El último miembro fundador vivo del grupo británico Bee Gees, Barry Gibb, ha admitido que subirse a un escenario sin sus dos hermanos, Robin y Maurice, le ha resultado "duro", en declaraciones que publica el tabloide británico The Sun.
Gibb admitió que la ausencia de sus hermanos, Robin, que falleció en mayo de 2012, y Maurice, que murió en 2003, y con los que creó la banda de rock y música disco en 1958, le resulta difícil.
El cantante y compositor, de 66 años, tocó a comienzos de año en Australia y está previsto que vaya a dar conciertos en el Reino Unido e Irlanda el próximo otoño.
"En el escenario es duro. Un minuto sientes que la audiencia está bien contigo, pero al momento sabes que tienes que dar algo más", comentó el músico al rotativo. Gibb indicó que "el público ha sido increíble, han sido de mucho apoyo".
El músico señaló además que su esposa, Linda, le había pedido que dejara de lamentarse y de regodearse en que todo "estaba acabado" para él y que, en lugar de eso, "hiciera música".
La ausencia de sus dos hermanos fallecidos se hace menos dura, según explicó, al contar con su hijo mayor en la guitarra y con la hija de Maurice Gibb, Sam, cantando junto a él.
"Hemos creado este espectáculo que realmente celebra todo lo que alguna vez hicimos. Me siento bien. El año pasado me sentí muchísimo peor con todo el estrés que rodeó a Robin", dijo.
Robin Gibb, el cantante de los Bee Gees, falleció el pasado mayo a los 62 años tras una larga lucha contra el cáncer.
El solista, que había conseguido recuperarse de un cáncer de colón e hígado diagnosticado en 2010, fue sometido también en marzo del pasado año a una operación intestinal.
"Personalmente, creo que Robin sabía que se estaba muriendo. Sabía que llevaba enfermo mucho tiempo, no solo los últimos dos años", recordó su hermano Barry.
EFE