La decisión de sustituir el tipo de pelotas en el torneo de tenis de Roland Garros, optando por unas de la marca Babolat en vez de las tradicionales Dunlop, ha provocado la primera gran polémica entre los participantes en París, por facilitar un juego supuestamente más rápido.
Los jugadores se han dividido entre partidarios -principalmente los especialistas en el saque-, críticos -entre ellos, Novak Djokovic o Nicolás Almagro- o los que consideran el cambio irrelevante para la suerte del torneo.
Tras la participación de los principales favoritos en la primera ronda, el debate está servido entre jugadores y expertos, por la supuesta dinamización y rapidez que imprimen al juego en la tierra batida, la superficie más lenta.
"Suponen un gran cambio, son diferentes a las usadas en los últimos Masters 1000", señaló Nadal. "Pero yo no creo que tengan efecto negativo, incluso creo que son positivas para mí. Al menos eso es lo que quiero creer", dijo.
Su principal rival por el título, el serbio Novak Djokovic, también había mostrado sus reservas ante la utilización de las características de las nuevas bolas, diferentes a las usadas en los otros torneos sobre arcilla del circuito.
"Son muy, muy rápidas, son muy difíciles de controlar. Pueden beneficiar a los que sacan mejor, pero no deja de ser un torneo de tierra batida, hay que confiar en las habilidades físicas y técnicas de cada uno", comentó el jugador balcánico.
El otro gran favorito que jugó el lunes, el suizo Roger Federer, aludió a este tema en la rueda de prensa posterior a su victoria sobre el español Feliciano López, aunque lo hizo para pedir una unificación del tipo de pelotas y que no se cambien constantemente.
"El año pasado los torneos cambiaron a las pelotas que se usaban en Roland Garros y ahora es Roland Garros quien cambia las suyas y vuelven a ser diferentes al resto", señaló el ex número uno, campeón en la arcilla parisina en 2009 y teóricamente favorecido por un juego más rápido.
El número cuatro mundial, el británico Andy Murray, se mostró también partidario de utilizar las mismas pelotas durante toda la temporada y estimó que "los cambios constantes no son buenos".
Más duro estuvo el español Nicolás Almagro, undécimo cabeza de serie y eliminado el martes en la primera ronda por el polaco Lukasz Kubot, que admitió que no le gustaban.
"No me gustan estas pelotas. Y lo que importa en el tenis son las bolas con las que se juegan, son las que pueden cambiar las condiciones de un partido", señaló. "La culpa es mía, que no he sabido ganar. Las bolas son las que son y me las tengo que comer con patatas", señaló resignado.
Pero no todos los jugadores parecen mostrarse contrarios o críticos con el cambio y un gran grupo no consideró especialmente importante esta modificación, como el español Feliciano López, especialista en hierba, que no quiso escudarse en ello tras su derrota en tres sets ante Federer.
"Las pelotas son iguales para uno que para otros, todos jugamos con las mismas bolas. Puede que sean un poco más rápidas al principio, pero a medida que se van usando son iguales que las de antes. No es un tema decisivo", señaló.
Entre los analistas y expertos, el ex jugador sueco Mats Wilander, número uno mundial a finales de los ochenta, estimó que en el pulso Rafa Nadal-Novak Djokovic por el título, esta modificación beneficia al serbio.
"Es difícil liftar la bola, es posiblemente la más difícil que se ha usado en los últimos años en Roland Garros. Creo que es un cambio que viene bien al juego de Djokovic", estimó en declaraciones a la prensa.
AFP
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