El copiloto del avión TU-134 que se estrelló el pasado 21 de junio en la ciudad rusa de Petrozavodsk estaba bajo los efectos del alcohol, lo cual fue una de las causas de la tragedia en la que murieron 47 personas, concluyó en su informe el Comité Estatal de Aviación (CEA) ruso.
Según el CEA, la causa del accidente, ocurrido en condiciones de mínima visibilidad, "se debe a que la tripulación no tomó la decisión de dar una segunda vuelta e hizo descender al aparato por debajo de la altura mínima de seguridad sin tener contacto visual con las luces de aproximación y las señales en tierra".
Esto, en condiciones meteorológicas por debajo de las mínimas exigidas para maniobras seguras en el aeropuerto de Petrozavodsk, provocó que el avión chocara contra el suelo y los árboles aún sin haber perdido el control del aparato.
El Comité añadió que el copiloto estaba realizando el vuelo "en estado de ligera embriaguez, lo que constituyó uno de los factores que provocó el accidente".
El piloto de la aeronave, según el CEA, "se puso bajo las ordenes de su copiloto, que manifestaba hiperactividad y se hallaba bajo los efectos del alcohol".
También fallaron los meteorólogos, que dieron a la tripulación del avión pronósticos erróneos del tiempo en el aeropuerto de Petrozavodsk 30 y 10 minutos antes del inicio de la maniobra de aterrizaje.
Cuarenta y siete personas murieron el pasado 21 de junio al estrellarse un avión perteneciente a la compañía Rusair en una carretera apenas a dos kilómetros de su punto de destino, el aeropuerto de Petrozavodsk, capital de la república rusa de Karelia, fronteriza con Finlandia.
Los restos del avión quedaron diseminados sobre la carretera en un radio de decenas de metros.
EFE