La ONU informó que respalda las tareas de asistencia a la población damnificada por las lluvias e inundaciones que asolan a Myanmar desde hace una semana debido a la temporada de monzones.
Las cifras preliminares indican que hasta el momento han perdido la vida 39 personas y 200.000 más han sido afectadas; sin embargo, la previsión es que estas cifras aumenten a medida que los equipos de evaluación y rescate lleguen a las áreas hasta ahora inaccesibles.
El portavoz en Ginebra de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Jens Laerke, se refirió a la magnitud de los daños y habló de las carencias de la población en una rueda de prensa.
"Las evaluaciones iniciales que tenemos muestran que la gente necesita inmediatamente alimentos, albergue, agua y saneamiento, y acceso a servicios médicos de urgencia", dijo.
Laerke agregó que el personal que atiende la emergencia lleva a cabo operaciones de rescate y distribuye insumos básicos entre los siniestrados.
Explicó también que en las áreas afectadas se han interrumpido los servicios de transporte, la electricidad y las comunicaciones como consecuencia de los grandes daños de infraestructura causados por las inundaciones.
El portavoz informó que las autoridades de Myanmar solicitaron formalmente hoy asistencia internacional, aunque aclaró que los organismos humanitarios de la ONU han estado trabajando con el gobierno desde que empezó el desastre, el 30 de julio pasado.
