Cuarenta y ocho tornillos en la cabeza, media cara paralizada, un pulmón perforado y todo un movimiento armado pendiente de su salud.El doctor José Manuel Mireles (Tepalcatepec, 1958), portavoz de las autodefensas de Michoacán, al oeste de México, se recupera desde el pasado 4 de enero de un accidente de avioneta que casi le cuesta la vida. Vestido de chándal gris y camiseta oscura, este cirujano que decidió rebelarse hace once meses contra los abusos del crimen organizado pide que traigan la radiografía que demuestra sus heridas de guerra. El paradero del líder moral de las autodefensas es un secreto, sus declaraciones públicas, contadas. “Ahorita lo que quiero es recuperarme”, repite varias veces a lo largo de la entrevista que se realiza en la mañana del domingo. Aunque asegura que en estos momentos está apartado del movimiento, considera un “teatro” el acuerdo entre Gobiernos y guardias comunitarias para legalizarse, se muestra escéptico con las detenciones anunciadas por el Ejecutivo y critica la propaganda mediática que están haciendo las autoridades sobre el conflicto en Michoacán. El doctor recupera la movilidad, el ánimo, el apetito. Las ideas continúan intactas. Ante la escalada de violencia, el pasado 13 de enero el Gobierno de Peña Nieto y el Ejecutivo estatal sellaron un acuerdo para intervenir con las fuerzas de seguridad en la violenta región de Tierra Caliente.
Pregunta. El Ejército lleva varios meses desplegado en la zona, pero siempre ha denunciado que no hacía nada ¿cree que ha habido algúncambio en la estrategia?
Respuesta. Pues por lo menos hay la intención, desde el momento en que el Gobierno federal y el Estado anuncian que se van a hacer cargo de la situación, que era lo que estábamos buscando desde que nos levantamos en armas en febrero. Pero durante ese tiempo, el Ejecutivo estatal en vez de ayudar era el que más piedras nos echaba, el que más nos atacaba. Incluso nos atacaba más que los Templarios. Ahora lo que nos queda es esperar que sí hagan su trabajo. Ya empezaron, ya anunciaron dos detenciones, pero todavía no hemos visto físicamente la captura del primero, El Toro. Él era jefe de plaza de Tepalcatepec, el principal violador. Violaba a cuatro o cinco mujeres de la misma casa y no había quien lo detuviera.
P. ¿Desconfía entonces de que realmente lo hayan atrapado?
P. ¿Usted sabe dónde está [El Chayo]?R. Exacto. Tenemos muy malas experiencias de los sexenios anteriores. Nosotros somos de allá, conocemos a los delincuentes y a los traficantes y veíamos como el gobierno anterior agarraba a cualquier borrachillo y lo anunciaban como el rey de las anfetaminas “Detuvimos al rey de la mariguana, detuvimos al rey de la cocaína”. Podrán engañar a la gente que no vive allá. A lo mejor todos esos anuncios que hacían eran para gente que le encanta el circo, pero no para los que estamos sufriendo los problemas en carne propia. Eso no nos convence. Si nos dicen que ya detuvieron al “Toro” nosotros les decimos: “A ver, enséñenmelo, quiero verlo, yo lo conozco perfectamente”. Vinieron a mostrármelo en fotos. Pero nosotros exigimos que lo comprueben, incluso con el ADN, porque resucitan. Y cada vez que resucitan es una burla del Gobierno hacia el pueblo, porque, ¿cómo es posible que el Ejército anuncie que asesinaron al Tío Nicho -el tercero de los Templarios- en un retén porque no se quiso parar y a los seis meses resucite para retar en duelo a Hipólito Mora -líder de las autodefensas del municipio de La Ruana-? Hace dos años los federales supuestamente mataron a Nazario Moreno, El Chayo [líder del cártel. La versión oficial lo da por muerto pero las autodefensas denuncian que sigue vivo y opera en la zona]
R. Siempre hemos sabido y siempre hemos dicho dónde está.
P. ¿Y ahora tampoco han ido a por él?
R. Ahorita estoy desconectado de todo el movimiento. Pero me quedan tres semanas de terapia intermedia que sí quisiera cumplir así, porque nosotros no vamos a parar hasta que caigan. No podemos estar en paz en ningún lado mientras no caigan. Porque como ya los enfrentamos, mientras estén vivos, aunque estén detenidos, hay cárceles donde viven mejor que en sus casas y pueden dar orden de matar gente.
P. ¿Qué le parece el golpe al cártelJalisco Nueva Generación?
R. A lo mejor el Estado de Jalisco también está haciendo su trabajo. Este problema lo tienen todos los Estados de la República. Yo no conozco Estado que no lo tenga. A mí me han hablado de tres para preguntarme qué necesitan. Lo único que les contesto es: coraje. Yo siento que si a mí se me acaba el coraje, se me acaba el valor. Pero es coraje guardado de muchos años.
