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domingo, 29 de julio de 2012

Los ‘tiburones’ del Ibex


La prensa estuvo en la génesis del Frankenstein de los mercados. Los fondos de inversión más especulativos, conocidos como hedge funds, tienen su origen en una redacción. Corría el año 1949. Atrás quedaban la Gran Depresión y la II Guerra Mundial. Había que mirar hacia delante. Con ese espíritu, la revista Fortune encargó al sociólogo Alfred W. Jones una investigación para intentar predecir el comportamiento de los mercados. Como parte del estudio, Jones decidió combinar en un mismo fondo posiciones largas y cortas, es decir, apostar a un tiempo por la subida de la Bolsa y por su bajada, para cubrirse de las oscilaciones del mercado. Nacía un nuevo producto de inversión: los hedge funds.
Estos fondos se han ganado en las últimas seis décadas una mala (malísima) reputación. Basta recordar la operación protagonizada por George Soros, que forzó la salida de la libra esterlina del Sistema Monetario Europeo en 1992, o el colapso del megafondo LTCM en 1998, que hubiera provocado una crisis en el sistema financiero internacional si Alan Greenspan, presidente entonces de la Reserva Federal de EE UU, no hubiera acudido al rescate. En la crisis financiera —mutada en crisis de deuda y de crecimiento— que el mundo desarrollado sufre desde 2007 los Gobernantes también han encontrado en los hedge funds su chivo expiatorio, acusándoles de acelerar las caídas de los mercados, de hacer dinero con el sufrimiento de la gente.
La Bolsa española es la segunda peor del mundo en 2012, solo superada por la de Chipre. En este contexto, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) decidió el pasado lunes prohibir las operaciones en corto sobre todos los valores cotizados hasta el próximo 23 de octubre. Es la segunda vez en menos de un año que se produce el veto a las apuestas bajistas. El primero tuvo lugar entre agosto de 2011 y febrero de 2012, aunque en este caso estuvo limitado solo a los valores financieros.
La operativa en corto es típica sobre todo de los hedge funds y consiste en pedir prestadas acciones de una compañía, venderlas y esperar a que su precio caiga para recomprarlas más barato y apuntarse la diferencia. ¿Quiénes son los inversores que quieren hacer dinero con el desplome de la cotización de los activos españoles? Se trata, fundamentalmente, de gestoras anglosajonas cuyas oficinas están en el coqueto barrio londinense de Mayfair, en el corazón de Manhattan en Nueva York o en los distritos financieros de Boston y Chicago.
Este periódico ha intentado ponerse en contacto con una veintena de instituciones para saber por qué apostaban contra España y conocer su opinión acerca del veto a los cortos. La respuesta siempre ha sido la misma “No comment” (sin comentarios). La única gestora que ha accedido a hablar es Zadig Gestión, con sede en Luxemburgo, y que mantiene apuestas bajistas en Sacyr Vallehermoso y DIA. “Es difícil saber si prohibir las apuestas bajistas servirá para contener la caída de la Bolsa. Las acciones bajan no porque haya hedge funds detrás, sino porque no hay confianza en España”, explica David Pawelkowski, gestor de Zadig. “Nosotros no especulamos, simplemente utilizamos las posiciones cortas para cubrir riesgos. Analizamos compañía por compañía, con independencia de su país de origen. A veces estamos largos en acciones españolas y cortos en otros mercados”, añade.Los hedge funds son muy opacos, el sigilo y la discreción forman parte de su estrategia. En 2010 entró en vigor una normativa según la cual se tiene que comunicar a la CNMV toda posición corta superior al 0,2% del capital. Además, el supervisor dará nombres y apellidos de aquellos cuya apuesta bajista supere el 0,5%. Cuando se prohibieron las posiciones cortas en la web de la CNMV aparecían los nombres de gestoras como Morton Holdings, Wellington Management, Discovery Capital, Amber Capital, TT International, Landsdowne Parnets, Marshall Wace o Highbridge Capital, entre otras.
En España también existen varias gestoras de hedge funds (o fondos de inversión libre, como los denomina la normativa) aunque su tamaño es muy pequeño en comparación con el poder de tiro de las empresas foráneas. La industria local considera que la prohibición de las posiciones cortas es un error ya que se reduce la liquidez de los valores y se reduce la eficiencia del mercado. “Como ejemplo, si hubiese existido la posibilidad de ponerse corto sobre el precio de la vivienda en España de una forma eficiente, quizá la burbuja hubiese sido menor y la situación de los bancos y familias no sería tan extrema como la actual”, argumentan desde una gestora española.
La propia CNMV, a la que ahora no le ha temblado el pulso para prohibir la operativa en corto, puso en duda hace solo dos meses la eficiencia de esa medida. Tras estudiar lo que pasó en el primer veto, el presidente del supervisor, Julio Segura, reconoció en mayo durante su comparecencia en el Congreso que los efectos de veto se difuminaron a las pocas semanas y, además, provocó distorsiones en el mercado

 EL PAIS