(Mursitipinar, 08 de octubre. AFP) – La presión crece en torno a las grandes potencias para que impidan la caída de la ciudad kurdosiria de Kobane, de donde los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) se retiraron el miércoles de algunos barrios, tras bombardeos de la coalición internacional.
La situación en la tercera ciudad kurda del país, “aterradora” según Washington, encendió varias ciudades de la vecina Turquía, donde al menos 14 personas murieron en enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y manifestantes kurdos, que denuncian la pasividad de Ankara ante los yihadistas.
“La comunidad internacional tiene el deber de defender” Kobane y “no puede tolerar que otra ciudad caiga en manos del EI”, declaró el enviado de Naciones Unidas en Siria, Staffan de Mistura, desde Ginebra.
Los yihadistas entraron en la noche del lunes en esta ciudad fronteriza con Turquía, después de cerca de tres semanas de sitio, y combaten calle a calle a las unidades de protección del pueblo kurdo (YPG), a las que superan en número y armamento.
“La situación ha cambiado desde ayer (martes). Las YPG repelieron a las fuerzas del EI”, afirma a la AFP Idris Nahsen, un responsable local, que reconoce que los bombardeos de la coalición liderada por Estados Unidos resultaron “útiles”.
“Los combatientes del EI tuvieron que retirarse de algunos sectores del este de Ain al Arab (nombre árabe de Kobane) y de la periferia suroeste”, aseguró Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
Calles “llenas de cadáveres”
Tiros de mortero y disparos se oían desde la frontera turca este miércoles, según un equipo de la AFP.
Mustafá Ebdi, un periodista y militante kurdo, describe en Facebook que “las calles del barrio de Maqtala, en el sureste de Kobane, están llenas de cadáveres de combatientes” del grupo EI.
Según él, centenares de civiles siguen en la ciudad y “la situación humanitaria se vuelve complicada porque la gente necesita comida y agua”, asegura.
Resulta muy difícil calcular el número de civiles que siguen en Kobane, ya que algunas fuentes afirman que toda la población huyó, mientras que otras, como Ebdi, dicen que quedan habitantes.
Según Nahsen, 350 civiles cruzaron la frontera turca durante la noche, pero los servicios de inteligencia turcos los detuvieron, ya que sospechan que están vinculados con los rebeldes kurdos turcos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Esos civiles están retenidos en un pueblo fronterizo, y van a ser transferidos hacia las cárceles de las ciudades de Sanliurfa y Diyarbakir.
Dilema turco
Los ataques aéreos han ayudado a los combatientes kurdos a retomar posiciones en manos de los yihadistas, pero no bastarán para salvar la ciudad, consideran expertos. Una intervención de tropas terrestres, árabes o turcas, ya que Washington excluyó enviar soldados a Siria, es la única posibilidad de invertir la situación, aseguran.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, defendió el martes una intervención militar terrestre contra los yihadistas, pero sigue el escepticismo sobre la posibilidad de ver tropas turcas en Siria.
“¿Cree usted que esto les interesa?, pregunta una fuente del gobierno francés, que destaca el conflicto de Ankara con su propia minoría turca.
Esta podría ser, sin embargo, la única solución para calmar a los kurdos de Turquía, que llenan las calles desde el lunes.