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jueves, 8 de agosto de 2013

Santos: si la Fuerza Armada colombiana ubica a “Timochenko” ordenaría una operación para capturarlo o matarlo

Reuters).- Los líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) que negocian un acuerdo de paz con el Gobierno de Colombia en Cuba deberán volver a las selvas del país sudamericano si fracasa el proceso y terminar sus vidas en el campo de batalla o en la cárcel, dijo el jueves el presidente Juan Manuel Santos.
El mandatario, quien apostó su capital político a lograr la paz, sostuvo que las izquierdistas Farc no tienen otra opción que abandonar la lucha armada y poner fin al conflicto que ha cobrado más de 200.000 vidas y obligado a millones de personas a abandonar sus hogares en las últimas cinco décadas.
“Tienen que regresar a Colombia y se someten a lo que le está sucediendo a todos los líderes de las Farc, que en últimas terminan en una tumba o en una cárcel“, declaró Santos en una entrevista con Reuters en la sede de la Presidencia, en el centro histórico de Bogotá.
Santos, un economista de 61 años educado en Estados Unidos e Inglaterra que ha dado señales de que buscará su reelección en el 2014, reveló que está acordado con la guerrilla que en un eventual colapso de la negociación, sus líderes y negociadores deben regresar a Colombia.
Santos, que en tres años de Gobierno logró la muerte de dos de los máximos comandantes de las Farc, admitió que si las Fuerzas Armadas ubican a Rodrigo Londoño, conocido como “Timochenko” y quien es el número uno del grupo guerrillero, ordenaría una operación militar para capturarlo o matarlo.Más de 30 miembros de las Farc, incluidos Iván Márquez y Pablo Catatumbo, que hacen parte del secretariado -el máximo órgano de dirección política y militar del grupo guerrillero- permanecen en La Habana.
“Sí, porque ellos saben perfectamente que no hay ningún tipo de contemplación por parte nuestra hasta que lleguemos a los acuerdos, esa es parte de las condiciones que pusimos en el puro comienzo de ese proceso”, dijo al afirmar que la mayoría de comandantes del grupo rebelde que no participan directamente en la negociación están en algún lugar de Colombia.
Pese al proceso de paz con las Farc, que comenzó en La Habana en noviembre, los combates entre las Fuerzas Militares y la guerrilla continúan, así como los bombardeos a los campamentos de la insurgencia en la selva.
El Gobierno rechazó la firma de un cese bilateral del fuego durante la negociación con las Farc, como pide el grupo rebelde, con el argumento que podría utilizarlo para sacar ventaja militar y prolongar indefinidamente el proceso.
Aunque el grupo guerrillero surgió en 1964 como un ejército de campesinos que reclamaba una reforma agraria, actualmente es considerado como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, mientras que el Gobierno lo acusa de obtener millonarios recursos del narcotráfico y de la minería ilegal.

Pocas opciones electorales, discurso viejo

El mandatario de centroderecha dijo que no le preocupa la eventual inclusión de la guerrilla en el sistema político y un posible giro del país hacia la izquierda como sus vecinos Venezuela y Ecuador.
Santos calificó de viejo y obsoleto el discurso de la guerrilla, que ha sido debilitada por más de una década de ofensiva militar, y aseguró que si quieren tener alguna opción electoral en el futuro, deben modernizarlo.
“Las Farc con su discurso anticuado, comunista, de los años 60 no va a llegar a ningún lado, eso es un discurso totalmente obsoleto”, afirmó.
“Si se modernizan, si se dan cuenta que ese concepto que ellos tienen de funcionamiento del Estado en el mundo de hoy no tiene ninguna vigencia, que ha sido un fracaso, si cambian ese discurso podrán tener alguna opción, si mantienen ese discurso no les veo mucha perspectiva”, insistió.
El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) firmó un acuerdo de paz en 1992 en El Salvador, pero demoró 17 años en ganar la presidencia.
El Gobierno y la guerrilla -que cuenta con menos de 8.000 combatientes- también deberán tratar en el proceso, en el que han mostrado posiciones radicalmente opuestas, el fin del conflicto, el narcotráfico y la compensación de las víctimas.En la negociación entre el Gobierno y las Farc sólo se ha logrado un acuerdo parcial en el tema agrario, mientras actualmente se discute sobre las garantías para que los líderes y militantes del grupo rebelde participen en política, lo que ha generado escepticismo en la mayoría de los colombianos.
Aunque muchos colombianos como el expresidente Alvaro Uribe, su principal crítico de la negociación de paz, temen que Santos entregue demasiadas concesiones a la guerrilla al permitir que sus líderes no paguen un solo día de cárcel y vayan directamente al Congreso, el mandatario advirtió que los rebeldes tendrán que responder ante la justicia.
“Van a la cárcel, o van a un castigo, van a ser judicializados, van a someterse a la justicia, no va haber indulto, no va haber amnistía como hubo en el pasado, eso ya no es posible en el mundo de hoy”, advirtió Santos quien es partidario de aplicar un sistema de justicia transicional.
El presidente, un amigo del libre mercado y de la inversión extranjera, envió un mensaje de tranquilidad a los inversores y reiteró que con las Farc no se está negociando el modelo económico ni político del país.
Santos afirmó que para cambiar los modelos de inversión extranjera y de propiedad privada la guerrilla deberá ganar la mayoría en el Congreso e impulsar un cambio de reglas.
“Las Farc tienen un 95% de rechazo ¿Por qué de la noche a la mañana van a obtener más del 50% (en el Congreso)?”, preguntó el mandatario.
La popularidad de Santos ha descendido a un 48% desde el 74% que tenía cuando inició su mandato en el 2010, de acuerdo con la firma Invamer Gallup, un obstáculo que deberá superar si decide postularse de nuevo.
Santos, quien el miércoles comenzó su último año de Gobierno, admitió que mantiene contactos con el Ejercito de Liberación Nacional (ELN), la segunda fuerza guerrillera del país, y que más pronto que tarde espera iniciar una negociación con ese grupo, separada a la de las Farc.