La confianza en su fuerza militar permite al presidente sirio, Bashar Al Asad, seguir siendo inflexible en el conflicto que ha dejado más de 60.000 muertos en el país y continuar desafiando a la comunidad internacional que reclama su salida, según el análisis de los expertos.
Para Fabrice Balanche, director del grupo de investigación y estudio del Mediterráneo y el Medio Oriente (Gremmo), el discurso de Asad difundido el domingo en la televisión oficial, ante un público entusiasta, es la prueba de que el presidente cree que la situación le es favorable.
"Es un momento apropiado para dar ánimos a sus partidarios porque su ejército ha conseguido recientemente varias victorias y porque se mantiene en el cargo", a pesar de los pronósticos de su caída, explica este experto en geografía política siria.
Por su parte Thomas Pierret, profesor de la Universidad de Edimburgo, recuerda que Asad llevaba desde julio sin aparecer, cuando hubo varios eventos en su contra, como el asesinato de altos responsables del régimen, la defección del primer ministro, la toma de la mitad de Alepo por los rebeldes o la pérdida del control en las fronteras con Turquía e Irak.
"Hoy la situación se ha estabilizado un poco. El régimen no ganará la guerra pero es consciente de que todavía será larga. Todo esto da un respiro a un régimen que está condenado a medio plazo, lo que explica el momento elegido para el discurso", explica Pierret.
A pesar de ello la "retórica sigue siendo la misma" y en el fondo los argumentos de Asad no han cambiado, afirma Karim Bitar, director de investigación del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (Iris).
"Es un discurso de guerra: Asad es inflexible y totalmente reacio a la idea de un auténtico proceso de transición política", recuerda Pierret.
El presidente sirio pidió "diálogo" el domingo ante más de mil partidarios reunidos en la opera de Damasco, aunque al mismo tiempo aseguró que no tenía ningún "socio" para llevarlo a cabo.
La táctica de Asad, según Fabrice Balanche, "consiste en afirmar que no es él quien rechaza el diálogo" sino la oposición la que se niega a tenerle como interlocutor.
Solución militar
Por primera vez, el líder sirio propuso el domingo una hoja de ruta que incluye la elaboración de un estatuto nacional sometido a referéndum, así como un nuevo gobierno y un nuevo parlamento salidos de las urnas.
Pero antes Bashar Al Asad exige que los "terroristas", tal como llama a los rebeldes, detengan sus operaciones y sólo entonces el ejército sirio volverá a las casernas aunque "reservándose el derecho de replicar".
"La 'solución política' que propone Asad es en realidad una solución militar con un proceso político que empieza después de su victoria", afirma Volker Perthes, director del German Institute for International and Security Affairs de Berlín.
Además, según los analistas, el discurso iba dirigido ante todo a la comunidad internacional.
"Asad sabe que hay negociaciones en curso entre Rusia y Estados Unidos y espera que ese diálogo le dé un respiro y para poder mantenerse en el poder al menos hasta el final de su mandato, en 2014, a la espera de que estalle lo que él llama la 'burbuja de la primavera árabe'", analiza Karim Bitar.
Según Volker Perthes, Asad responde con un "no" las propuestas del emisario internacional Lakhdar Brahimi, que a finales de diciembre pidió la formación de un gobierno de transición con plenos poderes y unas elecciones.
Todos los expertos están de acuerdo en que la "solución política" del líder del régimen sirio, que la oposición rechaza frontalmente, se quedará en "papel mojado"
"Se ha derramado demasiada sangre como para que los rebeldes acepten. La propuesta de Asad está muy por debajo de lo que estarían dispuestos a aceptar los rebeldes, es demasiado poco y demasiado tarde", asegura Bitar.
AFP