Melendi: "Desde mi adolescencia hasta hace poco, lo he hecho casi todo mal"
Jugaba sobre todo de libre, o de defensa central. "Era muy malo", sostiene él. Pero tampoco debía de serlo tanto, si es que le había fichado el Club Astur, filial del Oviedo. El caso es que, por mucho que le gustara el fútbol, al joven Ramón Melendi había algo que le gustaba más aún. "Me enganché a la guitarra. La tocaba de vez en cuando en casa de mi abuelo, como autodidacta", cuenta el músico. Eso sí, no se atrevía a enseñarle a nadie sus creaciones: "Es que soltaba lo primero que se me venía a la cabeza".
Sin embargo, a fuerza de tocar lo que se le ocurría, el adolescente futbolista se hizo joven de pelo rasta y rumba alegre y sus creaciones llegaron a miles de oídos. Siete álbumes y más de un millón de copias vendidas después, Melendi ha pasado a ser un padre de familia de 33 años y melena lisa que ha virado hacia el pop rock y la responsabilidad. Lo que se resume en el titular de su último disco, Volvamos a empezar, que entre abril y junio llevará a nueve ciudades de España en una gira que presentó esta semana. "Es un álbum más reflexivo. Llega un momento en el que miras atrás y te das cuenta de que necesitas un cambio", asegura.
Mas aún si lo que ves en el pasado apenas te gusta. "La fama me cogió demasiado joven e inexperto. Desde mi adolescencia hasta hace poco lo he hecho casi todo mal", afirma el cantante asturiano. En una suerte de relación de amor-odio con su pasado, Melendi regresa sin embargo a menudo a su juventud: "Siempre que cojo la guitarra vuelvo a ser un niño".
Esta vez la ha cogido para un disco "con un sonido muy rockero" y en el que, explica, ha sacado "muchísimo" de sí mismo. Quizás incluso demasiado, ya que, de tanto buscar un nuevo comienzo, se ha quedado sin fuerzas para avanzar: "Me siento vacío. Estoy preparando el nuevo disco pero me está costando. Por la noche escribo una canción y por la mañana me parece una mierda. Ya he tirado unas 30".
Tal vez dependa también de los cambios en su vida. A saber si la musa que inspiró al chico de Caminando por la vida o Violinista en tu tejado aprecia también a este hombre de barba cuidada y chaqueta gris que parece haber sentado la cabeza. "Al cambiar tu manera de pensar cambias la forma de componer", admite el músico. Seguramente al nuevo Melendi le deben de tener más aprecio en los aviones. Desde que fue detenido en 2007 por intentar agredir a un sobrecargo que no le servía alcohol, el asturiano ha mejorado su relación con los vuelos, que le aterrorizaban: "Ya lo llevo bastante bien. Me tomo unas pastillitas y me relajo".
Lo mismo (relajarse, no lo de las pastillas) podrá hacer a ratos el público que asista a la gira Directo y copas. Melendi asegura que serán actuaciones "más íntimas", también por los auditorios escogidos: en algunos no caben más de 1.000 personas. "Cambiaremos parte del repertorio, tocaremos más en acústico", cuenta el músico.
Lo que no cambia es su opinión sobre la piratería. Hace años dijo que era una lacra pero que le había beneficiado mucho, y hoy lo confirma. En esto, el rasta rumbero y el joven adulto van de la mano. Y también lo hacen a la hora de cargar contra las discográficas y sus reediciones especiales. Cajitas, DVD, camisetas y demás maquillajes para vender el mismo producto no convencen a Melendi: "Estoy totalmente en contra. Hace tiempo peleé, y con mis discos ya no se hace". ¿Cree el músico que la gente puede llevarse la impresión de que están intentando lucrarse a su costa? "No, si es que no es la impresión...", contesta sincero. Es lo que tiene soltar lo que se le viene a uno a la cabeza.
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