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lunes, 6 de octubre de 2014

El Sevilla también da espectáculo

Partido para enmarcar del Sevilla. Explotó la versión más talentosa del conjunto andaluz para masacrar al Deportivo, que ofreció una imagen muy débil, hasta el punto de dejar de competir en una segunda parte en la que fue superado en todas las facetas del juego. Un Sevilla donde emergió la claridad de Banega en el centro del campo, ejerciendo de director de la banda, donde explotó la velocidad de Bacca, el talento puro de Deulofeu o la visión de juego de Denis. El Sevilla se instala en la parte alta de la tabla haciendo feliz a su gente con el juego que más le gusta, una faceta hasta ahora algo desconocida en el que había 
sido el bloque rocoso de Emery.
Del Deportivo solo hubo noticias en la primera mitad. Sin el balón, defendiendo, es un equipo espantoso porque bajó los brazos, algo imperdonable en un equipo de elite que mancha de manera considerable el trabajo de Víctor Fernández. En el Sevilla se viven momentos de felicidad después de la decepción del Vicente Calderón, ya totalmente olvidada. Sobre todo, porque este Sevilla gana y, además, da espectáculo. Fueron cuatro los que recibió el Deportivo, pero pudieron ser muchos más.
Todavía no está nada claro con qué Sevilla hay que quedarse. La amplitud de plantilla del conjunto andaluz promete diversión y variedad de estilos, con algunos elementos innegociables, caso del potente juego de estrategia. Hasta la espléndida mañana otoñal sevillana había aflorado un equipo de imponente talla física e intensidad. Frente a un Deportivo infame en defensa, emergió otro Sevilla, dirigido desde la sala de máquinas por Banega, entregado a las diabluras de Deulofeu y Denis Suárez, más desprotegido sin la presencia de Krychowiak o Iborra. Emery, quizás escocido por lo ocurrido en el Vicente Calderón, donde pecó de ser demasiado Emery, se entregó en esta ocasión al talento, incluso a costa de desprotegerse frente al buen toque, en el primer tiempo, del Deportivo. El resultado fue imponente, con una fantástica demostración, en especial en el segundo tiempo, jugado por el equipo de Emery de manera estupenda.
Un Sevilla que hizo una primera media hora de alto nivel, cómodo Banega con ese paso atrás para dirigir a sus compañeros. Ahí, en esa posición, se entiende que dé pases como el que le dio a Denis Suárez para dejarlo solo ante Lux. Ahí comete errores en la salida del balón que propiciaron, por ejemplo, la falta que provocó el empate del Deportivo tras el buen lanzamiento de Medunjanin, que sorprendió a la barrera y a Beto.
Este Sevilla colorido se había adelantado en el marcador con un tanto marca de la casa. Saque de esquina de Deulofeu y remate de Mbia después del bloqueo de Carriço. Medunjanin le borró la sonrisa de satisfacción a Emery, pero el Sevilla fue intenso y se fue a por el segundo tanto. Otra vez Deulofeu. Otra vez el talento del catalán para dejar en el área con ventaja a Bacca, que le hizo un lío a Laure y Lopo para hacer el segundo.
El Deportivo decidió borrarse mientras el Sevilla comenzaba a volar. Lamentable la imagen de los gallegos, sin orden, desarbolados, casi sin querer jugar y sin defender ni apretar al rival. El Sevilla se gustó con un fútbol de alta escuela, con auténticas obras de arte de por medio como el tercer gol, con el cambio de ritmo de Bacca para que Mbia fusilara a Lux. El portero, enorme, evitó la humillación al detener un penalti a Bacca y luego disparos casi imposibles a Vitolo, Reyes y Aspas. Triste Deportivo y gran Sevilla, que se dispara para entrar en la pelea por la cuarta plaza, que se antoja apasionante.EL PAIS