A raíz de una invitación que le hicieran unos "amigos y camaradas" del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), así como del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y del Gran Polo Patriótico (GPP) que militan en San Agustín, el semiólogo y comunicador mexicano Fernando Buen Abad recorrió este sector popular de Caracas para sumarse a la tarea de "tocar las puertas que se deben tocar para ensanchar la lucha revolucionaria".

Explicó que, mediante esta visita, también cumplió su compromiso asumido con la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad y su plan "Palabras en Puerta", para aprender lo que considera que "un pueblo enseña cuando está en Revolución".

También quiso aprovechar la oportunidad para divulgar las ideas que plantea en una serie de escritos digitales a los que ha denominado "Mensaje Urgente a Venezuela", que contienen las ideas que inspira la Revolución Bolivariana.

Pero en definitiva, su presencia en el lugar obedecía a la necesidad de conversar sobre el plan de Gobierno del candidato socialista, Hugo Chávez, a fin de llevar a cabo “una lectura dinámica de sus tesis y explorar cómo se vive en la realidad cruda y dura de ese barrio, el concepto de barrera del no retorno”.

Sobre esta enriquecedora experiencia, el especialista en comunicación conversó con el Correo del Orinoco.

-Usted se ha declarado amoroso de la Revolución que se desarrolla en Venezuela, a la que también ha calificado como bonita. ¿Por qué piensa que es bonita y por qué le ofrece sus sentimientos a este proceso político?

-En realidad no hago más que repetir la definición que el presidente Hugo Chávez ha hecho del proceso revolucionario socialista que florece en Venezuela. Y lo repito porque define, con claridad, un conjunto de ideas y afectos que son indispensables en una Revolución que indaga caminos hacia el socialismo.

Lo bonito, añadió, "es una categoría estética muy importante. Se usa de mil maneras y por razones muy diversas".

En el caso de una Revolución Socialista, afirmó, "la palabra bonita es mucho más que un adjetivo, porque cumple con ser una caracterización política que, según el poeta André Breton, establece nuevos desafíos, especialmente en la batalla de las ideas, donde es imprescindible recategorizar un mundo entero que el socialismo está creando". Consideró, en ese sentido, que dicho planteamiento se sintetiza en la tesis de Breton: "que la ética sea la estética del futuro".

Patrullero de corazón
-Usted, además se autonombró patrullero del Partido Socialista Unido de Venezuela. ¿Con qué finalidad?

-Creo que toda organización socialista debe aspirar a la construcción de un partido mundial de la clase trabajadora. Yo sé que me he autonombrado patrullero abusando fraternalmente de la confianza de mis amigos y camaradas venezolanos y respetuosamente, toda vez que puedo, explico la vocación internacionalista de mi atrevimiento. Espero siempre que a nadie ofenda mi iniciativa como espero que la imiten muchos otros luchadores solidarios con la Revolución Bonita, en cualquier parte del planeta donde luchen por el socialismo.

Dijo que esta también es una manera de sumarse a las tareas que considera "urgentes y obligatorias"; en especial, el debate y la contribución al programa de gobierno del presidente Chávez, así como al debate sobre el programa del partido y su perfeccionamiento constante, el perfeccionamiento de la democracia interna, la guerra al burocratismo y en general, las tareas militantes en favor de la organización del proletariado para derrotar definitivamente al capitalismo.

"Es en suma, un gesto de mis ansias por hermanar mi trabajo y hacerlo útil a la lucha que Venezuela viene cumpliendo", reflexionó.

-Usted recorrió el barrio San Agustín, en Caracas. ¿Qué descubrió durante esta visita: cosas buenas, cosas malas, realidades, engaños, manipulaciones?

-No es la primera vez que voy a un barrio a sumarme a las tareas de la Revolución, pero esta fue una experiencia muy especial. Pude ver y sentir el triunfo del 7 de octubre desde las profundidades de la mirada y el corazón de esos venezolanos que, aun teniendo condiciones de vida muy adversas, no se confunden y luchan al lado de su Presidente. Sentí una convicción y una claridad que son realmente alimento revolucionario incuestionable. Escuché críticas duras y propuestas nítidas. Escuché dolores históricos y percibí vientos de futuro en los cuatro puntos cardinales. Escuché voces nada complacientes y al mismo tiempo comprometidas con la Revolución. Como debe ser, según mi entender.

Relató que algunas señoras, que notaron que no era del barrio, le pidieron que se identificara, que explicara a qué fue y aclarara de qué lado estaba, "porque ellas no aceptan más a gente extraña para que llegue a mentir". Esa mezcla revolucionaria de desconfianza y certeza significó para Buen Abad “un gran avance de conciencia y un gran ejemplo".

-¿Esperaba encontrarse con este panorama o fue totalmente opuesto a lo que se planteó en principio?

