Al grito de “ahora no es Tejero, son Rajoy y Zapatero” ha arrancado desde Atocha la manifestación convocada en madrid por el Movimiento 15-M contra la reforma constitucional
pactada por el PP y PSOE. Un día antes de que esté prevista su
aprobación en el Congreso para limitar el déficit, casi 1.000 personas
han marchado hacia la glorieta de Neptuno pidiendo un referéndum y la
huelga general. El bloqueo policial ha impedido que llegaran hasta el
Parlamento, pero no ha frenado la lectura de un manifiesto
“anticapitalista” y una asamblea posterior en mitad de la calzada para
debatir sobre próximas convocatorias. El tráfico ha estado cortado
durante más de cuatro horas.
Jubilados, estudiantes, amas de casa, jóvenes y otros que ya no lo
son tanto se han vuelto a unir en una marcha que ha transcurrido sin
incidentes por el paseo del Prado. La manifestación ha estado animada
por consignas ya conocidas como “PSOE y PP, la misma mierda es” o “menos
policía, más educación”, y otras menos oídas como “Ahora no es Tejero,
son Rajoy y Zapatero” o “el próximo parado que sea un diputado”. Y es
que los indignados aseguran que el pacto entre el presidente del
Gobierno y el líder de la oposición “es un golpe de Estado contra los
derechos sociales”.
“Blindar el techo del déficit equivale a recortar drásticamente el
gasto social público. Pasar de un déficit del 7% al 0,4% como plantean
supone un recorte de 70.000 millones de euros cada año del gasto social
público”, leía una joven del 15-M, que ha convocado esta manifestación
bajo el lema “No a esta reforma de la Constitución. Abajo el orden de
los mercados y el capital”. Además de reclamar una consulta a los
ciudadanos “vinculante”, el manifiesto ha tocado asuntos como la
financiación a la Iglesia, “mayor con Zapatero que con Franco”, la
corrupción política o la “necesidad de unión, sin sectarismo”, en esta
“lucha”. “Otro capitalismo es imposible”, concluye.
Entre los indignados marchaba una pareja, Carlos y Margarita, de 50
años, que no se sumaba a los cánticos. Son sordos. Explicaban mediante
gestos que, aunque no oyen, les bastaban las numerosas pancartas de la
gente para unirse a la causa. “Rompéis el pacto social” o
“Constitucionalizar la pobreza, no”. Ismael y Enrique, dos estudiantes
veinteañeros, prefieren no llevar lemas. Se consideran veteranos del
movimiento porque estuvieron acampados en la Puerta del Sol “desde el
principio”. Creen que la solución a la crisis empieza por “castigar a
las rentas más altas”.
EL PAIS