La endeudada economía de la eurozona se contrajo en el segundo trimestre, tras mantenerse plana en el primero, pese al continuado crecimiento alemán que según los economistas pronto podría verse extinguido.
El grupo monetario de 17 países se contrajo un 0,2 por ciento en el trimestre, según datos publicados el martes.
Alemania logró registrar un crecimiento del 0,3 por ciento, superando por poco las expectativas, pero su índice de expectativas a futuro ZEW cayó por cuarto mes consecutivo, socavando incluso la estimación más baja de un sondeo de Reuters.
Los economistas dijeron que es probable que la situación empeore, y es difícil que la economía más grande de Europa desafíe a la gravedad durante mucho tiempo si no se toman medidas decisivas para abordar la crisis de deuda del bloque.
"El crecimiento resultó ser bastante sólido. Pero esta podría ser la última noticia positiva de Alemania en algún tiempo", dijo Jörg Krämer, del Commerzbank. "La economía alemana podría contraerse en el verano. A nivel fundamental está en buena forma, pero no puede disociarse de la recesión en la eurozona, y además la economía mundial también ha perdido velocidad".
Salvo por un desliz hacia abajo en los últimos tres meses de 2011, la eurozona ha mostrado un crecimiento bastante consistente, aunque algo anémico, en los últimos tres años, a pesar de que algunos de sus miembros más endeudados llevan un tiempo en recesión.
"Fue un poco mejor de lo que esperábamos, pero creo que en general confirma la idea de que la eurozona está en una fase de recesión", dijo Aline Schuiling, economista ABN AMRO, de los datos del martes.
"Lo que vemos es un círculo vicioso de recortes de presupuesto, tipos de interés altos en la periferia y un aumento de la deuda soberana", dijo. "Los parlamentarios se están moviendo muy despacio. Hay unas perspectivas limitadas de crecimiento en la eurozona. Esperamos otra contracción en el tercer trimestre".
Francia ha marcado su tercer trimestre seguido de crecimiento cero. El banco central galo ya ha dicho que espera una leve contracción en el tercer trimestre.
"Estas cifras no son excelentes, pero al mismo tiempo Francia no está en recesión, mientras que la mayoría de sus socios europeos lo están", dijo a la radio Europe 1 el ministro de Finanzas, Pierre Moscovici.
Los futuros de los bonos alemanes refugio cayeron y las acciones europeas subieron después de unas cifras ligeramente más sólidas de lo esperado en el PIB de Alemania y Francia, si bien el euro cayó ante el dólar después de que el sondeo ZEW resultara peor de lo previsto.
El sondeo mensual del grupo de estudios sobre la percepción de la economía cayó al -25,5, frente al -19,6 de julio. El economista de ZEW Christian Dick dijo que la economía alemana perderá velocidad debido a un débil crecimiento en sus principales mercados de exportación, pero que no se deteriorará de forma brusca.
Austria y Países Bajos casi igualaron las cifras alemanas, con un crecimiento del 0,2 por ciento cada una. Los economistas encuestados por Reuters esperaban que la economía holandesa se encogiera un 0,3 por ciento.
Finlandia, uno de los aliados de Alemania al norte de Europa en la presión por la austeridad, sufrió una caída interanual del 0,7 por ciento en el PIB.
PROBLEMAS EN EL SUR
Para los miembros de la eurozona que están en el centro de la crisis de deuda, el panorama es aún más sombrío ya que conforme las economías se reducen, los ingresos por impuestos hacen lo mismo, complicando aún más la reducción del déficit.
Eso ha impulsado un creciente debate dentro y fuera de Europa sobre la sensatez de los esfuerzos de austeridad.
La recesión en el rescatado Portugal se profundizó, con una caída del 1,2 por ciento en el PIB en el segundo trimestre, mientras que Chipre se contrajo un 0,8 por ciento.
Las cifras publicadas el lunes mostraron que las medidas de recorte de déficit ayudaron a reducir la economía griega en un 6,3 por ciento interanual en el segundo trimestre. Los economistas dicen que el descenso se mantendrá mientras el Gobierno intenta asegurar miles de millones en recortes adicionales para seguir recibiendo los fondos del rescate.
En Italia, los datos del segundo trimestre publicados la semana pasada mostraron que la economía se contrajo un 0,7 por ciento respecto al primer trimestre, aumentando las complicaciones para el Gobierno tecnócrata de Mario Monti en su afán de evitar un rescate.
Por su parte, la economía española se redujo un 0,4 por ciento en el mismo periodo, cayendo más aún en la recesión, según datos de hace dos semanas.
La gran pregunta sin responder es si una economía debilitada hará que los alemanes, los grandes pagadores de la UE, se vuelvan más reacios a apoyar los programas de rescate para la eurozona.
La canciller Angela Merkel ha reiterado en el último año que hará cualquier cosa para salvar al euro, algo que repitió por última vez después de que el Banco Central Europeo dijera que intervendrá en el mercado de bonos para bajar los costos de deuda de España e Italia.
No todos los alemanes apoyan esa política y el margen de maniobra de la canciller parece reducirse al tiempo que Grecia y España se acercan a nuevos rescates. Sin embargo, si los alemanes de a pie empiezan a sentir problemas económicos, su respuesta podría ser que pidan a sus líderes que resuelvan la crisis que está llamando a su puerta.
Los bonos españoles e italianos se han estabilizado desde que el presidente del BCE, Mario Draghi, prometió hacer todo lo necesario para salvar la eurozona. Es bastante posible que Madrid y Roma pidan ayuda de los fondos de rescate de la eurozona y del BCE antes de que termine el año.
"Parece decisivo que la crisis del euro pueda controlarse. Esperamos que el BCE haya llegado a un punto de inflexión con su señal de compra de bonos", dijo Christian Schulz, economista de Berenberg Bank. "Tras un verano más débil la economía alemana podrá crecer más deprisa de nuevo en el cuarto trimestre".
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