AFP) - Obligado por reglas electorales, el favorito para los comicios presidenciales de México, el opositor del PRI Enrique Peña Nieto, asistirá el domingo al primer debate televisivo con sus rivales, en una campaña en la que evitó la confrontación directa para mantener su ventaja.
Tras un mes de campaña, Josefina Vázquez, candidata del Partido Acción Nacional (PAN), y Andrés Manuel López Obrador, del bloque de izquierda, abordan el debate como una oportunidad de quebrar la ventaja de Peña Nieto, abogado de 45 años que aspira a recuperar el poder que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) mantuvo por siete décadas.
El último sondeo de la consultora Mitofsky da a Peña Nieto 38% de las intenciones de voto, 22% a Vázquez Mota y 18% a López Obrador. Las encuestas muestran a un 20% de los votantes aún indecisos para los comicios en México, donde no hay reeleccción y el presidente se elige en una sola vuelta.
Sin embargo, el ambiente electoral no ha alcanzado todavía su auge. “Es una campaña sin propuestas, con demasiados spots que nunca dicen nada, parece que apenas van a entrar a la etapa de decir cómo harán lo que prometen”, comentó a la AFP Ivonne Acuña, académica de la Universidad Iberoamericana.
El Instituto Federal Electoral que organiza el debate recomendó a las televisoras su transmisión pero se negó a hacerla obligatoria, y al menos una de las principales cadenas -TV Azteca- creó polémica al anunciar que prefiere transmitir un partido de la liguilla final del fútbol mexicano.Hasta ahora “el debate está muy superficial y no ha despertado el interés de muchos ciudadanos”, estimó por su parte José Antonio Crespo, experto en asuntos electorales del Centro de Investigaciones y Docencia Económicas (CIDE).
El debate televisivo no tiene muchas posibilidades de encender los ánimos en la carrera electoral, pues el esquema negociado minuciosamente lo convierte más en una exposición que en una confrontación: los candidatos conocen de antemano los temas y no está previsto que se cuestionen entre sí.
“Si no pasa algo verdaderamente extraordinario, como la revelación de información muy especial (desfavorable) para el candidato puntero (…), lo más probable es que las tendencias se mantengan” y la campaña continúe con su monotonía, advirtió Nicolás Lazo, experto en análisis de elecciones de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Peña Nieto, quien casi siempre se desplaza con su esposa, la popular actriz de telenovelas Angélica Rivera, ha optado por “mantener esta imagen de hombre joven atractivo -blanco de caricaturas periodísticas por el pelo engomado- con cierto carisma para mucha gente”, comentó Crespo.
El PRI, que gobernó México desde 1929 hasta 2000 cuando el PAN lo sacó de la presidencia,presenta a Peña Nieto como una figura renovadora.
Por su parte, Vázquez Mota, primera mujer en competir por la presidencia por un partido grande en México, parece entrampada en los errores de organización y una actitud que se percibe “frágil y nerviosa” y que evidencia “improvisación y desorganización”, afirmó Crespo.Acuña dice que Peña Nieto trata de evitar traspiés, “por eso su reticencia a participar en más debates”. En diciembre, en la feria del Libro de Guadalajara, tuvo un fuerte revés cuando titubeó al responder una pregunta sobre los libros que han marcado su vida y sólo atinó a citar La Biblia.
Finalmente, López Obrador, perdedor por estrecho margen en 2006, ha optado por dejar a un lado su fama de conflictivo y propone una campaña basada en la consigna de que “ser revolucionario es ser movidos por el amor al prójimo”.
“Él despierta pasiones, lo aman o lo odian, y por eso debe ser cuidadoso, pero no con esa actitud de amor y paz, que muchos no le han comprado”, apuntó Acuña.