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lunes, 9 de febrero de 2015

JVR asegura que “la conspiración contra Maduro no la suscita su gobierno”

El periodista José Vicente Rangel en su columna “El Espejo” publicada en el diario Últimas Noticias señaló que “el proceso bolivariano ha enfrentado sistemáticamente el acoso de la derecha nacional e internacional“.
Asimismo, indicó que este “ha sido víctima de sucesivas agresiones del golpismo, el terrorismo, el sabotaje y la guerra mediática” y acotó que “la conspiración que está en marcha es la continuación de la vieja conspiración que se gestó, prácticamente, cuando se hizo evidente que Hugo Chávez ganaría las elecciones en diciembre de 1998″.
“La conspiración contra Maduro no la suscita su gobierno, el cual atraviesa una crisis como la que afecta a cualquier otra nación“, agregó.
A continuación el artículo:
1.- La conspiración que está en marcha es la continuación de la vieja conspiración que se gestó, prácticamente, cuando se hizo evidente que Hugo Chávez ganaría las elecciones en diciembre de 1998. La tendencia se acentuó tan pronto como se conoció el resultado de las urnas electorales que le dieron la victoria al líder bolivariano. En el tiempo que medió entre ese momento y la toma de posesión del nuevo presidente, hubo un intenso ruido de sables. Un apresto golpistas destinado a desconocer la voluntad popular. Altos mandos de la Fuerza Armada se movieron para impedir que Chávez accediera a la presidencia. El motor de ese trabajo fue un oficial de alto rango, con vínculos familiares con el presidente Caldera, a quien por cierto hay que reconocerle su comportamiento democrático de rechazo a las presiones que recibió para romper el hilo constitucional.
2.- El proceso bolivariano, iniciado en el marco de una conjura que no cuajó por el carácter plebiscitario del pronunciamiento popular y la conducta cívica de la mayoría de la oficialidad de la FAN, ha enfrentado sistemáticamente el acoso de la derecha nacional e internacional. Ha sido víctima de sucesivas agresiones del golpismo, el terrorismo, el sabotaje y la guerra mediática. Es falso, por ejemplo, que las acciones para derrocar al presidente Chávez; que la línea de desestabilizar el gobierno socialista, sea la consecuencia de una política de atropello, de violación de la Constitución, del Estado de derecho, por el gobierno. Quien intente un riguroso y objetivo análisis de la situación planteada con motivo del ejercicio del poder por factores políticos y sociales diferentes a los que tradicionalmente lo controlaban, se encontrará con que como nunca ocurrió en el país ha habido democracia, libertad, participación popular y respeto a los derechos ciudadanos. Al extremo de que en ese contexto, en el cual se extremó la permisividad -y, por qué no decirlo, la impunidad-, la subversión se rutinizó. Se convirtió en práctica cotidiana, con expresiones como el golpe de Estado del 11-A, la paralización de la industria petrolera, el terrorismo y la internacionalización de la conjura por una oposición no democrática y sin sentido de patria.
3.- El recuento lo hago porque pareciera que la conspiración nace con el gobierno de Maduro. ¡No! Es la misma de ayer. Con una continuidad ininterrumpida. Pero aquellos que sostienen que no es así, saben que incurren en una falsedad. La conspiración arranca en el momento en que la derecha, y otros factores que apuntalaron la IV República, se sienten desplazados del poder sin haber sido agredidos. Solo reaccionan ante la pérdida de sus privilegios. Todo lo cual ocurre en el marco democrático y constitucional.
4.- La conspiración contra Maduro no la suscita su gobierno, el cual atraviesa una crisis como la que afecta a cualquier otra nación. Pero, en las actuales circunstancias, los factores que históricamente conspiran contra los cambios sociales y económicos, que se resisten a aceptar que fueron relegados por la dinámica de esos cambios, consideran que llegó el momento de pisar el acelerador de la subversión para lograr la revancha. Estiman, en sus cálculos, que la desaparición de Chávez del escenario; que la presunta debilidad del liderazgo de Maduro; que el apoyo imperial irrestricto a la oposición; que la crisis económica, la caída de los precios del petróleo y la orquestación mediática de la campaña contra Venezuela, crea las condiciones ideales para acabar con el proceso bolivariano, derrocar a Maduro y poner en Miraflores un gobierno diferente que retorne el país a lo que este fue antes de Chávez. Cabe advertirle una vez más a la oposición -y a otros factores que la secundan en el proyecto regresionista- de que se equivoca. En vez de optar por la vía pacífica, democrática, y buscar salidas a través de elecciones, se empeña en los atajos, con resultados catastróficos como siempre ocurre. Ojalá reflexionara a tiempo, antes de lanzarse de nuevo al precipicio. Porque subestimar a Maduro, y el desprecio a la lealtad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y a la organización popular, constituye un peligroso y letal estímulo a la aventura, como ha quedado demostrado.

“La conspiración, ayer y hoy”
“El Espejo”
Por José Vicente Rangel
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