Según un informe publicado este lunes por una comisión presidencial de Estados Unidos, 1.300 guatemaltecos fueron infectados deliberadamente con sífilis, gonorrea y otras enfermedades de transmisión sexual entre 1946 y 1948 para probar la eficacia de la penicilina.
En realidad, de acuerdo al presidente del Colegio de Médicos de Guatemala, Carlos Mejía, la cifra de infectados podría ser de hasta 2.500 después de haber revisado los archivos históricos guatemaltecos en los que se citan dichos experimentos.
Mejía forma parte de la comisión para el esclarecimiento de los experimentos puesta en marcha por el gobierno de este país, en la que también participan varios ministerios del ejecutivo de Álvaro Colom, así como la fiscalía general y la procuraduría nacional de Derechos Humanos.
Aunque esta comisión presentará su informe definitivo en octubre, Mejía adelantó a BBC Mundo que ya "hay suficiente evidencia para concluir que hubo colaboración entre las autoridades estadounidenses y guatemaltecas" a la hora de realizar las pruebas.
Al menos nueve doctores guatemaltecos estuvieron implicados en estos experimentos, aseguró. Ocho de ellos ya han fallecido, pero las autoridades aún desconocen del paradero del noveno, que tendría ahora más de 90 años.
El vicepresidente de Guatemala, Rafael Espada, le dijo por su parte a la BBC que su gobierno ofrecería disculpas públicas al pueblo de Guatemala por la participación de médicos nacionales en el programa, financiado por EE.UU.
Prostitutas, soldados y enfermos mentales
El caso de los experimentos médicos, que ha causado conmoción en el país centroamericano, salió a la luz a finales de 2010 tras la publicación de un estudio por parte de la historiadora Susan M. Reverby.
Entonces, el presidente estadounidense, Barack Obama, pidió disculpas a su homólogo guatemalteco por unos hechos que, de acuerdo al comité encargado de estudiar los casos en EE.UU., representan una "injusticia histórica, claramente contra la ética y los valores" de ese país.
El objetivo de los experimentos hechos a prostitutas, prisioneros, soldados y enfermos mentales de Guatemala era encontrar un modelo humano de infecciones de transmisión sexual que les permitiera evaluar la capacidad de prevención que tenía la penicilina para las tropas estadounidenses desplegadas en distintas partes del mundo.
De acuerdo con las autoridades de ambos países, estas pruebas se hicieron sin el consentimiento de los pacientes, que fueron infectados con enfermedades como la sífilis o gonorrea.
Se inocularon concentrados de bacterias en los ojos, en el sistema nervioso central y en los genitales de los varones. Aberraciones propias de la Alemania nazi, dice Mejía.
"Se realizó en un contexto en el que ellos mismos (Estados Unidos) estaban juzgando a los doctores alemanes que habían estado haciendo experimentos de tifus y malaria con prisioneros de guerra. Los alemanes utilizaron a polacos, rusos y judíos, y los estadounidenses hicieron prácticamente lo mismo en Guatemala", asegura.
También sus hijos
Aunque han pasado más de seis décadas desde entonces, Guatemala aún está padeciendo las consecuencias de los experimentos.
En la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Roosevelt de Ciudad de Guatemala se ha examinado ya a cinco ancianos, de los cuales cuatro presentaron evidencias de haber sido víctimas de los estudios llevados a cabo en los 40.
"También hemos empezado a documentar algunos hijos de los afectados que han estado infectados. Aunque no tienen síntomas de sífilis, la enfermedad todavía está activa en ellos", explica Mejía.
El gobierno de Guatemala sostiene que hay además otra decena de personas con vida que podrían haber sido inoculadas y que aún no fueron estudiadas en detalle.
Paralelamente, dos firmas de abogados han iniciado sendas demandas colectivas en contra del gobierno de EE.UU. por los problemas de salud derivados de los experimentos.
De acuerdo al gabinete estadounidense Parker Waichman Alonso, al menos una docena de víctimas sobrevivientes de los experimentos y familiares de pacientes ya fallecidos han iniciado un proceso legal para pedir una compensación económica a Washington.
"Experimentos del demonio"
Marta Orellana, una guatemalteca de 74 años, asegura haber padecido constantes experimentos cuando, con 9 años, se encontraba en el hospicio nacional para huérfanos de Ciudad de Guatemala.
Aunque no se encuentra entre los 15 sobrevivientes analizados por la comisión oficial guatemalteca, ella sostiene que sufrió pruebas médicas abusivas durante su estancia en el orfanato a manos de doctores guatemaltecos y extranjeros.
Su hijo, Luis Vázquez, le cuenta a BBC Mundo que nunca habían imaginado que su madre pudiera encontrarse entre los cientos de afectados.
"Cuando hacíamos algo mal, ella nos decía de la suerte que teníamos de no haber pasado por lo que ella sufrió. De los experimentos del demonio", dice. "Fue cuando escuchamos el perdón del presidente Obama cuando relacionamos el caso de mi madre. Y todo coincidía: las inyecciones en sus genitales, las pruebas médicas continuas, la enfermedad…".
Al menos 83 de los guatemaltecos que participaron en los experimentos murieron antes de 1953. De acuerdo con la presidenta de la comisión de investigación en Washington, Amy Gutmann, los doctores involucrados en aquellos estudios "ni siquiera mostraron un respeto mínimo por los derechos humanos y la moral".