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lunes, 28 de noviembre de 2011

FAO: Degradación de la tierra pone en peligro la alimentación

FAO: Degradación de la tierra pone en peligro la alimentaciónUna extensa degradación y la escasez cada vez más aguda de recursos de tierras y agua pone en peligro a varios sistemas clave de producción de alimentos en todo el mundo y plantea un profundo desafío a la hora de alimentar a una población mundial que para 2050 habrá llegado a los 9.000 millones de personas.

Así lo afirmó hoy en un comunicado la Organización de Alimentación y Agricultura de Naciones Unidas (FAO).

Agregó que "el estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentación y la agricultura señala que si en los últimos 50 años se verificó un aumento en la producción de alimentos, en muchos lugares, los logros se han asociado a prácticas de gestión que han degradado las tierras y los sistemas hídricos de los que depende la producción de alimentos".

Hoy en día -prosiguió el informe- muchos de esos sistemas corren el riesgo de pérdida progresiva de su capacidad productiva por una mezcla de excesiva presión demográfica y prácticas y usos agrícolas insostenibles.

No hay región inmune, en todo el planeta hay sistemas en peligro, desde las tierras altas de los Andes hasta las estepas del Asia central, desde la cuenca hidrográfica del Murray-Darling de Australia hasta el centro de los Estados Unidos, aseguró la nota.

Al mismo tiempo, mientras se perciben cada vez más cuellos de botella en materia de recursos naturales, la competencia por las tierras y el agua se volverá "omnipresente", indicó.

Esto incluye, según el comunicado, la competencia entre los usuarios urbanos e industriales, así como dentro del sector agrícola, entre la producción pecuaria, la de cultivos básicos, la de cultivos no alimentarios y la producción de biocombustibles.

"Y se prevé que el cambio climático modifique las pautas de las temperaturas, las lluvias y el caudal de los ríos, de los que dependen los sistemas de producción de alimentos del mundo", refirió.
En consecuencia, nunca ha sido mayor el reto de proporcionar alimentos suficientes para un planeta que cada vez tiene más hambre -explicó- especialmente en los países en desarrollo, donde son menos abundantes las tierras de buena calidad, los nutrientes del suelo y el agua.

El informe resaltó que el conjunto de repercusiones de estas presiones y las transformaciones agrícolas consiguientes han puesto algunos sistemas de producción en riesgo de desintegración de la integridad ambiental y su capacidad productiva.

Estos sistemas en riesgo -agregó- podrían simplemente no poder contribuir como se esperaba a satisfacer las demandas humanas en 2050.

Las consecuencias, desde el punto de vista del hambre y la pobreza son inaceptables. La acción correctiva se debe tomar ahora", dijo Jacques Diouf, director general de la FAO.

Entre 1961 y 2009, la superficie agrícola mundial creció un 12%, pero la producción agrícola aumentó un 150%, gracias a un incremento significativo de los rendimientos de los principales cultivos.

Pero una de las "señales de advertencia" que hace notar el informe es que las tasas de crecimiento de la producción agrícola han disminuido en muchas zonas y hoy apenas llegan a la mitad de lo que eran en el apogeo de la Revolución verde.

El informe subraya la imagen de un mundo que experimenta un creciente desequilibrio entre disponibilidad y demanda de tierras y recursos hídricos en los planos local y nacional.

El número de zonas que llegan a los límites de su capacidad productiva aumenta rápidamente, advierte el informe.

El 25 % de las tierras del planeta están degradados, señala.

Otro 8 % presenta una degradación moderada, el 36 % está en condiciones de estabilidad o con una degradación ligera y el 10 % se clasifica como tierras que "mejoran", matiza.

La superficie restante del planeta está desnuda (alrededor de un 18 %) o cubierta por masas de agua continentales (alrededor del 2 %), puntualiza.

La definición de la FAO de degradación va más allá del deterioro de las tierras y las aguas en sí mismas, e incluye una evaluación de otros aspectos de los ecosistemas afectados, como la pérdida de biodiversidad.



EFE