Todo el arsenal. Y relativamente por sorpresa: con una estupenda gestión de las expectativas. El Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado al filo de las dos de la tarde su versión ultimo modelo del "haré todo lo necesario" de Mario Draghi.
Tipos aun mas bajos. Compras de activos sin más multimillonarias. Y
nueva barra libre de liquidez para la banca. El paquete completo ante
los riesgos de deflación, la desaceleración de la eurozona y, en fin, la
preocupante fase anémica en la que se ha metido la economía del Viejo
Continente.
Draghi no ha decepcionado y los mercados
han reaccionado de inmediato. El BCE, según el consenso que emerge entre
los analistas, suele llegar tarde a su cita con los problemas, pero
cuando llega lo hace bien: Draghi es consciente de que puede esperar muy
poca ayuda por el lago fiscal y saca todo su arsenal, con un refuerzo
sensacional del QE y del resto de medidas extraordinarias en pleno
octavo año de esta crisis extraordinaria.
El tipo de interés de referencia en la eurozona pasa a ser del 0%,
frente al 0,05% anterior. El Eurobanco también recorta en 10 puntos
básicos adicional el interés aplicado a su facilidad de depósito (el
dinero al que se retribuye o se penaliza la liquidez bancaria), que
pasará a ser del -0,40% desde el -0,30% actual; amplía de 60.000 a
80.000 millones el volumen de deuda que puede comprar mensualmente en el
marco del QE lanzado hace justo un año y lanza dos nuevas subastas de
liquidez (TLTRO) para junio. El instituto emisor europeo también
incluirá en su plan de compra de deuda todos los bonos emitidos por
empresas radicadas en la eurozona: hasta ahora solo podía adquirir
títulos emitidos por las administraciones públicas: Estados, regiones o
entidades locales.
Con esta ampliación del programa de compra masiva de deuda, en
combinación con la nueva bajada de tipos, el Eurobanco demuestra una
buena gestión de las expectativas que había depositadas para esta
reunión. El mercado esperaba medidas potentes pero que, a la vez, no
dañasen en exceso las cuentas de resultados de los grandes bancos
europeos, uno de los mayores elementos de preocupación de las últimas
semanas. De alguna forma, el BCE parece haberlo cumplido: incluso
antes de que Draghi empezase su comparecencia, los principales parqués
europeos han respondido con una subida superior al 3%. El euro, por su
parte, se debilita un 1% frente al dólar, una bajada de calado en un
mercado tan estable como el de divisas. La moneda europea no caía tanto
frente al billete verde desde noviembre.
En su comparecencia de prensa, el banquero italiano ha
optado una vez más por un tono pesimista sobre los riesgos que acechan a
la banca europea para respaldar las importantes medidas de política
anunciadas hoy. Incluso con los efectos esperados sobre la economía de
esta nueva batería monetaria, el Eurobanco espera que el nivel general
de precios se mantenga ampliamente por debajo del objetivo del 2% en los
dos próximos años. Según sus cálculos, el nivel general de precios de
la eurozona repuntará un leve 0,1% este año, un 1,3% en 2017 y un 1,6%
en 2018.
En estas aguas revueltas en las que navega la economía
europea, alteradas por el desplome de los precios del crudo, la
desaceleración de los países emergentes y la débil recuperación
económica del bloque europeo, Draghi ha remarcado que los tipos de
interés se quedarán en el nivel actual (mínimo histórico) o incluso por
debajo durante un periodo de tiempo "considerable". "Con los datos que
tenemos ahora, no creemos que haya que bajar aún más los tipos en las
próximas reuniones, pero los hechos pueden cambiar", ha alertado Draghi.
Los primeros analistas en valorar la nueva artillería del BCE
también aplauden las medidas puestas encima de la mesa. "Es un nuevo
'haré lo que haya que hacer'", resume Stewart Robertson, de Aviva,
en declaraciones a Bloomberg, en referencia explícita al mensaje
lanzado por Draghi en el tumultuoso verano de 2012, cuando mostró su
disposición a tomar todas las medidas que fuesen necesarias para salvar
el euro. "Ahora habrá que comprobar si estas medidas verdaderamente
calan en la economía real", añade.
En las últimas semanas se ha constatado la debilidad de las
presiones inflacionistas en la zona euro, cuyo índice adelantado bajó en
febrero al -0,2%, mientras el crecimiento del PIB de la región cerró el
ejercicio 2015 con una expansión del 1,6%, frente al 0,9% de 2014, con
un repunte del 0,3% en el último trimestre del año pasado, en línea con
la expansión del tercer trimestre.EP