El papa Francisco celebró hoy el primer consistorio de su pontificado en el que nombró en solemne ceremonia a 19 cardenales, con la presencia excepcional del papa emérito Benedicto XVI, un hecho histórico ya que es la primera vez se encuentran dos pontífices en un acto público.
Tras hacer su ingreso en la Basílica de San Pedro, Francisco abrazó cariñosamente a Benedicto XVIque vive en un convento en El Vaticano y es renuente a las apariciones públicas.
El papa emérito ha sido saludado "con afecto y veneración" por el neo-cardenal y secretario de Estado, Pietro Parolin, que en el discurso inicial dijo que estamos "encantados de su presencia ente nosotros".
Palabras que provocaron un largo aplauso entre los presentes en la Basílica vaticana.
En el discurso antes del nombramiento de los 19 cardenales, el papa Francisco les aseguró que "ser un seguidor de Jesús es embarcarse en una aventura de santidad y amor, cuya medida es aquella que no tiene medida y también puede exigir el don de la vida, como sucedió y sucede a muchos cristianos en el mundo."
La Iglesia -continuó- "necesita vuestro coraje, para anunciar el Evangelio en cada ocasión oportuna e inoportuna, y para dar testimonio a la verdad"; "necesita vuestras oraciones, y "necesita de vuestra compasión sobre todo en este momento de dolor y sufrimiento en tantos países del mundo".
"Expresamos juntos nuestra cercanía espiritual a las comunidades eclesiales y a todos los cristianos que sufren discriminación y persecuciones", dijo el papa argentino.
Tras la lectura en latín del ritual de creación de cardenales, Francisco les colocó el capelo o birreta roja y el anillo- los signos del cardenalato- y les asignó una iglesia o diaconía de Roma, como signo de su participación en el cuidado pastoral del pontífice por la Ciudad Eterna.
A excepción de los cuatro miembros de la curia, el papa sólo ha elegido a tres europeos, el arzobispo de Perugia (Italia) y el de Westminster (Gran Bretaña) y el arzobispo emérito de Pamplona y obispo emérito de Tudela (España). Del resto, cinco proceden de Latinoamérica, dos de Asia y dos de África.
Por primera vez en su historia, Haití, golpeada por las catástrofes naturales y la pobreza, tiene un cardenal, el arzobispo de Les Cayes, Chibly Langlois, de 55 años.
Al arzobispo de Río de Janeiro, Dom Orani Tempesta, la noticia de su designación le sorprendió tras dar una misa en la Cruzada San Sebastiao, un deprimido complejo de edificios de interés social.
El nuevo cardenal nicaragüense, Leopoldo José Brenes Solórzano (64 años), arzobispo de Managua, escenifica la imagen de pastor humilde y de la "Iglesia pobre para los pobres" que quiere el pontífice en su Iglesia y se le puede ver conduciendo él mismo su camioneta para trasladarse en sus quehaceres cotidianos.
Menos sorprendentes fueron las designaciones del salesiano ítalo-chileno Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago de Chile y presidente de la Conferencia episcopal nacional, y buen amigo del papa,y del argentino Mario Aurelio Poli, llamado a ser el sustituto de Bergoglio al frente de la archidiócesis de Buenos Aires.
Tampoco sorprende el nombramiento como cardenal del teólogo y autor español Fernando Sebastián Aguilar, de 84 años, arzobispo emérito de Pamplona y obispo emérito de Tudela (Navarra, España) a los que renunció en 2007 por motivos de edad tal y como recoge el Derecho Canónico.
Fernando Sebastián llegó a Roma acompañado por decenas de vecinos, amigos y familiares, además de las delegación oficial española compuesta por doce personas.
Han sido dos los cardenales de África, el arzobispo de Abiyán, Jean-Pierre Kutwa, y el arzobispo de Uagadugu, Philippe Nakellentuba Ouédraogo, Burkina Faso, uno de los países más pobres del mundo.
A todos ellos, el papa argentino les ha dejado claro que su cargo debe caracterizarse por "austeridad, sobriedad y pobreza", lejos de todo lo mundano pues el cardenalato "no es una promoción, sino un servicio".