Lo Último

.

.

domingo, 6 de septiembre de 2015

ECONOMIA

50 salarios para un mismo trabajo

Raquel Pereda trabaja en el colegio público Cervantes de Bilbao como monitora de comedor. Tiene un contrato de dos horas al día, de octubre a mayo. “Los meses que te vas al paro no has cotizado lo suficiente para cobrar prestación, por eso yo tengo que completar mi sueldo con otros ingresos. Además el tiempo es muy ajustado para atender a 500 niños”. No cree que la crisis haya rebajado la calidad de los menús, pero sí la cantidad. “Antes podías echar varias cucharadas de tomate, ahora te lo piensas porque no llega para todos”. Tampoco a ella le han recortado el salario, pero sí el número de horas semanales.
El sector se regula por medio centenar de convenios provinciales de hostelería a los que se añaden otros de ámbito autonómico, como el catalán. Este último, el único específico para este sector, establece un salario bruto mensual de 1.507 euros para jefes de sala o encargados. Cocineros, camareros o dietistas perciben 1.358 euros brutos mientras que ayudantes de cocina ingresan 1.257 euros.
Serunión tiene empleados adscritos a 119 convenios colectivos, Sodexo trabaja con 94 y Compass con 97. Para Luis de Prado, de Sodexo, es una situación muy difícil de gestionar que produce notables diferencias en las condiciones de personas que desarrollan trabajos similares. “Estamos buscando pactar un convenio a nivel nacional. Los sueldos en España son demasiado bajos. Una persona que está limpiando un comedor puede estar ganando 850 euros. ¿Cree que con ese sueldo se puede vivir? Yo creo que no”. Su empresa reparte el 25% de los ingresos que exceden sus objetivos entre la plantilla. “No solo importa el resultado, sino cómo lo consigues, es una cuestión de valores. Las políticas diferencian a una empresa, las cosas no salen cuando maltratas a tus empleados”.
El sello de la restauración colectiva no solo está en los salarios bajos. Ángeles Rodríguez, secretaría de Negociación Colectiva en la federación de Servicios de Comisiones Obreras, encargada de negociar ese convenio con la patronal, asegura que el tiempo parcial y los recortes han precarizado brutalmente el sector. “El 90% de las plantillas son fijas pero con jornadas de hasta una hora y media. Cinco días con un contrato de una hora y media no da para nada. Queremos negociar un mínimo de jornada y que se garantice la subrogación de contratos cuando una empresa pierde un concurso de comedor y pasa a otras manos”. El absentismo es otra batalla. “Si hay un problema de absentismo habrá que averiguar las causas y establecer una política de prevención de riesgos, no penalizar a las personas enfermas con cobrar menos dinero”.
Amparo Moreno, secretaria de Hostelería en UGT, cree que la línea roja está en garantizar los derechos adquiridos. “No venimos de la nada, a partir de ahí hay que mejorar, teniendo en cuenta que muchos convenios de hostelería están desactualizados. Ningún territorio debe perder”.EL PAIS