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sábado, 26 de marzo de 2016

MINUTO A MINUTO

Tener fe te hace más feliz y menos neurótico

Comenzaré esta nota, por destacar algunas de las creencias populares para luego comentar el valor de la fe en nuestro organismo, según la opinión de científicos especializados.
“Las parejas que tienen sexo durante el viernes santo pueden quedarse pegadas” o los niños que nacen en esos días pueden traer el “anticristo”. Esto nos parece haberlo escuchado de nuestras abuelas o abuelos, sobre todo aquellas provenientes de hogares con una alta creencia católica, por ello a modo de curiosidad, exponemos de donde provienen tales verdades populares:
Quienes tienen sexo en Semana Santa pueden quedar pegados: El mito más popular y más utilizado a modo de broma, el cual más allá de ser cierto o no, es conveniente e asumir que no todas las personas que practican sexo son creyentes y que las relaciones íntimas no son una contradicción a las celebraciones de la fecha. Sin embargo, dentro de la fe o entrega religiosa, siempre y cuando no se perjudique a nadie, muchas cosas son válidas.
No se pueden consumir carnes rojas: En lo práctico es un mito, pero con algo de verdad para los católicos practicantes. La tradición judío-cristiana desde 1950 dice que el Viernes Santo es un día de recogimiento por el sacrificio y muerte de Jesús. De esta forma, los cristianos tienen que sacrificarse con el ayuno y la abstinencia de carne roja, que era lo que más le gustaba a la gente en el siglo XIX.
El cabello crece más rápido y más bonito si se corta a las 3:00 de la tarde del Jueves Santo: Explicaciones como la del historiador Albeiro Valencia Llano, fundamentan estas afirmaciones en las fases de la luna, especialmente en la luna menguante que casi siempre se presenta en la Semana Mayor, pues se dice que las cosechas salen frondosas y florecen si la luna es en menguante y que, de la misma manera, si el cabello se corta en menguante, se supone que crece bonito, grueso y brillante.
El Viernes Santo no se debe limpiar la casa ni barrer el suelo, porque equivale a “barrer la cara de Cristo”.
– No se pueden utilizar clavos porque Jesús fue crucificado de pies y manos con ellos.
– Se debe vestir de negro, caminar despacio y no gritar para no faltarle el respeto a Dios.
– Si algún hijo le levanta la mano a sus padres en un intento de agresión, se le puede caer el brazo o convertirse en mula.
– El Viernes Santo a las tres de la tarde (hora en que murió Cristo) no hay que salir, ni siquiera asomarse a la calle.
– No se debe cazar porque el daño se te puede ‘devolver’. No cortar nada, porque se estaría cortando el cuerpo de Cristo.
– Si un hijo le saca la lengua a sus padres, la lengua se le puede convertir en lengua de serpiente.
– Sólo se puede escuchar música sacra y no se puede bailar, decir groserías, coser, planchar, ni tomar alcohol.
– No vestirse de rojo porque sería identificarse con el diablo.
Sean manifestaciones populares creíbles o no,lo que verdaderamente es trascendente es el valor de la fe. Los científicos han demostrado que las personas creyentes son más felices y cuentan con una mejor salud mental que los ateos o agnósticos.
Esta es la principal conclusión del estudio Relationships Among Spirituality, Religious Practices, Personality Factors and Health for Five Different Faith Traditions de la Universidad de Misuri, que dirigió el profesor de Estudios Religiosos Dan Cohen. “La buena salud mental de las personas que se recuperan de distintas enfermedades, como el cáncer, las lesiones de médula espinal, los traumatismos cerebrales o la apoplejía guarda una relación directa con las creencias espirituales y, sobre todo, con las prácticas religiosas”, indica el investigador.
Los resultados del estudio parten de tres encuestas en las que participaron no creyentes y practicantes de las cinco principales religiones del mundo: católica, protestante, musulmana, budista y judía. De ellos se desprende una relación directa entre el grado de espiritualidad de los participantes y su capacidad mental para superar o convivir con ciertas enfermedades crónicas.
Las creencias influyen positivamente en los procesos de rehabilitación médicaLo más interesante, añade Cohen, es que “cuanto mayor sea el grado de participación en distintas actividades religiosas, menos posibilidades hay de caer en depresiones y otros problemas mentales”. Por tanto, defiende que “las creencias pueden ser clave para minimizar los traumas generados al contraer una enfermedad grave”.

Psicologia positiva como clave

Uno de los pilares de la investigación se centra en el grado de neurotismo de las personas, un rasgo que define el mayor o menor grado de estabilidad emocional. De este modo, las personas con ancladas creencias religiosas presentaron un nivel bajo de neurotismo, que las lleva a ser más seguras, sufrir menos episodios de ansiedad, menos preocupaciones y tensiones; unos rasgos vinculados a la sintomatología psicosomática.
Todo lo contrario que la muestra de individuos ateos o agnósticos, que además se inclinaban más hacia los pensamientos negativos responsables de intensificar todavía más sus sufrimientos.
Las creencias “son un mecanismo psicológico de defensa”, explica el director de la investigación, que permite a las personas lidiar emocionalmente con el estrés y otros trastornos neuronales, independientemente de la religión que se procese, según matiza Cohen.Las personas con fe tienen menos posibilidades de sufrir ansiedad y depresiones
En las conclusiones del estudio, los autores señalan que la intervención espiritual o religiosa de los pacientes, basada en la meditación y la búsqueda de los puntos de vista trascendentales, es una estrategia necesaria para afrontar de la manera más positiva posible las recaídas físicas o psicológicas, pero Dan Cohen va mucho más allá.
Según este especialista en estudios religiosos, los beneficios de los individuos con una personalidad configurada por los valores de la religión, no solo se circunscriben a sus propios intereses, sino al resto de la sociedad, haciéndola “más pacífica y solidaria”.
El trabajo, que fue publicado en el último número del Journal of Religion and Health, contó también con la participación de psicólogos e investigadores médicos.N24