La cantante Amy Winehouse, que saltó a la fama en 2006 por su canción Rehab y por sus continuos problemas relacionados con el alcohol, las drogas y sus ingresos de centros de rehabilitación, vuelve a ser noticia y no por buenos motivos. La cantante inglesa se vio obligada a parar su concierto de este domingo en Belgrado después de que sus fans la abuchearan y se burlaran de su actuación, decepcionados con su actitud. Uno de sus representantes ya ha anunciado que ni mañana actuará en Estambul ni el miércoles en Atenas. Está por ver qué pasará con su actuación en Bilbao, prevista para el 8 de julio.
Si hace unos días algunos definían su estado como "fantástico" en Londres, la imagen que dejó en Serbia tiene poco que ver con eso. Según recoge ContactMusic, Amy Winehouse llegó una hora tarde, un motivo que enfadó mucho al público y más aún cuando vieron a la británica tropezar cuando subía al escenario.
Winehouse, que convirtió en su marca personal los apretados vestidos y los peinados imposibles, saltó al escenario en un nuevo concierto de su gira europea, luchando por poder interpretar sus canciones y mantener el equilibro mientras la banda intentaba marcarle las notas o aguantaba encima del escenario cuando la cantante desaparecía. Pero en algunos tonos, fueron los asistentes al concierto -cabeza de cartel de un festival de música serbio, que también cuenta con la presencia de Moby- los que se encargaron de cantar las canciones. En otros momentos de su actuación, la cantante, de 27 años, movía ansiosamente sus brazos mientras parecía que leía sus propias letras de un teleprompter.
"A pesar de asegurar que desea llevar a cabo sus compromisos, ha acordado con sus representantes que no puede dar lo mejor de sí misma y que regresa a casa", dice un comunicado. "Le gustaría disculparse con todos los fans que esperaban verla en sus actuaciones, pero siento que hace lo correcto".
Un nuevo escándalo que ha hecho enfurecer a sus fans en otro país, tal y como ya le pasó en una de sus últimas apariciones en Río de Janeiro. Un fan de los que estuvo en su fracaso de concierto, en total unos 20.000 seguidores que había pagado alrededor de 50 euros por oír su voz, ha llegado a describir en la web de la cantante como "otra punki yonki y borrachuza". Otro explica del concierto: "Estuve allí, y fue una cosa triste de ver. Vergüenza tendría que darles a sus representantes dejarla subir al escenario en esas circunstancias. No hay que culparla, necesita ayuda".
EL PAIS/AGENCIAS