( AVN).- Pasadas las 2:46 de la tarde del viernes 11 de marzo de 2011,ocurrió en Japón el más fuerte terremoto que se haya registrado en la historia de ese país en los últimos 180 años y el cuarto registrado en el mundo, con un movimiento telúrico de magnitud 9.0, que tuvo como epicentro el mar de la costa de Honshu, al occidente del país.
Ese día, el terremoto duró aproximadamente 6 minutos, lo que provocó que entre la gran escala del sismo y el lapso de duración, se produjeran pérdidas humanas e incontables daños materiales. Luego de esto hubo cerca de 12.000 réplicas de 5, 6 y hasta de 7 grados de magnitud.
A este hecho le siguió un tsunami que arrasó con municipios enteros y dejó un saldo de casi 20.000 personas fallecidas.
La fuerza y magnitud de las olas de agua que arrastraban todo a su paso, llegaron hasta la central nuclear Fukushima y provocó el peor desastre nuclear desde el ocurrido en Chernóbil en el año 1986, según señalaron los expertos.
Se estima que las viviendas destruidas por este desastre natural sobrepasan las 300.000 y a partir de esta situación, muchas personas fueron ubicadas en casas provisionales de apenas 7,5 metros cuadrados, que contaban con una cocina y retrete. En estos pequeños espacios muchos llegaron a permanecer hasta dos años, reseña el portal nippon.com.
Otros ciudadanos fueron ubicados en refugios, en donde cajas de cartón haciendo las veces de paredes, dividían los pequeños cubículos donde cientos de personas permanecían ante la incertidumbre de su destino.
Hombres, mujeres y niños provenientes de Iwate, Miyagi y Fukushima, afectados por el desastre nuclear, se vieron obligados a evacuar sus hogares, y tuvieron que enfrentar el inclemente frío del invierno japonés en viviendas improvisadas que no contaban con las condiciones de soportar estas condiciones climáticas.
Un año después del incidente, medios de comunicación de todo el mundo, como el Diario de Argentina, exaltaron la actitud paciente y organizada de los ciudadanos japoneses para enfrentar y superar esta catástrofe y sus efectos, pero también señalaron la mala actitud de los políticos frente al poder, que no dieron respuestas óptimas a sus ciudadanos ante estos lamentables hechos.AVN