La policía del estado brasileño de Río de Janeiro ocupó este domingo en sólo diez minutos el complejo de favelas de Manguinhos, uno de los más peligrosos de la ciudad, que era controlado por un grupo de narcotraficantes y en el que funcionaban locales de venta y consumo de drogas al aire libre.
Las fuerzas públicas también ocuparon las favelas de Mandela, Varginha y Jacarezinho, igualmente en la zona norte de Río de Janeiro y en la última de los cuales funcionaba el mayor "crackódromo" de la ciudad, como son conocidas las plazas en que se vende y consume crack, un derivado de la cocaína con alto poder destructivo.
En las ocupaciones, anunciadas el pasado viernes y que fueron realizadas sin prácticamente ninguna resistencia, participaron 1.500 uniformados, entre policías y fusileros navales, y contaron con el apoyo de helicópteros y de trece blindados de la Marina, según informó la secretaría de Seguridad Pública de Río de Janeiro.
Los miembros de las fuerzas de seguridad entraron en las barriadas pobres hacia las 5.00 horas (8.00 GMT) y utilizaron excavadoras mecánicas para retirar las barreras que los narcotraficantes utilizaban para bloquear los accesos a las favelas.
Los primeros en entrar en Manguinhos fueron los miembros del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militarizada, el cuerpo de elite de la policía de Río de Janeiro, que utilizaron vehículos blindados para llegar rápidamente a los locales estratégicos y controlarlos.
Jacarezinho, en cambio, fue ocupada por miembros de la Policía Civil.
Con excepción de algunos fuegos artificiales con que los narcotraficantes anuncian la llegada de la policía y de esporádicos disparos, las favelas fueron ocupadas sin ningún enfrentamiento.
Al parecer, como ocurrió en otras ocupaciones similares que son anunciadas previamente, los pistoleros huyeron antes de la llegada de las fuerzas de seguridad pública hacia favelas que aún son dominadas por secuaces.
Pero a diferencia de anteriores operaciones, cuando la policía anunciaba la fecha de la ocupación y facilitaba la fuga de los narcotraficantes, en esta ocasión el BOPE realizó operaciones previas en favelas a las que podían dirigirse los pistoleros en fuga.
Fue en una de estas operaciones, en la favela del Morro do Juramente, en la que se produjo un enfrentamiento en la mañana del sábado en el que murieron cinco supuestos narcotraficantes que huían de Manguinhos.
El gobierno regional de Río de Janeiro pretende instalar en las favelas recuperadas este domingo Unidades de Policía Pacificadora (UPP), como son conocidos los cuartelillos permanentes con que las autoridades recuperan áreas antes dominadas por grupos criminales.
La instalación de las UPP forma parte de una exitosa política de seguridad pública iniciada por el gobierno de Río de Janeiro en 2008 para expulsar a las bandas de narcotraficantes de las favelas de la ciudad antes de los Juegos Olímpicos que la ciudad organizará en 2016.
Esta política, que ha reducido significativamente los índices de violencia y criminalidad de Río de Janeiro, ha sido considerada como modelo para otros países de la región por organizaciones multilaterales.
Hasta el momento la policía ha instalado sus cuartelillos en 28 favelas o conjuntos de barriadas pobres, incluidos el Complexo do Alemao, que era el principal fortín del Comando Vermelho, la mayor organización criminal de Río de Janeiro, y la Rocinha, la mayor favela de Brasil.
Las fuerzas públicas también ocuparon las favelas de Mandela, Varginha y Jacarezinho, igualmente en la zona norte de Río de Janeiro y en la última de los cuales funcionaba el mayor "crackódromo" de la ciudad, como son conocidas las plazas en que se vende y consume crack, un derivado de la cocaína con alto poder destructivo.
En las ocupaciones, anunciadas el pasado viernes y que fueron realizadas sin prácticamente ninguna resistencia, participaron 1.500 uniformados, entre policías y fusileros navales, y contaron con el apoyo de helicópteros y de trece blindados de la Marina, según informó la secretaría de Seguridad Pública de Río de Janeiro.
Los miembros de las fuerzas de seguridad entraron en las barriadas pobres hacia las 5.00 horas (8.00 GMT) y utilizaron excavadoras mecánicas para retirar las barreras que los narcotraficantes utilizaban para bloquear los accesos a las favelas.
Los primeros en entrar en Manguinhos fueron los miembros del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militarizada, el cuerpo de elite de la policía de Río de Janeiro, que utilizaron vehículos blindados para llegar rápidamente a los locales estratégicos y controlarlos.
Jacarezinho, en cambio, fue ocupada por miembros de la Policía Civil.
Con excepción de algunos fuegos artificiales con que los narcotraficantes anuncian la llegada de la policía y de esporádicos disparos, las favelas fueron ocupadas sin ningún enfrentamiento.
Al parecer, como ocurrió en otras ocupaciones similares que son anunciadas previamente, los pistoleros huyeron antes de la llegada de las fuerzas de seguridad pública hacia favelas que aún son dominadas por secuaces.
Pero a diferencia de anteriores operaciones, cuando la policía anunciaba la fecha de la ocupación y facilitaba la fuga de los narcotraficantes, en esta ocasión el BOPE realizó operaciones previas en favelas a las que podían dirigirse los pistoleros en fuga.
Fue en una de estas operaciones, en la favela del Morro do Juramente, en la que se produjo un enfrentamiento en la mañana del sábado en el que murieron cinco supuestos narcotraficantes que huían de Manguinhos.
El gobierno regional de Río de Janeiro pretende instalar en las favelas recuperadas este domingo Unidades de Policía Pacificadora (UPP), como son conocidos los cuartelillos permanentes con que las autoridades recuperan áreas antes dominadas por grupos criminales.
La instalación de las UPP forma parte de una exitosa política de seguridad pública iniciada por el gobierno de Río de Janeiro en 2008 para expulsar a las bandas de narcotraficantes de las favelas de la ciudad antes de los Juegos Olímpicos que la ciudad organizará en 2016.
Esta política, que ha reducido significativamente los índices de violencia y criminalidad de Río de Janeiro, ha sido considerada como modelo para otros países de la región por organizaciones multilaterales.
Hasta el momento la policía ha instalado sus cuartelillos en 28 favelas o conjuntos de barriadas pobres, incluidos el Complexo do Alemao, que era el principal fortín del Comando Vermelho, la mayor organización criminal de Río de Janeiro, y la Rocinha, la mayor favela de Brasil.
EFE