Rusia continúa sin aceptar el resultado del Festival de Eurovisión 2016 que el pasado fin de semana dio la victoria a la ucraniana Jamala con una canción sobre la deportación de los tártaros de Crimea durante el estalinismo.
"Es imprescindible revisar los resultados del concurso, aunque será difícil convencer a los organizadores para ello. En este concurso, la política se ha puesto por encima de lo artístico, pero es la primera vez que ha ocurrido de una forma tan clara", dijo el senador Franz Klintzevich, en una sesión del Consejo de la Federación (Cámara alta).
Precisamente para apoyar que se anule el resultado de la edición eurovisiva de Estocolmo, una petición fue publicada en la plataforma change.org, y desde ayer ya ha recibido cerca de 200.000 firmas.
La petición fue subida por el ciudadano armenio Artur Hovanisián, quien señaló que "el número de personas que la han firmado muestra que mucha gente está convencida de que este año el vencedor del concurso no ha sido quien debía ser elegido".
Según la agencia rusa RIA Nóvosti, la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora de Eurovisión, va a estudiar esa petición.
"Conocemos la petición, y la cuestión va a ser tratada hoy, y más tarde la UER publicará su respuesta", dijo a RIA el portavoz del organismo, Paul Jordan.
La victoria de Jamala, una tártara de Crimea de 32 años, que se impuso sobre el ruso Serguéi Lazárev, que era el gran favorito, ha sido criticada ampliamente en Rusia, donde se ve una intencionalidad política.
La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, publicó una entrada en su Facebook donde, de forma irónica, afirma; "Creo que en el próximo concurso debemos cantar sobre Asad. Propongo el estribillo: Asad bloody, Asad worst. Give me prize, that we can host".
Jamala, con una amplia carrera a sus espaldas primero como cantante clásica y más tarde de jazz, blues y diversas fusiones, fue recibida ayer por cientos de fans a su regreso a Kiev.
Su canción "1944" está dedicada a los tártaros de Crimea, que sufrieron deportaciones masivas durante el estalinismo, y la propia cantante, como gran parte de los tártaros de Crimea, nació en la república centroasiática de Kirguizistán, adonde sus familiares fueron deportados.
Tras la independencia de Ucrania de la URSS en 1991, regresó junto con su familia a Crimea, península que hace dos años fue anexionada por Rusia tras un polémico referéndum no reconocido por la comunidad internacional.
Precisamente, mañana, como cada 18 de mayo, se celebra el aniversario de estas deportaciones.
El Consejo de Radiodifusión de Ucrania ha ordenado a todas las televisiones del país que difundan un minuto de silencio a las 12.00 hora local, y además deberán transmitir al menos una hora de contenidos dedicados a esta efeméride. EFE