(AP) — A pesar de la publicitada fe religiosa de figuras prominentes en los ámbitos político y cultural, en Estados Unidos se achican las congregaciones y aumenta la inconformidad hacia las jerarquías eclesiásticas así como el número de personas que no profesan fe alguna, dijo un experto de la Universidad de Duke en un estudio.
En su documento “Religión estadounidense: Tendencias contemporáneas”,
el autor Mark Chaves afirma que más o menos en la última generación,
Estados Unidos ha experimentado un “debilitamiento” de las creencias
religiosas en todos los aspectos: desde la asistencia regular a los
servicios de culto hasta con quien se casan.
Cada vez más personas están dispuestas a decir que no pertenecen a fe religiosa alguna hoy día y las manifestaciones de vitalidad religiosa podrían ocultar un estancamiento o una declinación.
“Cualquier persona cabal tendría discrepancias en cuanto a si el
panorama (religioso) en conjunto es estable esencialmente o declina
lentamente”, dijo Chaves. “Como sea, inequívocamente, no hay incremento
(de creyentes)”.
Chaves, quien dirige el Estudio de las Congregaciones Nacionales,
aprovechó información de esa pesquisa y de cuatro décadas de Estudio
Social General para realizar un resumen del estado de la religión
contemporánea estadounidense. El estudio será difundido en breve.
En la actualidad, 20% de todos los estadounidenses dicen no
pertenecer a grupo religioso alguno, según Chaves, en comparación con
aproximadamente 3% en la década de 1950. Sin embargo, eso no significa
que esas personas son ateas, agnósticas o de otra denominación. En cambio, casi 92% de los estadounidenses todavía creen en Dios, aunque no consideran a la religión parte de su identidad.
“Anteriormente, incluso las personas más neutrales (políticamente) no
estaban dispuestas a decir que carecían de religión. Decían soy
católico, bautista, metodista u otro”, aseguró Chaves. “Ese no es el
caso hoy día”.
Incluso las expresiones de una fe religiosa firme quizá no sean lo
que parece, concluyó Chaves. La fuerte presencia de conservadores
religiosos en la política estadounidense, por ejemplo, coincide con un
aumento del desencanto hacia la intromisión de la fe en las actividades
públicas.
Según Chaves, de 1991 a 2008, aumentó de 20 a 44% el porcentaje de
estadounidenses que considera que los dirigentes religiosos deben
mantenerse al margen de la política.
Al mismo tiempo, los devotos se volvieron más conservadores. A mediados de la década de 1970, las personas que asistían a la iglesia con regularidad estaban dispuestas a revelar poco de sus inclinaciones políticas; hoy día, es más posible que sean republicanos que demócratas quienes van con frecuencia a algún templo.
“No es casualidad que la gente deje las iglesias”, dijo Bradley
Wright, sociólogo de la Universidad de Connecticut y quien estudia la
cristiandad en Estados Unidos. Wright escribió en 2010 el libro
“Christians Are Hate-Filled Hypocrites…and Other Lies You’ve Been Told”
(Los cristianos son hipócritas llenos de odio… y otras mentiras que a
usted le han contado”.
“A medida que aumenta la afiliación de cristianos al Partido
Republicano, los creyentes o sin filiación política que solían ir a la
iglesia liberales se dieron por ofendidos y se marcharon”, agregó.
La noción de que la iglesia está declinando no toma en cuenta algunos
elementos importantes, como la devoción entusiasta de los inmigrantes
cristianos, afirma Leith Anderson, presidente de la Asociación Nacional
de Evangélicos.
“Parte de nuestros inmigrantes provienen de países donde la cristiandad está floreciendo”, apuntó. “Creo que la obra de Dios es grande en las iglesias afro-estadoundienses y entre los inmigrantes hispanos”.
Anderson considera que el término que mejor describiría el cambio
sería más un desplazamiento que una declinación, debido al aumento de
las personas dispuestas a renunciar a sus denominaciones o cultos en los
que fueron criados para buscar su sustento espiritual en otras partes.
Wright también considera que una declinación podría exagerar el caso y afirmó que la polarización sería una mejor descripción.
El sociólogo estudió la información de encuestas realizadas durante
25 años sobre lo que opinan los estadounidenses acerca de la importancia
de la religión en sus vidas.
El número de personas que afirma que es importante en extremo ha
aumentado ligeramente igual que el de aquellos que asegura que no lo es.
Pero la cifra de personas que dicen que es “poco” importante disminuyó de 36 a 22% en 20 años.
“Hace 40 o 50 años era casi un tipo de desviación no tener religión
alguna”, dijo Wright. “Cuando alguien se aparta de esa forma externa de
motivación, se marcha o encuentra su propia forma de motivación”.
Chaves coincide en afirmar que las iglesias posiblemente hoy están
conformadas principalmente por “un núcleo sólido” de creyentes y tienen
menos miembros informales o displicentes que solían inflar las cifras de
las congregaciones.
“Eso es lo que ha cambiado”, dijo. “Sin duda, le dedican menos tiempo (a las iglesias) que antes”.
Estas tendencias se desarrollaron lentamente a lo largo de décadas,
dijo Chaves, quien no considera que puedan revertirse mediante una
modernización del evangelismo u otras medidas conscientes por parte de
los grupos religiosos.
La principal fuerza podría ser la demográfica, ante la información de
que las familias con mayor posibilidad de ser devotas consisten de dos
padres e hijos.
A medida que disminuyen las personas que tienen hijos y aumentan las
parejas que se separan, mengua el número de devotos de las instituciones
religiosas