Las bolsas han acogido con satisfacción las decisiones del
BCE y acentúan los tímidos aumentos de principio de la jornada. Los
mercados europeos abrieron con cierta timidez y se debatían entre el
rojo y el verde a la espera de noticias de Fráncfort (Alemania), donde
hoy se ha celebrado la reunión del Banco Central Europeo (BCE), en la que el presidente del organismo y uno de los mayores artífices de la tímida recuperación del Viejo Continente, Mario Draghi, ha anunciado nuevas medidas de estímulo para apuntalar la todavía renqueante economía del club del euro y animar la tenue inflación, lastrada por el abaratamiento del petróleo
en el último año y medio. El regulador bancario europeo ha decidido
bajar al 0% el tipo de interés general y reducir también al -0,4% la
facilidad de depósitos. Las nuevas medidas del Eurobanco llegan solo un
año y un día después de que entrase en vigor el ambicioso programa de
compra de deuda pública y privada que ha aflojado la presión sobre la
zona euro.
El selectivo español, el Ibex 35, sube casi un 4% y supera ampliamente la barrera psicológica de los 8.800 puntos. El índice francés, el CAC, repunta cerca del 3% y el DAX
alemán un 2,5%. Horas antes, las principales Bolsas asiáticas habían
cerrado en verde, con el Nikkei japonés subiendo casi un 1,3%. En el
mercado de bonos, los intereses de la deuda española a diez años reduce
sus intereses. La prima de riesgo cae algo más de ocho puntos hasta los
123 puntos básicos. Alemania, la cotización considerada de referencia y
más segura (con la que se mide la prima de riesgo de la zona euro) baja
sus intereses el 8%, hasta 0,22 puntos. El euro, por su parte, se deja
más de un 1% frente al dólar, un movimiento nada desdeñable en un
mercado tan estable como el de divisas.
Todos los focos sobre Draghi
Los parqués estaban expectantes ante las noticias que llegaban
desde Fráncfort. El consejo de Gobierno del BCE ha publicado su decisión
de rebajar el tipo general de interés desde el mínimo histórico del
0,05% al 0%. Además, ha decidido rebajar el tipo de depósito, el interés
que cobra a las entidades por guardar sus fondos en el BCE, del -0,3%
al -0,4%. Tras difundir las nuevas decisiones, los mercados esperan
ahora el discurso del gobernador del BCE. Habrá que prestar atención a
tres variables de su discurso: el pesimismo que pueda mostrar sobre la
evolución de la economía (y la inflación) global; las explicaciones
sobre la reducción del tipo de depósito, el que se aplica sobre los
fondos que los bancos depositan en las arcas del BCE y, sobre todo, del
resto de retoques que ha anunciado en el programa de compra masiva de
activos (QE, por sus siglas en inglés), el principal instrumento
empleado por la eurozona para reactivar el crecimiento y los precios y
relajar la presión sobre las primas de riesgo de la periferia sur de la
Unión.
Los analistas esperaban que la facilidad de depósito, en negativo desde junio de 2014,
bajara aún más hasta el -0,4% o el -0,5%. Finalmente lo ha reducido al
-0,4%. Esta rebaja adicional tiene como objetivo único expulsar dinero
hacia la economía real vía préstamos, pero es arriesgada porque añade un
escollo adicional en la cuenta de resultados de los grandes bancos
europeos, ya de por sí castigada. Aunque bajase, esta tasa seguiría
siendo superior a la que rige en Suiza, cuna de buena parte de la banca
de inversión, donde ya está en el -0,75%. Para ayudar a las grandes
entidades a sobrellevar esta medida en sus cuentas de resultados, son
muchos los que esperan que el Eurobanco ponga en marcha alguna
contraprestación para aliviar sus efectos.
Los analistas también esperaban cambios en el programa de compra de
deuda pública y privada que está en marcha desde principios del año
pasado. Actualmente, las compras mensuales ascienden a 60.000 millones
de euros. El BCE ha elevado esta cifra de compras mensuales a 80.000
millones. En paralelo, se especula con que la fecha de finalización de
este plan se amplíe desde marzo de 2017 (cuando está prevista su conclusión) hasta septiembre de ese año. Desde la consultora Oxford Economics
también esperan que Draghi añada algún retoque al diseño de este QE
para aumentar los activos susceptibles de ser comprados por el BCE ante
las limitaciones que dicta el programa actual.
Riesgo de decepción
Todo lo que estuviera por debajo de estas cifras, tanto en el caso de
la facilidad de depósito como en el caso del programa de compra de
deuda corre el riesgo de decepcionar a los inversores, como ya ocurrió
en diciembre del año pasado. En las últimas semanas, como en aquella
ocasión, las Bolsas europeas han anticipado una acción contundente del
Eurobanco con fuertes subidas que han logrado revertir parcialmente los
desplomes que sacudieron los parqués en el tramo inicial de 2016. Si
Draghi no da el paso o es mucho menos contundente de lo que se espera,
los mercados corren el riesgo de volver al rojo. "El BCE está condenado
a impresionar a los mercados", resume David Kohl, economista jefe para
Alemania del banco privado suizo Julius Baer.
EL PAIS