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domingo, 16 de septiembre de 2012

Israel festeja el Año Nuevo judío con incertidumbre política y económica


El año nuevo judío, o Rosh Hashaná, se inicia con la perspectiva de una fuerte subida de precios y la incertidumbre de si el año hebreo 5773 (2012-2013) será de guerra o de paz, tras las amenazas de Israel de atacar Irán para impedir que consiga armas nucleares.

Los israelíes judíos, que rondan los 6 millones, deberán comer durante la festividad muchas manzanas empapadas en miel como símbolo de buenos deseos para el año que viene, pues los próximos meses se prevén inestables tanto en el plano económico como en el político.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se encuentra sometido a grandes presiones por las agencias internacionales de riesgo para que mantenga la credibilidad fiscal de la que hasta ahora ha gozado el país, en medio de la crisis mundial y en momentos en que la economía decrece y los ingresos tributarios son cada vez menores.

"Es duro (..) impuestos y más impuestos. La verdad es que es preocupante y la pregunta que nos hacemos es si es necesario", dijo hoy a Efe Elior Vardi, un joven de 22 años vecino de Jerusalén.

Pese a haber adoptado algunas medidas destinadas a paliar la falta de liquidez en las arcas públicas, como el aumento del IVA al 17 por ciento y una subida de impuestos, Netanyahu no ha logrado afianzar unos presupuestos que podrían hacer caer a su Ejecutivo.

Y es que dos de sus cinco socios de la coalición de Gobierno se han opuesto a su plan de austeridad y podrían precipitar la celebración de elecciones anticipadas.

El gobernador del Banco de Israel, Stanley Fischer, vaticina en una entrevista a la revista económica "The Marker" que, si el Gobierno no logra pasar los presupuestos de 2013 en octubre, el país debería ir a las urnas para despejar la incertidumbre.

A pesar de que Israel tiene previsto un crecimiento para 2012 del 3,2 %, se encuentra en un proceso de desaceleración respecto a años anteriores, en parte debido a que el 40 % de su economía se basa en las exportaciones, que se resienten por la crisis en Europa (su principal mercado) y EEUU.

A ello se ha sumado una subida en los carburantes y la harina, que tiran hacia arriba de todos los precios en el mercado.

El Índice de Precios al Consumo (IPC) del mes de agosto subió un 1 % y se prevé que, al concluir la festividad, repunte en septiembre y octubre.

Cerca de la mitad de los israelíes judíos se sienten inseguros sobre su situación económica, según un reciente estudio realizado por el Instituto Demográfico y la Universidad de Tel Aviv.

Asimismo, un tercio no puede cubrir sus necesidades básicas mensuales y el 76 % opina que el Gobierno debería haber buscado otras vías para reducir el déficit, en lugar de elevar el IVA.

En cuanto a si Israel debe lanzar un ataque preventivo contra las instalaciones nucleares iraníes, la población se muestra dividida.

Así, el 43 % los judíos israelíes apoya a Netanyahu en su firme postura de involucrar al presidente de EEUU, Barack Obama, en una eventual acción militar contra Irán, mientras que el 40 % considera ese enfoque desaconsejable.

Estos datos salen a la luz en medio de la tensión creciente y manifiesta entre Netanyahu y Obama sobre cómo detener el programa nuclear o si se deben fijar líneas rojas al régimen de Teherán.

"Estos son asuntos (mayores) de primer ministro, aunque no cabe ninguna duda de que Irán supone una amenaza para nosotros", explica Vardi, quien no descarta que este año 5773 sea crucial porque "la opción más terrible es que Irán nos ataque primero".

Odelia Abutbul, de 24 años y estudiante de arquitectura, tiene una respuesta mucho más espiritual y es la de que todas las guerras son preludio de "la llegada de la paz universal", para ella, el mesías.

"Nunca habrá paz entre los pueblos, siempre hubo conflicto entre judíos y musulmanes, y sólo alguien de arriba lo puede parar", afirma en declaraciones a Efe.

Entretanto, los judíos dentro y fuera de Israel se preparan para conmemorar el Rosh Hashaná, que literalmente significa "Cabeza de Año" o "Año nuevo".

La festividad, que comienza al anochecer y se prolonga dos días, se caracteriza por la degustación de alimentos dulces y el sonido del "shofar", un instrumento musical hecho con el cuerno de un carnero.

Otra de las costumbres seguidas por los más devotos es acudir a fuentes de agua como mares, ríos o manantiales para leer oraciones y con las que se "arrojan" trozos de pan para deshacerse simbólicamente de los "pecados e inmoralidades" del año que concluye.


EFE