(IPS) – El mensaje de Benedicto XVI a favor de la necesidad de cambios en Cuba y en el mundo debería incluir también a las iglesias, según variadas voces de la sociedad civil de esta isla que, independientemente de creencias e ideologías, reconocieron el impacto de la visita papal.
Convencido de que muchas personas “no podrán darse cuenta ahora” de la importancia real dela visita realizada la pasada semana por el Papa a Cuba, el reverendo Raimundo García dijo a IPS que la Iglesia Católica muestra el poder de la renovación “en medio de circunstancias muy complicadas”.
“Se evidencia que Cuba es cada vez menos la imagen que muchos tienen de algo detenido en el espacio y el tiempo”, añadió, vía correo electrónico, el pastor jubilado de la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba.
García, también director del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, reconoció la “capacidad de diálogo” de la institución católica con el poder político y de gobierno del país.
“Tal vez sea el momento oportuno de estrechar esa mano”, añadió el pastor, quien se destaca entre los promotores de un incipiente diálogo interreligioso en la isla.
Veiga y González, editores de Espacio Laical, revista del Consejo Arquidiocesano de Laicos de La Habana, señalaron que, al esbozar cuánto “queda por hacer para alcanzar un país mejor”, el Papa promovió la verdad y la vida, el matrimonio y la familia, la libertad y la justicia, el diálogo y la inclusión social, el perdón y la reconciliación.Catorce años después de la visita del papa Juan Pablo II, considerada un punto de inflexión en las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado cubano, Benedicto XVI llegó a una sociedad que se vuelve cada vez más heterogénea, reconocieron los intelectuales católicos Roberto Veiga y Lenier González en respuesta conjunta a la consulta de IPS.
El “desafío” de esta propuesta, añadieron, consiste en la exigencia de “una metodología de relación y acompañamiento a una sociedad sumamente diversa”, en la que cobran “consistencia movimientos que defienden agendas relacionadas con temas religiosos, ambientales, raciales, migratorios, de orientación sexual, de género y políticos”.
Por otra parte, está el reto de incluir “a los cubanos de esta isla y de la diáspora”. Podemos “encontrar emigrados que no quieren relacionarse con su patria y grupos políticos, de una y otra parte del espectro, que no aceptan el diálogo y el consenso como metodología para construir el país”, señalaron.
La palabra “diálogo” se destaca en el centro de los análisis, incluso entre comunistas y activistas por los derechos sexuales, como el médico Alberto Roque, quien en un texto publicado en su blog Homo@sapiens.cu se cuestiona si la Iglesia Católica “también se percibe como parte del mundo” que debe cambiar.
Entre las necesidades de cambios, según varias preguntas enumeradas por Roque y enviadas a IPS vía correo electrónico, aparece la cuestión de si la Iglesia Católica estará dispuestaa cambiar sus posiciones sobre el aborto, las relaciones homosexuales, la subordinación de la mujer e, incluso, eliminar su influencia fundamentalista sobre determinados gobiernos.
Para la autora del blog En 2310 y 8225, entre los saldos podría estar “el aumento de los obstáculos para la lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género y la amenaza, a mediano o largo plazo, del compromiso del Estado con la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de toda su ciudadanía”.En una posición más crítica, la bloguera feminista Yasmín S. Portales comentó a IPS que, con el actual “fortalecimiento de las posiciones políticas de la Iglesia Católica cubana“, esta se afianza como “único interlocutor del gobierno”, situación que genera “tensiones al interior de la sociedad civil” al restar legitimidad a otros actores.
Sin embargo, apenas una minoría de las personas participantes en una consulta realizada por IPS en la red social Facebook, opinó que la Iglesia Católica podrá tener un impacto real en derechos conquistados por la población cubana hace décadas, como el aborto en condiciones institucionales seguras y el control de la natalidad.
Otra podría ser la situación en cuanto a “derechos por conquistar”, como es el caso de las actuales propuestas de reformas legales a favor de las minorías sexuales y que, de entrada, hacen concesiones a los sectores más conservadores y patriarcales, al proponer unión legal en lugar de matrimonio y no incluir la adopción.
Así, el físico y bloguero Rogelio M. Díaz Moreno, creador de la bitácora Bubusopia, alertó en conversación con IPS sobre el refuerzo desde la Iglesia Católica “de un discurso acaparador de toda la espiritualidad y valores éticos y familiares frente a otras posturas posibles”.
Para la periodista Dixie Edith, el rescate de valores que sufrieron el impacto de la crisis económica de los años 90 no puede implicar el reforzamiento del patriarcado. “La familia enfrenta una crisis, pero la salida no está por el retorno al pasado, sino por la búsqueda de nuevas formas y relaciones más equitativas”, dijo a IPS.
Opiniones en el Café 108, sección de participación del sitio web de IPS en Cuba, destacaron el fortalecimiento de las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado, el apoyo a los cambios necesarios en la isla y a la reconciliación nacional y la condena a las sanciones económicas decretadas por Estados Unidos hace más de 50 años.
En ese sentido, Roberto Méndez, consultor del Pontificio Consejo para la Cultura del Vaticano, aseguró a IPS que el Papa prefirió ceñirse en sus intervenciones públicas a la ética que deriva de la tradición cristiana y que “puede ser puente de encuentro entre creyentes y no creyentes”.No faltaron, además, recordatorios de que esta isla no es un país de mayoría católica, sino de una amplia presencia de creyentes de otras religiones y de personas ateas, por lo que determinados espacios de diálogo o influenza social no deberían ser reservados para una sola iglesia o protagonizados por ella.
“No hay que esperar de esta visita que por sí misma traiga espectaculares cambios en el ámbito social y político, eso es cuestión de los propios cubanos, pero sí creo que ayudará notablemente en las relaciones Iglesia-Estado y reforzará la presencia católica en el plano público”, afirmó el escritor.
Por Dalia Acosta