Once soldados ucranianos han muerto en las últimas 24 horas en enfrentamientos con los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, informó este miércoles 16 Andréi Lisenko, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa ucraniano.
De esta forma, son ya 269 las bajas en las filas de las fuerzas gubernamentales desde el inicio de la ofensiva lanzada por Kiev contra los bastiones rebeldes en las regiones de Donetsk y Lugansk.
"La situación en la zona de la operación antiterrorista sigue siendo complicada. La mayor tensión se mantiene en Donetsk, Lugansk, Lisichansk, Antratsit, Severodonetsk y Krasnodón", informó el Ministerio de Defensa en un comunicado.
Las autoridades aseguran que los milicianos se disponen a lanzar nuevos ataques contra las sedes de las administraciones locales con el fin de fortificarse, al igual que hicieran durante semanas en las liberadas Slaviansk y Kramatorsk.
Los combates se han recrudecido en los últimos días en la frontera con Rusia, a la que Ucrania acusa de permitir la libre circulación a través de ésta de milicianos rebeldes equipados con armamento pesado, entre los que figurarían numerosos mercenarios rusos.
Mientras, Rusia está alarmada por la escalada de tensión en la frontera, varios de cuyos tramos fueron tomados por los rebeldes prorrusos a principios de junio, pero que las fuerzas gubernamentales han recuperado en parte en los últimos días.
Los agregados militares de diez países occidentales, entre ellos Estados Unidos, Alemania, Francia o España, además de China, han aceptado la invitación rusa para inspeccionar la frontera.
La OSCE también enviará a la zona a tres observadores, que emitirán la próxima semana un informe sobre la necesidad de desplegar en la frontera ruso-ucraniana una misión permanente en la que podría recurrir al servicio de drones.
La cancillería ucraniana no tardó en criticar la iniciativa por tener lugar la inspección sólo en la parte rusa de la frontera y acusó a Moscú de intentar confundir a la comunidad internacional y desprestigiar la ofensiva gubernamental contra los insurgentes.
EFE
De esta forma, son ya 269 las bajas en las filas de las fuerzas gubernamentales desde el inicio de la ofensiva lanzada por Kiev contra los bastiones rebeldes en las regiones de Donetsk y Lugansk.
"La situación en la zona de la operación antiterrorista sigue siendo complicada. La mayor tensión se mantiene en Donetsk, Lugansk, Lisichansk, Antratsit, Severodonetsk y Krasnodón", informó el Ministerio de Defensa en un comunicado.
Las autoridades aseguran que los milicianos se disponen a lanzar nuevos ataques contra las sedes de las administraciones locales con el fin de fortificarse, al igual que hicieran durante semanas en las liberadas Slaviansk y Kramatorsk.
Los combates se han recrudecido en los últimos días en la frontera con Rusia, a la que Ucrania acusa de permitir la libre circulación a través de ésta de milicianos rebeldes equipados con armamento pesado, entre los que figurarían numerosos mercenarios rusos.
Mientras, Rusia está alarmada por la escalada de tensión en la frontera, varios de cuyos tramos fueron tomados por los rebeldes prorrusos a principios de junio, pero que las fuerzas gubernamentales han recuperado en parte en los últimos días.
Los agregados militares de diez países occidentales, entre ellos Estados Unidos, Alemania, Francia o España, además de China, han aceptado la invitación rusa para inspeccionar la frontera.
La OSCE también enviará a la zona a tres observadores, que emitirán la próxima semana un informe sobre la necesidad de desplegar en la frontera ruso-ucraniana una misión permanente en la que podría recurrir al servicio de drones.
La cancillería ucraniana no tardó en criticar la iniciativa por tener lugar la inspección sólo en la parte rusa de la frontera y acusó a Moscú de intentar confundir a la comunidad internacional y desprestigiar la ofensiva gubernamental contra los insurgentes.
EFE