P. ¿Cómo describiría ese sentimiento, de dónde viene?
P. Se dice que ustedes están asesorando a autodefensas de otros EstadosR. De ver lo que pasaba a diario y también de asuntos de la familia. Tuvimos experiencias con mi hermana la más chica, hubo secuestros en su familia, y la que salió más afectada fue mi mamá y murió. De ver a los muchachos que nacieron enfrente de mi casa y entregaron solo sus cabezas. Vi el momento en el que secuestraban a un muchacho en Colomotitán, vi cuando secuestraban a una quinceañera saliendo de la Iglesia... Vi muchas cosas y teníamos que voltear para otro lado porque si se quedaba uno viendo también lo mataban. Duramos 12 años con la cabeza agachada. A la familia Valdovinos, que ya no quiso pagar los 50.000 pesos (2.770 dólares) mensuales, los mataron a todos.
R. Nos han hablado para pedir asesoría, eso sí es cierto. A mí me llamaron de Zacatecas, Oaxaca y Veracruz. Tengo comunicación con gente de Guerrero, ahí está difícil la situación, también de Jalisco, pero yo quisiera ver primero de qué forma se limpia mi Estado antes de meterme a otros. Nuestra guerra no es contra el Estado mexicano, ni siquiera contra el Estado de Michoacán. Lo único que buscamos es que se restablezca el estado de derecho para poder tener una vida en paz.
P. Después de tanto tiempo denunciando la inacción del Gobierno estatal, ¿cómo se enfrentan a esta nueva etapa de pacto, realmente tienen confianza?
R. No, no tenemos confianza. Y yo menos. Además, ese pacto era un acuerdo que ya teníamos [las autodefensas] con el gobierno federal. Sí lo íbamos a hacer, pero cuando hubiesen detenido al último de los Templarios. Así que se adelantaron a los acontecimientos. Yo supe que cabildearon con cada uno de los coordinadores que llevaron a la reunión, pero de la gente de combate no estuvo nadie. Es parte de un acuerdo que teníamos, pero no era el tiempo aún, porque todavía no acabamos.
P. ¿Quiere decir que es un pacto mediático?
R. Es político. No tiene nada que ver con la realidad. La prueba está en que al día siguiente mis compañeros toman los municipios de Los Reyes y Peribán y van a seguir avanzando.
P. ¿Qué le parece que haya gente que decida que todavía no se va a desarmar?
R. Nadie se va a desarmar. De hecho el pacto es para que los que quieran seguir armados lo hagan ya legalmente mediante la estructura de defensas rurales. Porque el pacto que teníamos nosotros era que se iban a eliminar las policías municipales de todo Michoacán e iban a llamarse policía estatal y que la policía estatal de cada municipio iba a estar integrada por todas las autodefensas y comunitarios que desearan pertenecer a esos cuerpos de seguridad. La policía estatal iba a tener su sueldo. Las defensas rurales no tienen sueldo, es nomás para que les permitan traer sus armas en sus ranchos y cuiden su ganado y sus propiedades. Eso ya existe desde hace muchísimos años, no es nada nuevo. En lo personal no me gusta que la gente que está asignada por el Gobierno federal en Michoacán utilice el movimiento social de forma mediática. El Estado necesita toda la atención del Gobierno federal para resolver la situación, pero no a través de estos teatritos. En Michoacán no necesitamos teatros para que se recupere la paz, necesitamos hechos reales, como la intervención en el puerto de Lázaro Cárdenas, eso sí nos dejó asombrados, porque el Gobierno federal demostró que tiene capacidad para resolver el problema [En noviembre el Ejército se hizo con el control del muelle, principal punto de entrada de mercancía por el Pacífico].
P. ¿Y la solución pasa por la institucionalización de las autodefensas?
R. Eso solamente se puede dar después de que se haya limpiado el Estado. Antes no va a servir.
P. A usted, por ejemplo, ¿le gustaría estar legalizado o prefiere volver a la medicina?
R. No, yo regreso a mi carrera. Tengo mi trabajo y todos los que tenemos nuestras actividades, ninguno vamos a andar registrando armas de autodefensas. Ninguno. De hecho es una burla de mis propios compañeros hacia el Gobierno federal ir a registrar una pistolita que no usan en las autodefensas. Están burlándose unos de otros. No hay algo realmente formal, todo es teatro. Imagínate, yo tengo todas mis armas registradas, pero son de cacería, deportivas.
