El glaciar alpino Aletsch, en el cantón suizo de Valais, ha devuelto los cadáveres de tres hermanos 86 años después de que desaparecieran cuando hacían montañismo en la zona.
Fuentes policiales confirmaron hoy que los restos óseos encontrados esta semana en el glaciar por dos alpinistas británicos son los de Johann, Cletus y Fidelis Ebener, nacidos respectivamente en 1895, 1897 y 1903, y desaparecidos en marzo de 1926.
Los restos fueron encontrados junto a restos de ropa, raquetas de nieve, bastones de esquí, unos prismáticos, un reloj de bolsillo, una pipa y una mochila que contenía 9 francos de la década de 1920.
Trasladados a un centro forense de la localidad de Sion, los expertos constataron la existencia de tres ADN distintos, pero con ADN mitocondrial idéntico, lo que significa que son hermanos.
La historia se remonta a la mañana del 4 de marzo de 1926 cuando los tres hermanos salieron de su pueblo de Kippel para pasear por la montaña en compañía de su vecino y guía de montaña Max Rieder.
A media mañana decidieron hacer un alto en una cabaña, donde se instalaron, y por la tarde hacer una inspección de los alrededores para organizar el itinerario del día siguiente.
A partir de este momento es cuando se desconoce qué ocurrió, si cayeron en una grieta o si les sorprendió una tormenta de nieve que les impidió regresar al refugio, las dos hipótesis más plausibles.
Lo más extraño, según las pruebas forenses realizadas, es que los restos óseos encontrados corresponden únicamente a los hermanos Ebener, por lo que la suerte de Rieder sigue siendo un misterio.
"Mientras que no puedan encontrar al último, la tristeza no se marchará del todo", afirmó al diario local "Walliser Bote" Marine Bellwald, sobrina de los hermanos Ebener que hoy en día sigue viviendo en la que fuera la casa de los desafortunados montañeros.
Han pasado más de 80 años, pero el hallazgo ha causado una profunda impresión en la región, porque la historia de los hermanos Ebener es una de las tragedias familiares más recordadas.
"Después de tantos años, es una gran conmoción. La desaparición y su historia, de las que yo he oído hablar desde que era niña, siempre han ensombrecido a nuestra familia", declaró Bellwald, que reconoció que la noticia "ha sido una liberación parcial".
Buena parte de los descendientes de los miembros de la trágica cordada siguen viviendo en Kippel y están organizando ahora el entierro y el funeral que no pudieron tener los hermanos.
Conocedores de que la montaña no suele devolver a sus víctimas, los familiares saben que son de los pocos que van a poder ofrecer a seres queridos fallecidos en la montaña un lugar de entierro.
Como recordó el portavoz de la policía de Valais, Jean-Marie Bornet, "desde 1926 casi 300 personas permanecen desaparecidas en zonas naturales de Valais, especialmente en la montaña".
Bornet indicó no obstante que el retroceso de los glaciares a causa del cambio climático puede seguir dando sorpresas.
"Debería ocurrir que, cada vez con más frecuencia, salgan nuevos restos de desaparecidos a la superficie", dijo.