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lunes, 14 de septiembre de 2015

El negocio de los “taxis para refugiados” que huyen a Europa

 Miles de refugiados han buscado huir hacia Europa a pie, bajo la lluvia, entre otras dificultades para llegar “hacia sus destinos soñados” y conseguir un mejor futuro.
Sin embargo a kilómetros de la frontera se encuentra una base de operaciones de los “taxis ara refugiados, quienes “cobran una media de 200 euros por persona hasta Budapest”, según reseña El Mundo.
Esta es la información que ofrece El Mundo:
El inminente cierre de la frontera de Hungría ha provocado que los migrantes intenten cruzar lo antes posible y continuar su camino hacia los países del norte de Europa. Los refugiados que ya se encuentran en suelo húngaro recurren desesperados a los transportes irregulares, que han proliferado de manera descontrolada, para dejar atrás Hungría. En ésta, como en otras crisis humanitarias, siempre hay quien hace negocio con las víctimas. Y hoy, Roszke, es un claro ejemplo de ello..
El domingo dos agentes detuvieron una furgoneta en la que viajaban 12 adultos y 3 niños sentados en la parte trasera del vehículo en los alrededores del pueblo de Roszke, fronterizo con Serbia. El conductor, de nacionalidad húngara, según la información proporcionada por el policía que realizó la detención, fue esposado e introducido en la parte trasera de un coche policial sin oponer ninguna resistencia.
Cuando los uniformados abrieron la puerta del vehículo, los refugiados se encontraban sentados en el suelo, entre los que había un bebé. Poco a poco comenzaron a salir custodiados por los policías, para estirar las piernas y fumar. Miraban recelosos hacia los lados mientras hablaban, al principio entre ellos, y más tarde con los agentes.
Aseguraban ser sirios y haber pagado 450 euros entre todos por el viaje hasta Budapest, la capital del país situada a 175 kilómetros. Pero una patrulla les interceptó poco después de iniciar el viaje. El mismo trayecto en tren tiene un precio de unos 10 euros por pasaje.
En los últimos días se ha batido el récord de entrada de refugiados en Hungría. Según datos oficiales sólo el sábado 4.330 personas entraron en el país desde Serbia, pero los policías fronterizos aseguran haber visto pasar a más de 11.000.

Taxis para refugiados

Los medios de transporte para conducir a los refugiados hacia sus destinos soñados son de lo más variopintos. A un kilómetro de la frontera hay una gasolinera que se llena de coches al anochecer. Es la base de operaciones de los ‘taxis para refugiados’. Son particulares que cobran una media de 200 euros por persona hasta Budapest.
Durante todo el día hay algunos vehículos aparcados en la estación de servicio, pero es al caer el sol cuando comienza el negocio. El ‘punto de recogida’ a donde llegan sus potenciales clientes está a sólo unos cientos de metros. Muchos refugiados entran en Hungría y, en vez de caminar hasta ese improvisado campamento, se adentran en las plantaciones de maíz y girasoles hasta llegar a la gasolinera.
El lugar es oscuro, sin casi iluminación, y habitualmente los conductores esperan apoyados en el exterior de sus coches mirando desafiantes a todos los que pasan mientras esperan la llegada de los indefensos refugiados.
A pesar de que los policías pasan constantemente por ese lugar, nunca se detienen a preguntar qué sucede. Quien sí lo hace es Jad Almaiuf, un sirio que lleva 20 años viviendo en Múnich, Alemania, y que llegó hace seis días a Roszke para ayudar repartiendo alimentos y ropa. El sábado dos chicos gritaban “¡Budapest, Budapest!” al lado de las vías del tren por donde acceden los refugiados a Hungría. Los jóvenes ofrecían viajes a 200 euros por persona. Almaiuf les encaró y después de una breve conversación, los ‘taxistas de refugiados’ se marcharon precipitadamente.
El joven sirio se dirigió entonces en árabe a los interesados en el transporte y les advirtió de la estafa.