P. Ustedes dicen que dejan las armas en cuanto agarren a los siete cabecillas de los Templarios. ¿Qué pasa después?
R. Las siete cabezas que yo presenté son las de mi región. El Chayo, La Tuta, Placarte y El Tío son los líderes de los Templarios de todo el Estado, pero cada región tiene sus jefes de plaza. Cada uno presentó en su tiempo los líderes que hay que detener, son un montón. Cada quien debe ver la forma de que los que fregaron a su pueblo, caigan.
P. ¿Y qué pasa después? ¿Dejan las armas, hay elecciones?
R. Todo el Estado está contaminado por el crimen organizado. Toda la elección fue a punta de metralleta: presidente, diputados. No estoy de acuerdo en que se eliminen los poderes de Michoacán porque entonces vendría una revolución social, pero sí estamos de acuerdo en que el Gobierno federal haga lo necesario para limpiar todo el Estado, desde la casa de gobierno hasta los municipios. Ya vienen las elecciones, nosotros vamos a ser los principales vigilantes de que nadie vaya a votar con un rifle apuntándole a la cabeza. Eso se lo voy a garantizar desde ahorita.
P. ¿Y quién garantiza que ustedes no vayan a ser los que apunten a la población cuando vaya a votar?
R. Nosotros no estamos en ese rollo. Yo soy ajeno al movimiento político de mi pueblo.
P. ¿No se ven entonces como actores políticos?
R. No, ninguno de nosotros.
P. ¿Usted no se ve como líder político?
R. No, ni me interesa tampoco. Nosotros creemos mucho en nuestras instituciones. Vamos a darle lugar a los que sí son políticos, a los que sí les preocupa el pueblo para mejorarlo. Pero también vamos a estar vigilando que no empiecen a hacer saqueos porque ya la gente no se va a dejar.
P. Entonces, ¿usted no es político?
R. Ya no. Fui candidato a senador, a diputado federal, a presidente municipal, pero entré a las triquiñuelas de los partidos políticos y conocí todas. No me interesa. [El doctor Mireles admite que estuvo 25 años dentro del PRI y durante su etapa en California fue secretario general del PRD en EE UU].
P. ¿Sería usted un buen gobernador para Michoacán?
R. (Resopla). Acuérdese de que el gobernador de un Estado no lo es todo, necesita un buen equipo de trabajo. Y si una sola persona de su equipo no hace lo que tiene que hacer para el desarrollo de su Estado le echa el trabajo a perder a usted y a todos los demás. Ahorita no me interesa.
P. Ahorita le interesa, supongo, su recuperación.
R. Ahorita lo único que me interesa es que me empiecen a quitar los tornillos que me estorban. Son 48, pero para empezar me van a quitar cinco, los otros ya me los van a dejar. Estoy haciendo terapia intermedia, control de los signos vitales todos los días, trato de ganar peso, perdí más de 20 kilos, el movimiento. No sé cuánto tardaré en recuperar la sensibilidad de la cara, se necesita para poder abrir los ojos. Tengo afectado el lado de derecho y a usted la veo con el izquierdo. Me faltan tres semanas de terapia intermedia y no sé cuánto tiempo necesitaré para la rehabilitación bucal. La mitad de los dientes los tengo sumidos.
P. ¿Al volver a Tepalcatepec piensa implicarse otra vez directamente con el movimiento?
R. Nosotros no podemos echarnos para atrás. Es obligatorio, aunque ya no pueda andar en batallas, como me gustaba estar siempre.
P. ¿Quiere volver a la clínica médica?
R. Sí, me quedan cuatro años para la jubilación.
P. ¿No tiene miedo de volver y que traten de matarlo?
R. No tengo miedo, pero debo cuidarme. Le tengo más miedo a un cazador solitario que a un grupo de gente armada. Un grupo de gente armada es notorio, los cazadores solitarios no. Le tengo miedo a uno en moto que se acerque a mi órbita por cualquier lado. A esos sí les tengo miedo y de esos hay muchos, pero mientras estemos en nuestra zona, tenemos algo de seguridad porque los vecinos están cuidando la salida y entrada del pueblo y no dejan pasar a desconocidos.
P. ¿Y después del accidente, con lo que ha vivido en el último mes, a usted le compensa todo lo pasado?
R. Sí. Me di cuenta de que es muchísima la gente en todo el mundo que está bien preocupada por mí y por el movimiento. Casi todos los días recibimos muestras de su afecto, detalles, aportaciones económicas desde 58 centavos (se ríe). Tenemos mucha ayuda moral. Después de mi accidente estamos viendo que hay otros estados que ya se levantaron.