-En realidad me llevé una gran lección, para mí y para mis tareas como filósofo y como militante. Ahora comparto con mis camaradas, mis estudiantes y mis colegas de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad los videos, las fotos y las notas de prensa que surgieron de esa visita.

Refirió que ese material "vale oro" porque "es uno de los millones de testimonios de una lucha inmensa que avanza con sus ritmos y sus contradicciones y nos da orientación y claridad para contárselo al mundo". 

El autobús es un insulto
-El candidato opositor dice que cuenta con el apoyo de los sectores populares. ¿Usted qué observó en su visita a San Agustín? ¿Los habitantes de ese sector apoyan a Chávez o a Capriles? ¿Qué piensan de ambos?

-Puse atención especial a este asunto porque me interesa mucho comprender por dónde se mueven los pensamientos políticos del pueblo venezolano. En San Agustín solo escuché voces que apoyan el proyecto del candidato Hugo Chávez, porque son las que predominan. Voces incluso no chavistas, y muy críticas de la burocracia, que me hablaron de sus problemas y de sus propuestas y que creen que Chávez debería incluir algunas de sus ideas en la campaña.

El especialista relató que también escuchó quejas sobre la comunicación, algunas tesis sobre la necesidad de estar unidos, argumentos sobre la tardanza de algunas soluciones y agradecimientos profundos por el Metrocable, los Centros de Diagnóstico Integral (CDI), la atención médica, los créditos para arreglos de vivienda y los mercales. Además les manifestaron diversas exigencias para el mejoramiento urbano y algunas sobre la inseguridad. No obstante, contrastó que "ni una sola voz se refirió a Capriles como solución alguna para todo lo que les aqueja y quedé convencido de que una inmensa mayoría ahí mira a Chávez como el mejor camino".

-Desde el punto de vista semiótico, ¿qué significado tiene la invitación que hace Capriles en su campaña a subirse a lo que su equipo ha denominado el autobús del progreso?

-Expresa una lógica muy rudimentaria, paternalista y autoritaria en la disputa por el campo simbólico. Especialmente expresa una lógica de la subestimación de clase. La idea de que el progreso es un autobús, que está ahí o que conduce hacia ahí, contiene la ofensa de considerar al pueblo como un pasajero, como alguien al que hay que llevar (o acarrear) a una tierra ajena, donde solo sabe llegar un conductor o Führer, según le llaman en algunas doctrinas nazi-fascistas de la manipulación mediática.

Para Buen Abad, la idea de progreso en manos de la oligarquía implica exclusivamente elevar la calidad de la mano de obra para explotarla con mayores méritos. "Esa metáfora del autobús del progreso transita los territorios sinuosos de guerras psicológicas". No obstante, celebró que la buena noticia en todo esto es que "en un país donde hay una transición revolucionaria al socialismo, el pueblo tiene muy clara conciencia de que ese autobús de la oligarquía solo conduce al abismo. Es nuestro deber dejarlo muy en claro".

Engaño sin efecto
¿Encuentra aspectos positivos o negativos en su propuesta como candidato a la Presidencia de la República?

-Al menos en los barrios que he podido visitar, el engaño del progreso burgués no tiene efecto alguno. A lo sumo despertará alguna pregunta paradojal sobre el tipo de progreso en el que pueda pensar una clase social oligarca que solo ha fabricado desastres ecológicos, económicos y humanos a diestra y siniestra. Acaso despierta chistes, como los que escuché en Táchira, sobre cómo disfrazar de progreso un plan que, en realidad, todo es retroceso. "Creo que a los ojos del pueblo venezolano esa clase de argucias propagandísticas a la oposición solo le reditúa saldos negativos. Y es lógico porque no saben cómo hacer interlocución ante un pueblo inteligente, al que odian y subestiman siempre", respondió.

La oposición es incapaz de comprender al pueblo
-¿Cree que hasta ahora se ha consolidado el proyecto revolucionario del Gobierno de Chávez en los sectores populares venezolanos como San Agustín?
-No tengo duda. La mejor prueba es que se ha derrotado el conformismo y que el pueblo revolucionario exige cada día más y mejores condiciones, tal cual es su derecho y tal cual es el propósito y obligación de la Revolución Socialista.

De hecho, aseguró que hay áreas que van más despacio de lo que se quiere, e incluso, de lo que se puede, pero de igual manera hay tareas que avanzan más rápido de lo que se aprecia.

"Esa es la Revolución en su etapa de transición, eso es algo de lo que más cuesta entender. Y eso es también algo que desespera mucho a una oposición incapaz de comprender al pueblo venezolano", acentuó.

Precisó Fernando Buen Abad que, el gran problema de la Revolución no es convencer a Venezuela o al mundo sobre sus inobjetables triunfos. "El gran problema de la Revolución es que esos logros no se invisibilicen creyendo que todo cae del cielo, que ya se llegó a lo máximo, y no nos demos cuenta de la trampa del acostumbramiento y del triunfalismo", concluyó.