Vacacionistas varados en el balneario mexicano de Los Cabos aguardaron el martes largas horas bajo el sol para poder abordar uno de los aviones militares y comerciales que empezaron a evacuar a los miles de turistas atrapados por el huracán Odile, que dejó una estela de destrozos.
“Hace casi una hora que estoy formada bajo un sol de infierno, pero vale la pena, con tal de salir de aquí”, dijo a la AFP Sheilla Roach, una universitaria estadounidense que planeaba desde el domingo volver a California y que se quedó desde entonces en el lobby de un hotel.
Una decena de aviones militares y comerciales despegaron por la tarde desde el aeropuerto de Los Cabos, con cientos de turistas que fueron trasladados hacia las ciudades de México, Mazatlán y Tijuana, estas dos últimas en el noroeste del país.
El gobierno inició la habilitación de un puente aéreo para evacuar a los turistas que quedaron varados por Odile en el estado de Baja California Sur, sobre el Pacífico, dijo la secretaría de Turismo en un comunicado.
Sin servicio de transporte público por el desabastecimiento de gasolina, cientos de turistas tuvieron que arrastrar sus maletas sobre el ardiente asfalto para llegar a las rejas del aeropuerto, donde tenían que hacer fila.
Odile, reducida a tormenta tropical, golpeó fuertemente el domingo por la noche el balneario de Los Cabos, dejando casi incomunicado a este centro turístico (238.000 habitantes).
Unos 30.000 turistas, 26.000 de ellos extranjeros y 4.000 nacionales, estaban en hoteles de la zona cuando Odile tocó tierra.
Autoridades de protección civil informaron que el huracán no dejó hasta ahora pérdidas humanas, aunque los daños materiales son cuantiosos.
Representantes consulares de otros países, pricipalmente de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido se trasladaron a la zona siniestrada para apoyar a los ciudadanos de sus países, informó la cancillería.
Pistas inundadas y aviones dañados
Los aeropuertos de Los Cabos y de la cercana ciudad de La Paz (252.000 habitantes) sufrieron graves daños.AFP
En Los Cabos algunas áreas de la terminal aérea se inundaron, las ventanas se rompieron, se cortó la energía eléctrica y al menos un techo colapsó.
Al menos una aeronave quedó volcada sobre la pista y un muro de la torre de control se derrumbó.
Turistas, periodistas y el personal que realiza las labores de rescate se encontraban incomunicados, sin servicio de telefonía.
Afuera del aeropuerto, una de las pocas tiendas de autoservicio que no fue saqueada el lunes, regalaba víveres a quien tuviera paciencia de hacer una fila de cientos de personas.
“Están regalando todo lo que te puedas llevar en cinco minutos”, señaló un hombre que salía del establecimiento con un carrito repleto de agua, papel higiénico y pan.
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Los hoteles habilitados están saturados y carecen de energía eléctrica y agua potable, mientras que los turistas tratan de averiguar como salir, sin saber a quién acudir para obtener información sobre el puente aéreo anunciado.
El presidente Enrique Peña Nieto se trasladará el martes al centro vacacional de Los Cabos para verificar los daños.
Odile, que golpeó la península primero con la fuerza de un huracán de categoría 3 con vientos de 205 km por hora, avanzaba el martes con vientos máximos de 85 km/h a una velocidad de 17 km/h y se encontraba a 25 km de la Bahía de Los Ángeles, indicó la oficial Comisión Nacional del Agua.
Este martes, también en el Pacífico, se formó la tormenta tropical Polo, que se encontraba a 450 km al sur-sureste del balneario de Puerto Escondido, en Oaxaca (sur).
Hace un año, justo en las fiestas patrias, México sufrió el azote simultáneo de los huracanes Ingrid (en el Golfo de México) y Manuel (en la costa del Pacífico), que dejaron 157 muertos y al menos 1,7 millones de damnificados.