Rusia empezó hoy a destruir los alimentos perecederos procedentes de Occidente que llegan al país a pesar de estar prohibidos por el embargo adoptado por Moscú en respuesta a las sanciones occidentales.
La drástica medida fue decretada hace una semana por el presidente Vladímir Putin ante las tretas de algunos importadores para saltarse los controles aduaneros con certificados falsos, que indican un origen distinto de los alimentos producidos en los países afectados por el embargo.
Hoy mismo, el Servicio de Inspección Agrícola y Ganadera (SIAG) informó del decomiso de 73 toneladas de fruta en la frontera con Bielorrusia con certificados fitosanitarios de Turquía, que resultaron ser falsos.
“Los inspectores sospecharon de la peculiar ruta que seguían los supuestos productos turcos a Rusia, presuntamente con tránsito en Grecia, Moldavia y Bielorrusia”, señala un comunicado del SIAG.
El contrabando de alimentos europeos a través de la frontera bielorrusa ha sido denunciado en numerosas ocasiones por la prensa rusa.
En su momento, Moscú se vio obligado a suspender la entrada de contenedores procedentes del país vecino, ya que con etiquetas bielorrusas llegaban al mercado nacional productos como ostras o mejillones, cuando Bielorrusia ni siquiera tiene mar.
Algunos medios locales ya han criticado la medida, al considerar que sería mucho más práctico vender esos productos a bajo coste para ayudar a las capas más desfavorecidas de la sociedad, cuyos ingresos se han visto reducidos debido a la actual recesión.
Otros propusieron enviar esos productos a orfanatos o a las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk afectadas por la guerra, donde mucha gente sobrevive sólo gracias a la ayuda humanitaria.
Según datos oficiales, el coste mínimo de la cesta de la compra ha aumentado un 14,3 por ciento en la primera mitad de este año, en gran medida debido al embargo de productos occidentales, lo que ha disparado los precios de los alimentos básicos.
Putin anunció a finales de junio su decisión de prorrogar por un año el embargo a los alimentos perecederos procedentes de la UE, en respuesta a la extensión de las sanciones adoptada por Bruselas contra Moscú por su papel en la crisis de Ucrania.
Explicó que el fin de la medida es “garantizar la seguridad de Rusia” y opinó que dicho embargo “será un buen aliciente para los agricultores nacionales”.
Días antes, la UE extendió sus sanciones económicas contra Rusia únicamente por seis meses, hasta el 31 de enero de 2016.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, tachó entonces de “ilegal e infundada” la decisión de Bruselas y afirmó que las sanciones perjudican “también los intereses de los contribuyentes en los países europeos”.
Fuente: EFE