La fuerte caída del precio del petróleo ha hecho saltar las alarmas económicas. El barril de brent, crudo de referencia en Europa, cotiza actualmente a 57,8 dólares, lo que contrasta con el nivel que tenía hace tan solo ocho meses, cuando estaba por encima de los 110 dólares. Esta abrupta caída del precio ha encontrado diferentes explicaciones. Algunos creen que es consecuencia de un menor crecimiento mundial, sobre todo de China, uno de los mayores consumidores de materias primas; otros piensan que es un pulso entre los países productores para que EE UU retrase su independencia energética facilitada por su pujante industria del esquisto. El Banco Internacional de Pagos (BIS) apunta, sin embargo, en otra dirección. Este organismo destaca el peso que tiene en el desplome de precios el fuerte endeudamiento de las petroleras y el hecho de que el crudo se haya convertido en un activo financiero más.
Además, los expertos del BIS creen que hay otros factores que han exacerbado el desplome de la cotización. “Un elemento importante es el sustancial incremento de la deuda en el sector petrolero durante los últimos años”. La mayor disposición de los inversores a financiar a las compañías con el aval de las reservas de crudo y sus crecientes ingresos llevó a las petroleras a incrementar sustancialmente su apalancamiento. “La enorme carga de deuda en el sector puede tener impacto en las recientes dinámicas del mercado del crudo al exponer a las compañías a riesgos de liquidez y solvencia”, denuncia el informe. La caída del precio del barril reduce el valor de los activos que respaldan los créditos concedidos a las empresas. Estas tensiones se aprecian por ejemplo en el diferencial que pagan las petroleras con una calificación crediticia de bono basura, que ha pasado de los 330 puntos básicos en junio de 2014 a los 800 puntos actuales.
“En este entorno de alta deuda, una caída en el precio del petróleo debilita los balances de los productores y tensa las condiciones crediticias, con lo que hay más probabilidad de ver bajadas adicionales de los precios como resultado de que las compañías deben vender activos (lo que afecta a la oferta futura)”, destaca el BIS. Además, el abaratamiento del crudo reduce el flujo de caja de las petroleras y hace que las empresas sean más vulnerables a situaciones de liquidez, elevando así el riesgo de no cumplir con sus obligaciones financieras. “Las condiciones del pago de los préstamos pueden hacer que las petroleras mantengan la producción para generar suficiente flujo de caja, retrasando de esta forma la reducción de la oferta de crudo en el mercado”, añade el estudio.
Otro factor que puede amplificar la caída del precio del crudo es que muchas petroleras no estadounidenses tienen sus préstamos en dólares. “Las empresas de países emergentes han elevado mucho su deuda. Si a un dólar más fuerte se le añaden unas condiciones crediticias más adversas, estas petroleras puden verse en dificultades”, dice el BIS.
Por último, el organismo apunta a otro factor, de carácter más técnico, que estaría afectando a la dinámica del mercado. En los últimos años, las compañías han utilizado contratos financieros (swaps) para cubrir la volatilidad de los ingresos tan típica del sector. La contraparte que asumía el riesgo la formaba un grupo de agentes especializados. Sin embargo, estos intermediarios, ante la mayor volatilidad de los precios y el alto endeudamiento de las petroleras, están dejando de ejercer esa función, lo que lleva a las compañías a recurrir directamente al mercado de derivados para cubrir su riesgo.EL PAIS