilegiados, que han acertado a aprovechar sus posibilidades, se encuentran un amplio espectro de empresas que han pasado de largo. La mayoría (47%) de las organizaciones españolas se arriesgan a quedar rezagadas en la Economía global de las Aplicaciones, según revela un estudio «Cómo sobrevivir y prosperar en la economía de aplicaciones» elaborado por la multinacional CA Technologies y la firma de análisisVanson Bourne.
Las razones de esta inercia entre las empresas locales, según desvela el estudio, son las dificultades para cambiar la estrategia de la empresa (el 35% de las empresas), la falta de recursos (30%) y la cultura de la organización que no apoya los cambios necesarios en la Economía de las Aplicaciones (29%). Una cuarta parte de los encuestados destaca que la dirección ejecutiva no comprende los beneficios que aporta, tanto a nivel interno de cara a la empresa como para los potenciales consumidores.
«El software y las aplicaciones están cambiando la manera de hacer negocio y la que interactúan las empresas como la gente. es la nueva revolución industrial», asegura Rufino Honorato, CTO y director de preventas de CA Technologies Iberia, en declaraciones al diario ABC.
Este mercado, en constante evolución, generó el pasado año más de diez mil millones de euros solo en el marco de la Unión Europea y las previsiones apuntan a unos 63 millones de euros en 2018 (cinco millones de empleos), aunque otras fuentes como la firma de análisis de mercado Gartner rebajaban esta capacidad recientemente cuando concluyó que en cinco años el negocio será menos rentable (se calcula que el 0.01% de las aplicaciones serán rentable).
Triunfo de las aplicaciones de mensajería
El sector ha encontrado en las herramientas de comunicación, una de las categorías más descargadas, un importante medio de locomoción para acercarse a los ciudadanos. Las «apps» de mensajería triunfan entre los jóvenes gracias a la promesa de inmediatez y envío de mensajes ilimitados, que está cambiando la forma en la que las personas se relacionan entre sí. El 90% de los propietarios de teléfonos móviles inteligentes utiliza diariamente este tipo de servicios.
Según desvela el último sondeo elaborado por la compañía de investigación Ipsos en colaboración con la española Tuenti, el 69.2% de los usuarios tiene más de 10 «apps» instaladas en su «smartphone» y el 89.8% de ellos indica que se considera «conectado» todo el día, lo que da buena muestra del impacto en la sociedad de este tipo de herramientas.
En ese sentido, una de las percepciones recientes es la reducción del número de descargas de aplicaciones en cada dispositivo nuevo. «El incremento en descarga de app y beneficio sigue incrementándose, pero los usuarios se está volviendo más selectivo. Si te descargas una app concreta y no funciona bien y no te da lo que esperas como experiencia de usuario la sensación es de descartarla. Los usuarios tardan un minuto en descartar una aplicación», considera.ABC
El problema de la seguridad
La seguridad es, ahora mismo, el aspecto donde la mayoría de las desarrolladoras dedican mayor esfuerzo para mejorar las prestaciones de las aplicaciones. Los usuarios demandan cada vez más servicios robustos y que, además de prometer, certifiquen seguridad y privacidad. Y las «apps» también compiten en estos aspectos.
Una de las razones para reforzar las «apps» contra una posible explotación o abuso de la misma es el reempaquetado. «Esto ocurre cuando los hackers tienen una aplicación legítima y añaden su propio código malicioso para ello. Este código adicional puede ser cualquier cosa (abuso de SMS Premium, minería de criptodivisas o incluso robo de información). Esto no sólo perjudica al usuario final, sino que también daña la reputación y credibilidad del desarrollador», señalaRaimund Genes, director de tecnología de la firma de seguridadTrend Micro.