AFP) - Opositores y chavistas vuelven a medir sus fuerzas este sábado en sendas marchas a favor de la paz, en un país convulsionado desde hace casi tres semanas por las violentas manifestaciones estudiantiles contra el gobierno de Nicolás Maduro que se han saldado con nueve muertos y un centenar de heridos.
La marcha opositora será en varias ciudades y fue convocada por el líder opositor Henrique Capriles, quien perdió el año pasado las elecciones ante Maduro por ajustado margen, para exigirle al gobierno el desarme de grupos paramilitares y en contra de la elevada inflación y el desabastecimiento.
“Los invito a que el sábado den un rechazo contundente contra los grupos paramilitares. El sábado es una oportunidad para demostrar que la inmensa mayoría de los venezolanos rechazan lo que está pasando”, anunció el joven gobernador del estado Miranda (norte).
En respuesta, el gobierno, que niega vínculos con los grupos armados y califica las protestas “como un golpe de Estado en desarrollo”, convocó a otra movilización de “mujeres chavistas” por la paz y “contra el fascismo”, también en varias ciudades del país.
“Mañana van a salir en todas las ciudades del país millones de mujeres, miles aquí en Caracas. Las calles son de las mujeres contra el fascismo en Venezuela, porque lo que la mujer lleva en sí misma es la paz”, dijo Maduro.
Aunque en Caracas la marcha opositora discurrirá por el municipio opositor de Sucre (este) yla oficialista por el Libertador (oeste, chavista), la posibilidad de que ambas confluyan en algún punto levanta las alarmas en un país altamente polarizado.
A su vez, con su llamado Capriles pareció volverse a colocar a la cabeza visible de la oposición, luego de que en los últimos días el protagonismo estuviera dominado por el sector radical de la Mesa de Unidad Democrática, cuyos dirigentes promueven la táctica de ocupar las calles para conseguir un cambio de gobierno.
Entre ellos está Leopoldo López, preso por incitación a la violencia en una cárcel militar cerca de Caracas, luego de que el jueves por la noche le fuera confirmada la prisión preventiva, que podría ser de hasta 45 días.
La manifestación opositora tendrá como consigna principal exigir al gobierno el desarme de los denominados “colectivos” chavistas que han sido señalados de atacar a balazos las manifestaciones.
El viernes, el arzobispo de Caracas, Jorge Urosa, denunció que en las protestas “hay muchos grupos armados que parecen no pertenecer a los cuerpos de seguridad del Estado”.
Nueve muertos
Según cifras oficiales, los disturbios que se viven a diario en varias ciudades del país han dejado nueve muertos: cinco por herida de bala, tres en accidentes vehiculares durante las protestas y de la novena se desconocen las circunstancias.
Además, el saldo comprende casi 140 heridos y un centenar de detenidos durante la represión de las fuerzas de seguridad.
El último fallecimiento, según el ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres, tuvo lugar el viernes en Caracas, cuando un motociclista tropezó con un cable colocado en un bloqueo callejero.
Aunque con menor intensidad, las protestas continuaron el viernes en Caracas y otras localidades como San Cristóbal (oeste), donde se desataron las manifestaciones el 2 de febrero, y que hoy vivió una jornada de relativa calma con bloqueos en las principales avenidas, constató la AFP.
En una rueda de prensa con corresponsales extranjeros, Maduro sostuvo que las protestas sólo se registran en 18 de los 335 municipios de Venezuela y sentenció que el “guarimbeo” (bloqueo callejeros con fogatas) se va a ir acabando con los métodos constitucionales, legales y pacíficos.
En la zona este de Caracas, feudo opositor y escenario en días pasados de batallas campales entre manifestantes radicales y fuerzas del orden, pequeños grupos de manifestantes deambularon por las calles, mientras otros vecinos hicieron sonar cacerolas desde sus domicilios.
Tensión con Estados Unidos
Las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, crispadas desde hace días después de que Maduro acusara a Washington de estar detrás de las protestas, parecieron entrar en una nueva fase luego que el mandatario venezolano instara el viernes al presidente Barack Obama a iniciar un “diálogo de altura” y a regresar embajadores para solucionar sus diferencias.
“Convoco a un diálogo con usted presidente Obama (…), entre la Venezuela patriota y revolucionaria y Estados Unidos y su gobierno. Acepte el reto y vamos a iniciar un diálogo de altura y pongamos sobre una mesa la verdad”, dijo el mandatario, heredero de la política antinorteamericana del fallecido líder Hugo Chávez.
Pero en una primera respuesta, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, no hizo mención a la oferta de Maduro y volvió a condenar la detención de manifestantes y el “inaceptable” uso de la fuerza por parte del gobierno venezolano contra las protestas opositoras.
Pese a las tensiones en el plano político, Estados Unidos es el principal cliente del petróleo de Venezuela, que cuenta con las mayores reservas de crudo en el mundo. Ambos países carecen de embajadores desde 2010.