La intensa batalla de artillería de las últimas semanas, en la que los yihadistas del Estado Islámico (EI) llevaban las de ganar ha dado paso a una nueva fase en la que la suerte se da la vuelta a favor de los kurdos que resisten el asedio. «Los combates son mucho menos intensos que en los días previos. Hoy apenas ha habido bombardeos», cuenta Abdullah, un refugiado kurdo de Siria que explica así cómo la ofensiva del EI empieza a perder fuelle.
Abdullah sabe que solo podrá regresar a casa si el EI es derrotado de forma aplastante, pero se muestra optimista. «Al final, los kurdos venceremos», dice a ABC. Y es que la moral de los yihadistas parece haber caído en picado desde que han comprobado que Kobani, después de todo, supo resistir e incluso hacerles retroceder.
Los bombardeos de la coalición, que hace apenas dos semanas eran criticados por los activistas kurdos por su extrema ineficacia, parecen haber ganado en precisión desde que los guerrilleros marcan los objetivos a los aviones. En las últimas 48 horas, los ataques aéreos han destruido un elevado número de vehículos y posiciones del Estado Islámico, eliminando la superioridad armamentística de los yihadistas frente a las milicias kurdas YPG que defienden la localidad.
«La coalición internacional ha luchado contra el EI de forma más eficaz en estos últimos días. Necesitamos más bombardeos aéreos, así como armamento y munición para luchar contra ellos sobre el terreno», aseguró ayer Idris Nassen, un alto cargo de la resistencia kurda en la ciudad. «Antes controlaban el 30 por ciento de la localidad, pero ahora solo tienen en sus manos menos del 20 por ciento», afirmó.
Los combatientes kurdos también han demostrado ser un rival formidable para el Estado Islámico, especialmente en la lucha urbana, casa por casa, que se viene desarrollando en las últimas dos semanas. Las YPG han desplegado francotiradores en casi todos los tejados de las casas que componen la línea del frente y han causado así numerosas bajas entre las filas de los yihadistas que tratan de profundizar en el perímetro urbano.
«El Estado Islámico está intentando romper la resistencia de las YPG con ataques suicidas, pero todos estos ataques han sido repelidos hasta ahora», afirmó ayer Anwar Muslim, líder del gobierno local de Kobani, y cuyo hermano, Salih Muslim, encabeza el Partido de la Unión Democrática (PYD), la principal formación kurda de Siria. Hace cuatro días, uno de los yihadistas logró inmolarse en un camión bomba cargado de explosivos, causando un número indeterminado de bajas entre los combatientes kurdos.
Futuro del PKK
Según Muslim, los yihadistas han llegado a apenas un kilómetro de la ciudad en los frentes sur y este, pero están siendo mantenidos a raya por los milicianos kurdos. No en vano, a los miembros de las YPG les entrenaron –y, cuando las cosas se pusieron realmente duras, reforzaron- miembros de la experimentada guerrilla kurda del PKK, que lleva en guerra con el estado turco desde 1984. Y aunque es considerado un grupo terrorista tanto por Ankara como por EE.UU. y la Unión Europea, las tornas podrían cambiar pronto.
«Conozco los problemas que Turquía tiene con el PKK, pero sentarse y ver cómo el Estado Islámico toma importantes poblaciones fronterizas y se convierte cada vez más en una amenaza para la seguridad global no puede ser la solución», declaró ayer el líder del Partido Democristiano (CDU) en el Parlamento alemán, Volker Kauder. Alemania ya está proporcionando apoyo y armamento a los combatientes ‘peshmerga’ kurdos que luchan contra el EI en el norte de Irak, pero el gobierno de Angela Merkel había descartado hacer lo mismo con el PKK. Hasta ahora.
«No descarto apoyar a otros grupos. Pero esto debería hacerse con Turquía, no contra ella. Esto también se aplica al apoyo al PKK», indicó Kauder, apuntando a lo que podría ser un cambio total de posición desde que este grupo armado fuese incluido en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea en 2002.
Corredor de evacuación
De hecho, fueron el PKK y sus aliados en Siria, las YPG, quienes organizaron el corredor de evacuación en el monte Sinyar que el pasado agosto permitió salvar la vida de decenas de miles de desplazados yasidíes que habían huido de las atrocidades del Estado Islámico en el norte de Irak. Y ahora, son las YPG quienes están protegiendo a los alrededor de dos mil civiles que continúan en Kobani, bien porque son demasiado mayores o enfermos para huir, bien porque se niegan a abandonar la ciudad.
«Todavía hay civiles con sus familias», explica Anwar Muslim. «Le hemos pedido al gobierno turco que le dé urgentemente a Kobani el apoyo necesario contra el Estado Islámico. Si trabajamos mano a mano, expulsaremos al EI tanto de Kobani como de la frontera turca», dice. Pero hasta ahora, la posición de las autoridades turcas ha sido oponerse a todo aquello que suponga reforzar el nacionalismo kurdo. Turquía, según ha dejado claro, no quiere salvar Kobani.ABC