P. ¿Qué le diría a todos los que comentan que les están haciendo el trabajo a los rivales de los Templarios?
R. Puede ser. Cuando sacamos a los Templarios de Tepalcatepec, ellos estaban peleados a muerte con un cartel de Jalisco que estaba en Tecalitlán. Cuando empezamos el movimiento nuestros familiares nos avisaron de que había una manta en la entrada a Tecalitlán que decía: Bienvenidos habitantes de Tepalcatepec. Yo les pregunté a un muchacho: por qué. “Es que ustedes corrieron a los enemigos de nuestro pueblo”, me dijo. Porque un diciembre los Templarios de Tepalcatepec fueron y acribillaron a 60 personas de Tecalitlán al salir de misa. Entonces, el pueblo odiaba a los Templarios. Hace unos dos meses les pregunté como se sentían ahora: “La mera verdad, nos sentimos aburridos porque ya no tenemos contra quien pelear”, me respondió. Nosotros no le estamos haciendo el juego a ningún cártel. Tepalcatepec y el Estado de Michoacán ya aprendieron la lección. Primero el pueblo pidió ayuda a la Familia Michoacana para expulsar al cártel de los Zetas, luego la Familia se hace con todo, se pelean entre ellos y aparecen los Templarios. Mucha gente combatió a los Zetas, luego a la Familia. Los habitantes ya no quiere saber nada de ningún cártel.
P. ¿De dónde salen sus armas?
R. En cada combate que ganamos, ellos [los Templarios] nos dejan las armas.
P. ¿Y no hay infiltrados en las autodefensas?
R. Somos ya muchos grupos. Cada tenencia del municipio tiene el suyo. Los únicos infiltrados que pueden tener son personas que hayan sido de un cártel muchos años antes, porque a gente identificada con los criminales ya no les permitimos la entrada. Tenemos ese riesgo y tenemos ese temor. Sí llegan propuestas, pero hemos dicho a todas que no.
P. ¿Qué le diría a la Tuta si lo tuviera enfrente?
R. Una vez tuve un sueño en el que tenía a los tres enfrente: a la Tuta, a Enrique Plancarte y al Chayo. En ese sueño los regañé a cada uno. Tú Chayo, eres dueño de toda la sierra madre occidental, ¿Cuanta gente armada traes? Para que no dejes gente peleando, repárteles 100 hectáreas a cada uno y dale 10 millones de dólares a cada uno de tus jefes y que pongan a trabajar en su rancho a toda la tropa que traen. A los punteros, los halcones, que no roben. Tu ya tienes dinero y te puedes ir a otro país. Tienen residencias grandísimas en otros lugares. Ya deja en paz al pueblo de Michoacán. Le dije a la Tuta: quédate con la mina del Faraón, que da 600.000 dólares semanales. Para ti solito. Las otras repárteselas entre tus generales y pongan a su gente a trabajar. Ya no hay necesidad de que roben, violen o secuestren. A Plancarte le dije lo mismo. Se lo conté un día a mis compañeros y nos reíamos.
P. ¿Qué hay de verdad en lo publicado en la prensa mexicana sobre su condena por narcotráfico?
R. Estuve mezclado con las drogas por un trabajo que tenía como funcionario federal. Yo era el que hacía el dictamen organoléptico de la droga y de ahí aprovecharon para sacar eso. Hubo un tiempo que Tepalcatepec se llenó de traficantes. Los principales eran los federales y los militares. Hubo un problema con un familiar mío, no le hice un favor y me sacó en el periódico, pero no tengo nada que ver con narcotraficantes.
P. ¿Es falso entonces que haya estado en la cárcel?
R. He estado en la cárcel muchas veces. La primera con 12 años. Los estudiantes de secundaria no podíamos ir al billar. Y la última por andar poniendo en mis tarjetas de presentación doctor José Manuel Mireles, es un delito comercial en California porque hay que tener una licencia del estado y el permiso de la barra -colegio- de médicos. Estuve 90 días en prisión.
Después de más de una hora de charla, le pregunto al doctor Mireles si hay algo más que quiera añadir. “Tengo mucho que decir pero ahorita no puedo decir mucho. Quiero recuperarme. A todos mis compañeros les digo que sigan el proyecto que iniciamos y que vamos a dar las armas cuando esté limpio el Gobierno de Michoacán y cuando el Gobierno haya establecido el estado de derecho.A todos los Estados de la Republica que se están levantando en armas contra el crimen organizado les deseo el mismo éxito que a nosotros, que tengan el apoyo de sus gobernantes y del ejecutivo federal para que acaben pronto su tarea. Y los que todavía están dormidos, que despierten, que abran los ojos. Sí es posible limpiar nuestras tierras de la gente que se está apoderando de nuestras vidas. Que busquen la manera de que participen los Gobiernos federal y del estado. Si no lo logran, que tomen sus propias decisiones y que le echen muchas ganas”.
EL PAIS