El avión en cuestión tiene un nombre más bien feo: ZEHST, por (Zero Emission Hypersonic Trasportation) pero sus prestaciones de aparato comercial y de pasajeros son dignas de película de Tom Cruise: volará a una velocidad hipersónica, esto es, a un Match 4, cuatro veces la del sonido, de 4.800 a 6.000 kilómetros a la hora, dos veces más que el extinto Concorde. Para hacerse una idea: unirá Madrid y Japón en poco más de dos horas y media. Transportará en cada viaje de 60 a 100 pasajeros. No se necesitará ningún entrenamiento para subirse, ni casco, ni ropa especial de piloto. El billete valdrá (aunque aún es pronto para saberlo) unos 6.000 euros (ida y vuelta, eso sí). No contaminará y los turborreactores destinados a hacerle despegar funcionarán a base de algas
Sólo tiene una pega: este superavión de nombre abstruso, un proyecto de EADS que se presentará esta semana en el Salón Aeronáutico de Bourget, en París no funcionará hasta 2050. ¿Un farol tecnológico para atraerse las miradas ahora que todo el sector mira hacia este salón? El director general de Innovación de EADS Jean Botti, no lo cree así. En una reciente entrevista con Le Parisien, asegura: "Actualmente nosotros tenemos todas las técnicas para conseguirlo. Trabajamos en este proyecto desde hace cinco años. Y ya hemos tenido tiempo de ver que es viable".
El ZEHST no es el único aparato del futuro que ya se expone en este salón, inaugurado hoy por Sarkozy, verdadero termómetro para conocer el estado de este sector industrial que, según varios expertos, parece haber superado ya la crisis.
Si el tiempo lo permite (cosa que por ahora no es así, ya que en París llueve desde hace dos días) despegará cada mañana otra de las estrellas: el flacucho avión solar Impulse, con aspecto de libélula gigante, envergadura de un Airbus 380 y el peso aproximado de un Renault Scenic, un aparato que ha demostrado ya que es capaz de unir Bruselas y París alimentado con energía solar. También se verán helicópteros, como los X3 de Eurocopter, capaces de despegar y aterrizar verticalmente y de desplazarse a la velocidad de un avión normal.
Más allá de los desafíos tecnológicos, este salón será el ring perfecto para contemplar la batalla comercial entre los dos gigantes de la aeronáutica mundial, el europeo Airbus y el norteamericano Boeing, por hacerse con un número mayor de contratos en un sector boyante. Según las previsiones de Boeing, en los próximos 20 años se venderán en el mundo 33.500 aviones. Boeing acude con sus dos últimos productos: el nuevo 787 y el 74.7-8.
Airbus ha tenido peor suerte: el aparato A380, el superjumbo de 800 plazas, que tenía previsto enseñar al público hoy se rompió un ala anoche contra un esquinazo del aeropuerto de Le Bourget. El constructor ha pedido ayuda a la compañía Korean Airlines a fin de que le preste su A380, presente en Le Bourget, a fin de que se lleve a cabo la demostración. El avión de transporte militar A400M, también de Airbus, que acumula años de retraso, tampoco podrá volar, ya que presenta un problema de los motores.